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Freshly Cosmetics, de un sueño a facturar más de 50 millones de euros

En cinco años, Freshly ha pasado de facturar 300.000 a 55 millones de euros y convertirse en un referente en la cosmética

Freshly Cosmetics sacó los primeros productos el 2016 | Cedida
Freshly Cosmetics sacó los primeros productos el 2016 | Cedida
Bernat Bella
Periodista
20 de Septiembre de 2021

Los ingenieros químicos Miquel Antolín, Mireia Taladrado y Joan Miralles tenían 24 años cuando crearon Freshly Cosmetics, una marca de cosmética que apostaba por la innovación y la sostenibilidad, con productos naturales como bandera y la venta y marketing digital como herramienta. Fue en 2016 y les costó mucho encontrar laboratorios que quisieran fabricar sus creaciones. Poca gente creía en su proyecto.

 

Pero cinco años después, Freshly se convirtió en una de las principales marcas del sector y esperan superar los 50 millones de facturación en 2021. Ahora, las peticiones de laboratorios y proveedores para colaborar con ellos son constantes. Una revolución que empezó cómo una aventura de vida.

Antolín: "Priorizamos el hecho de sentirnos satisfechos. Pero con las ganas y la ignorancia, no llegas a tener miedo"

Al acabar la carrera y un máster, los tres entraron a trabajar en el sector petroquímico de Tarragona . "La Mireia y yo nos dimos cuenta rápidamente que no era lo que nos gustaba. Era un ámbito con muy poca innovación", recuerda Miquel Antolín. La creatividad era una de sus motivaciones y, durante los estudios, ya habían ganado varios concursos de ideas.

 

Con 23 años, los dos decidieron dejar el trabajo. Todavía no tenían ninguna idea de negocio, pero querían dedicarle todas su energía. "Priorizamos el hecho de sentirnos satisfechos. El riesgo era elevado, porque era nuestra primera empresa. Pero con las ganas y la ignorancia, no llegas a tener miedo. Cuando lo vives, el fracaso no existe con aquella edad. Está bien la prudencia, pero siempre poniendo por delante las oportunidades", enfatiza Antolín.

Una madre como inspiración

Después de descartar una startup tecnológica, se centraron en su campo, el de la química. Y, cómo pasa muchas veces, la idea surgió casi de casualidad. "Mi madre hacía cosmética y jabones naturales como entretenimiento. Y la Mireia empezó a investigar el sector, mi madre fue su inspiración", explica Antolín.

Esta investigación les abrió dos grandes agujeros en el sector de la cosmética: los productos naturales y la venta directa al consumidor. "En 2015, toda la cosmética natural era muy antigua, de herbolariio y poco atractiva para el público joven. Podría ser mucho más milenial", destaca. Y en aquel momento, tampoco vieron ninguna marca que vendiera por Internet directamente a los clientes. Uniendo estos dos puntos, surgió Freshly y los primeros productos salieron al mercado a principios de 2016.

Nadie los creía

Así, los jóvenes empezaron a trabajar en formulaciones, con la idea de llevarlas a laboratorios para que las fabricaran. Pero fue difícil que el "mercado reconociera unos jóvenes de 23 años". "Nos decían que era imposible, que no había bastante adelantos para hacer cosmética natural de aquel nivel. No confiaban en nosotros", resume Antolín.

Hasta siete laboratorios les cerraron las puertas, hasta que uno apostó y elaboraron sus primeros cinco productos. Pero también necesitaban dinero, cosa que no tenían. Solo habían trabajado unos meses. La madre del Miquel aportó buena parte de los 20.000 euros iniciales que requerían. Y llegaron a los 80.000 euros gracias a un crowdfunding y a ganar varios premios de innovación.

Durante los primeros meses, todo lo hacían ellos tres. Las formulaciones, la preparación de los pedidos, la relación con los clientes. Pero en otoño ya vieron que el negocio crecía potencialmente y empezaron a incorporar gente. El primer año acabaron con una facturación de 300.000 euros. Y, desde entonces, no han parado de crecer y en ningún ejercicio han registrado pérdidas. De tres personas y 300.000 euros, a 55 millones y 250 trabajadores.

Una apuesta única

"Fue una apuesta por la cosmética natural y sostenible, conceptos de los que no se hablaba tanto en aquel momento". También fueron de los primeros en potenciar la venta digital como principal canal. "Mucha gente nos decía que los clientes no comprarían por Internet, porque la cosmética se tenía que probar, oler...", apunta Antolín. Pero no ha sido así y ahora ya hay muchas marcas que han seguido sus pasos.

Y recogieron los frutos con un crecimiento exponencial cada año en su facturación: 300.000 euros, 1,7 millones, 4 millones, 13 millones, 30 millones y, en 2021, más de 50. En 2016, salimos en febrero y finalizamos el año con 300.000 euros.

Instagram e influencers como plataforma

El ámbito digital no solo ha sido un éxito para Freshly como canal de venta, sino como posicionamiento de marca. En las redes sociales suman 1,5 millones de seguidores y, a través de colaboraciones con influencers, que les interesaba potenciar su imagen vinculándose a una marca sostenible y saludable, han llegado a centenares de miles de personas.

Y también ha sido una herramienta para la atención a los consumidores: "El factor diferencial es estar muy próximo al cliente y darnos cuenta de que estamos aquí para servirlo, hacer lo que necesita. Escuchamos realmente a la gente. Es el éxito real".

Antolín: "El ámbito digital ha tenido un impacto radical"

"El ámbito digital ha tenido un impacto radical. Si no lo hubiéramos hecho así, con un modelo de distribución tradicional, hubiera sido prácticamente imposible penetrar en un mercado cómo la cosmética con tantas marcas", resume.

El mundo, el siguiente paso

Un golpe plenamente consolidado en España , su objetivo es llevar la marca a todo el mundo. Actualmente el 80 % de las ventas son al Estado y Francia y Portugal son los principales mercados en el extranjero. También están empezando a entrar en China y en otros países europeos.

"Nuestro objetivo es escalar la visión de Freshly a nivel global. Tiene una propuesta de valor que interesará a cualquier país", resume Antolín.

Inversión externa

Hasta ahora, Freshly ha rechazado todas las propuestas de inversores externos. Su crecimiento ha sido orgánico y no han necesitado ninguna financiación externa, más allá de la bancaria. Pero ahora, con el reto de llegar a todo el mundo, la posición ha cambiado.

"Aquellos que puedan llegar a colaborar tienen que ser empresas con valores muy claros. Venimos a revolucionar el sector del cosmético, para estar durante el máximo de años en el mercado. Es una apuesta de futuro a largo plazo y quien invierta, lo tiene que ver así", explica.

Antolín: "Es una aventura de vida, sin ningún objetivo de enriquecernos"

Lo que sí que descartan es vender la empresa. Con 28 años, su negocio genera decenas de millones de euros y seguro que muchas marcas podrían estar interesadas. Pero no entra en sus planes.

"Es una aventura de vida, sin ningún objetivo de enriquecernos. Es una voluntad humana para aportar a la sociedad", sentencia Miquel Antolín.