“Ningún jugador en el mundo puede tener dudas de si quiere estar vistiendo los colores del Barça o irse a otro Club”, decía JohanCruyff.
El momento histórico es diferente, pero aunque la situación deportiva, social y económica es muy grave, hoy más que nunca es cuando más válida es esta afirmación, que no deja de ser una parte intrínseca de la filosofía que ha generado más éxitos al club y también a sus deportistas. Un análisis objetivo del pasado nos determina que en la mayoría de casos, tanto desde el punto de vista deportivo como económico “hace frío fuera del Barça” .
Otra promesa que, por precipitación, un mal consejo acompañado de dinero, quema una carrera por las prisas y el desconocimiento de no saber que lo que aquí funciona, fuera es muy probable que no
“No es falta de talento” me comentaba un miembro del equipo metodológico del Club hace un tiempo, “es la adaptación a otro futbol, a otro esquema, a otras directrices”. Al final, muchos deportistas siguen desde alevines una forma de entender el juego, de moverse, de activarse. Es un modelo único, que requiere una dedicación exclusiva en una metodología concreta. Al sacarlos de ese hábitat, empiezan los miedos, las inseguridades, empiezan las dudas, y si a eso se añade la poca paciencia de un club comprador del jugador acabas con un alto porcentaje de juguete roto. Otra promesa que, por precipitación, un mal consejo acompañado de dinero, quema una carrera por las prisas y el desconocimiento de no saber que lo que aquí funciona, fuera es muy probable que no.
Lo mismo ocurre a la inversa, jugadores formados en otras escuelas futbolísticas, con modelos distintos, con distintos entornos, ni mejores ni peores, simplemente distintos, no funcionan.
De ahí se pueden extraer unas conclusiones claras basadas en el método y la experiencia;
Trabajamos durante mucho tiempo en un método que a mí me gusta denominar “Cruyffismo económico” que se centra básicamente en tres aspectos en la relación con el deportista de élite y que es plenamente valido en la vertiente económica;
- El deportista tiene que demostrar su implicación con el proyecto, con el Club, y alinear sus éxitos a los del Club. Por tanto, las evidentes conclusiones serían mantener una escala salarial en relación con el talento y experiencia, con una mayor parte del equipo formado en la Masía, y contratos cortos con bonus importantes por rendimiento y éxito colectivo, lo que conocemos como variables por éxito. En ese sentido, el Club debe ser razonablemente estricto para mantener el método, aún cuando de su aplicación se pueda producir el coste de perder por el camino a algún jugador.
- El cambio en la escala salarial no puede ser “simple” ni “fácil”, se deben establecer proyectos de carrera claros, con un incremento sostenido y sostenible en el tiempo para el Club, en el que el deportista entienda como única la posibilidad de formar parte de un colectivo que le puede dar una relevancia y notoriedad que pocos clubes le pueden garantizar, con los ingresos colaterales que eso conlleva.
- Para garantizar la propia viabilidad del Club, mantener el modelo de propiedad de socias y socios y no perder la competitividad exigida en un Club como el Barça, la mayor parte de jugadores nacerán de la propia formación, reservando algunos lugares en el equipo para jugadores determinantes, que claramente cumplan con el valor diferencial que necesita el colectivo, pero adaptándose a la idiosincrasia del propio Club, y sin romper la escala salarial, que debe contemplar la llegada de algún deportista excepcional para completar la excelencia del equipo.
Quien gasta más, no es quien mejor gestiona. Parece evidente, pero es el gran error de instituciones como el Barça, cuando se ha dejado llevar por el “entorno” y el poco rigor y análisis al abandonar al proceso natural de formación, promoción y madurez, primando las urgencias sin análisis y el gasto sin contención.
Quien gasta más, no es quien mejor gestiona. El gran error de instituciones como el Barça es primar las urgencias sin análisis y el gasto sin contención
Cuando se llega a la conclusión objetiva de cómo debe gestionarse el club en relación a sus deportistas, la siguiente cuestión es saber que piensa el propio futbolista, donde se podrá ver sus aristas o renuncia.
Siendo plenamente objetivos, no hay mejor decisión para un jugador que ha llegado promocionado al primer equipo y se cuenta con él en el proyecto deportivo, que quedarse. En dos claros sentidos: En primer lugar, por el proyecto profesional en el ámbito deportivo, en el que tendrá seguro oportunidades de ganar en lo colectivo, pudiendo promocionarse en lo individual. En segundo lugar, en el económico, ya que los jugadores que han desarrollado su carrera profesional en el Barça han conseguido obtener mejor remuneración económica en el tiempo. Casos como los de CarlesPuyol, Iniesta, y el propio Xavi que renunció a una oferta del Milán para seguir en el Club, son algunas de las demostraciones. Y viene además una pregunta a colación: ¿sería hoy Xavi el entrenador del Barça si se hubiera ido y aceptado la oferta del Milán? Y es que la vida de un deportista de élite continúa después de colgar las botas, y no hay nada mejor que seguir aportando talento e ilusión a tu propio Club.
A los jóvenes futbolistas que tienen pendiente la renovación, en que el Club ha invertido y cree en su potencial y talento, les espera un proyecto de carrera ilusionante, con las dosis de paciencia y atención que necesitan. Con el entorno adecuado y una metodología diseñada para su éxito individual y colectivo. Si nadie se “desvía”, el dinero llegará con mucha probabilidad, llegarán más y con mejores contratos, tal como vayan escalando en experiencia, éxitos y madurez.
Para esos jóvenes futbolistas, desde un punto de vista objetivo, su proyecto está atado al del Barça, donde con mayor probabilidad podrá desarrollar mejor su talento, y adquirir la experiencia necesaria para formar parte de un equipo de referencia en la próxima década.