El anuncio de Nissan del cierre de las plantas en Catalunya marca el final de un periodo que alcanza cien años de la historia empresarial del país. Una historia que empieza en 1920 cuando la compañía automovilística más importante, conocida por sus métodos de producción en masa de su Modelo T, Ford Motor Company, se instaló por primera vez en España, concretamente en Cádiz, si bien en 1923, debido a las dificultades de gestión que caracterizaron estos primeros años, es trasladar a Barcelona. La capital catalana ya había sido considerada el lugar ideal inicialmente, cuando en la década de 1910 varios ejecutivos de Detroit decidieron ampliar sus actividades en Europa. Pero muy probablemente descartaron Barcelona debido al elevado nivel de conflictividad laboral que había entonces.
De 1920 a 1929, la filial española de la empresa norteamericana no era más que una planta de montaje controlada y dirigida totalmente desde Detroit. Sin embargo, en 1929, Ford Motor Company reorganizó su estrategia internacional permitiendo la entrada, por primera vez, de capital local a sus filiales extranjeras. Como resultado, se forma Ford Motor Company Ltd en Inglaterra, con un 60% propiedad de Ford EE.UU. y el resto en manso de capital local. A su vez, la Ford británica controlaba el resto de las filiales europeas. De este modo, Ford Motor Company España se convertiría en Ford Motor Ibérica SA., con un 40% participado por capital local.
La efervescencia local del automóvil
La década de los veinte son una época de efervescencia local del automóvil. En Barcelona coinciden filiales de las dos más importantes compañías americanas, General Motors y Ford, con destacados representantes locales como Elizalde e Hispano Suiza. Ford Motor Company tiene una historia que alcanza un cuarto de siglo, hasta 1954. Las previsiones iniciales de la compañía automovilística fueron muy positivas. La empresa incluso consiguió, en 1935, los mejores resultados de cualquier otra filial de Ford en Europa, excepto la británica. Estas perspectivas optimistas, que incluso hicieron que se planificase una considerable expansión de las instalaciones y la capacidad productiva de la planta, fueron truncadas por la Guerra civil de 36 y la posterior política autárquica del franquismo. Después de casi dos décadas de 'tira y afloja', Ford decidió abandonar España, dando lugar a la creación de Motor Ibérica, SA. La rebautizada empresa española nació bajo las disposiciones franquistas para la promoción de la industria nacional, y de este modo consiguió que se le otorgara la fabricación de tractores y camiones.
En 1967, coincidiendo con la relativa apertura económica y el abandono de los planes autárquicos del franquismo gracias a la adopción de las medidas liberalizadoras del plan de estabilización de 1959, Motor Ibérica se asoció con la compañía canadiense, Massey Fergusson. De la mano de esta compañía multinacional, la empresa española adoptó una estrategia de expansión en el sector de la maquinaria agrícola, que la traería a formar un grupo considerablemente importando de empresas participadas que iban desde forja, la estampación y la función hasta la comercialización y distribución de vehículos. La asociación con Massey Fergusson continuó hasta el 1979.
A partir de los años ochenta, el que empezó como una simple planta de montaje propiedad de Ford Motor Company se convertiría en Nissan Motor Ibérica. El aterrizaje japonés en Europa se inició a finales de la década de los 70 del siglo XX. Nissan Motor Company fue el primer fabricante japonés de automóviles a establecer una estrategia de inversión extranjera directa para penetrar y establecerse en un mercado europeo fuertemente protegido.
"Actualmente quién parece mejor posicionada para liderar el cambio hacia un sector automovilístico eléctrico es China. Y de momento, en este tablero de ajedrez internacional del sector automovilístico la pieza sacrificada ha sido Barcelona"
Y llegamos a 2020. Han pasado cien años y la historia parece que llega a su fin. De un tiempo a esta parte la industria del automóvil pasa por importantes dificultades. La industria europea, que durante mucho tiempo ha liderado la producción mundial, junto con los EE.UU. y Japón, está en riesgo. Incluso, se pone en entredicho si esta industria europea del automóvil será o no capaz de adaptarse a los tiempos futuros, que parecemos apuntar hacia una industria que será eléctrica o eléctrica.
Actualmente quién parece mejor posicionada para liderar el cambio hacia un sector automovilístico eléctrico es China. El país asiático no tiene el "peso" de la historia, lo cual la hace menos dependiente de la senda (lo que los economistas denominan path dependency). Aun así, de hoy para mañana los coches no pasarán a ser todos eléctricos, habrá un periodo, más o menos, largo de adaptación. Durante este periodo de transición las empresas europeas se tendrán que posicionar estratégicamente y reconstruir "eléctricamente" el sector. Habrá que ver si Renault-Nissan será o no capaz. De momento, en este tablero de ajedrez internacional del sector automovilístico la pieza sacrificada ha sido Barcelona.