De tan presente que está en nuestras vidas, quizás no le hacemos el caso que merece. Y es que la Fira de Barcelona ya estaba antes de que viniéramos al mundo todos los que hoy estamos vivos en la ciudad (que me disculpen los abuelos centenarios, porque en todo caso no tenían uso de razón cuando esta institución empezaba a andar). Vamos por partes. La primera Fira de Mostres de Barcelona se celebró en 1920, y es el precedente más directo que podemos encontrar de la Fira actual, pero mucho antes la Ciudad Condal ya había hecho patente su vocación de mostrarse al mundo porque en el lejano 1844 organizó la llamada Exposició General de Barcelona, mientras que en 1860 se celebró la Exposició d'Indústria, Arts i Oficis; en 1871, la Exposició General Catalana; y, seis años más tarde, la Exposició de Productes Catalans. Eso sí, el gran acontecimiento que proyectaría de manera definitiva la ciudad hacia el mundo fue la Exposición Universal de 1888, que tuvo como centro de actividades el parque de la Ciutadella. Y como decíamos, en 1920 la primera Fira de Mostres, que abrió la puerta a las celebraciones periódicas de salones temáticos. En 1929, se produjo el segundo gran hito destinado al público de fronteras afuera, como fue la célebre Exposición Internacional que permitió conquistar la montaña de Montjuïc. Con la República, vendría la formalización de la entidad, dado que en 1932 se constituyó la Fira Internacional de Barcelona.
Pasados los años grises de la dictadura y la primera década de la democracia, a inicios de los 90 se hizo patente que el recinto tradicional de Montjuïc se había quedado pequeño y, para solucionarlo, se adquirieron los terrenos conocidos entonces como Polígon Pedrosa, cerca del tramo de la Gran Via que transita por el municipio de l'Hospitalet de Llobregat. Después de una serie de ampliaciones progresivas, la zona es ahora el corazón de la Fira por la cantidad de metros cuadrados que ofrece, que han dejado la zona original de Montjuïc en el hermano pequeño de la marca Fira (240.000 metros cuadrados de la zona de expansión respecto a los 150.000 del área tradicional). Todo ello para acontecer, sin ningún tipo de discusión, una de las instituciones feriales más importantes del continente, superando los 200 millones de euros de ingresos gracias a los más de 150 acontecimientos que celebra anualmente.
La zona de Gran Via que transita por l'Hospitalet de Llobregat es ahora el corazón de la Fira por la cantidad de metros cuadrados que ofrece, que han dejado a Montjuïc como el hermano pequeño de la marca
La última reestructuración corporativa a la Fira sucedió coincidiendo con el cambio de siglo, porque se procedió a rediseñar su sistema de gobierno, con la entrada de la Generalitat y la creación de un consejo de administración y una gestión con ejecutivos profesionales. En consecuencia, ahora existe como cúpula máxima un consejo general, formado por representantes del Govern, de los ayuntamientos de Barcelona y l'Hospitalet y por miembros de la Cambra de Comerç. Como representantes de los municipios están la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau Ballano, que ejerce como presidenta de este consejo, además de Núria Marín Martínez (alcaldesa de l'Hospitalet), y de los regidores Elsa Artadi Vilay Ernest Maragall Mira. Los representantes de la Generalitat son Roger Torrent Ramió, Jordi Cabrafiga Macias, Núria Cuenca León, Ricard Font Hereu y OriolSagrera Saula. Finalmente, en cuanto a los representantes de la Cambra, encontramos a Mònica Roca Aparici (presidenta de la institución y empresaria de nuevas tecnologías), Enric Crous Millet (cara visible de la cervecera Damm durante muchos años), Joan Font Fabregó (propietario de los supermercados BonPreu), Jordi Pomarol Clotet (actuario y emprendedor) y MontserratSoler Prat (arquitecta).
El consejo de administración está constituido por siete o nueve miembros nombrados por el consejo general, a propuesta de la Cambra de Comerç. También será este órgano el que nombre el presidente del consejo de administración, un cargo que en la actualidad recae en la figura de PauRelat Vidal, que ocupa la silla desde 2018. Relat es un farmacéutico que desde 2001 se desarrolla como primer ejecutivo de la empresa donde trabaja, Mat Holding, una multinacional catalana dedicada al tratamiento del agua para cultivos que pertenece a la familia Matosas (una de las fortunas más grandes del país). El resto de miembros del consejo de administración son Mar Alarcón Batlle (emprendedora en el sector de las nuevas tecnologías), Luis Conde Möller (empresario del ámbito de la selección de personal a través de su firma Seeliger & Conde), Agustín Cordón Barrenechea (economista formado en el mundo de la auditoría y que ha sido vinculado a compañías como la cervecera Busch, Sara Lee o Grupo Zeta), Pedro Fontana García (directivo histórico del BBVA en Catalunya y que hoy forma parte de la ejecutiva del grupo francés de catering Elior), Helena Guardans Cambó (nieta de Francesc Cambó y empresaria), Miquel Martí Escursell (presidente de Moventia) y ManelVallet Garriga (propietario de Catalonia Hotels).
La concesión del CCIB es para un periodo de 25 años y permitirá que la Fira añada una pata a su actividad: la zona de Diagonal Mar
El tercer peldaño de los órganos de gobierno de la Fira ya es puramente ejecutivo, y es el que encabeza su director general, Constantí Serrallonga Tintoré, en el cargo desde 2015. Serrallonga es un economista que proviene del mundo municipal, dado que fue el gerente del Ayuntamiento de Barcelona entre 2011 y 2015 y previamente (desde 2002) había sido consejero delegado de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB), la empresa pública que gestiona el bus y metro de Barcelona. Entremedias, en 2008, fue nombrado consejero delegado del operador logístico Tradisa.
Expansión a Diagonal Mar
Últimamente, la Fira ha sido noticia porque se ha conocido que asumirá la gestión de otra institución clave para la proyección de Barcelona, como es el Centre de Convencions Internacional de Barcelona (CCIB), uno de los equipamientos más destacados de la zona del Fòrum. La concesión que le ha hecho el Ayuntamiento de Barcelona es para un periodo de 25 años y permitirá que la Fira distribuya su actividad en tres patas diferenciadas: la tradicional de Montjuïc, la zona de expansión de Gran Via y esta nueva en Diagonal Mar, en el extremo norte de Barcelona. La aportación del CCIB a los recursos que gestiona la Fira no es menor, porque dispone de una superficie de 100.000 metros cuadrados divididos en casi 50 salas diferentes dentro de los dos edificios del complejo. Algunos de los congresos que se han celebrado allí en los últimos años superan los 10.000 asistentes, lo que da una idea bastante clara de la capacidad de gestión del centro.
No hay ninguna duda de que la Fira de Barcelona es una de aquellas instituciones medulares que permite que la ciudad se haya hecho un lugar en la primera división mundial en muchos de los ámbitos en los que compite.