Más de un centenar de pequeños agricultores del entorno de Sant Pere Pescador unieron sus fuerzas en los años 70 del siglo pasado para distribuir la fruta que cultivaban. Así nació la cooperativa Fructícola Empordà, que hoy en día es una sociedad limitada con 25 socios y que produce 26 millones de kilos de Poma de Girona, reconocida como una Indicación Geográfica Protegida.
Cincuenta años de trabajo en el campo que han sido testigos de su evolución: "Ya no tenemos que imaginar al agricultor con el sombrero de paja, ahora somos empresas y empresarios muy profesionales". Todo ello para conseguir un producto de calidad y muy reconocido, una manzana marcada por la brisa del Mediterráneo y los vientos de los Pirineos.
La Poma de Girona
Aunque ahora la Poma de Girona es una Indicación Geográfica Protegida, no hace tantos años que esta tierra estaba vinculada a la fruta. Miquel Roig, actual director general de Fructícola Empordà, lo explica: "En los años 50 es cuando comienzan las primeras plantaciones de manzanas, de productores muy pequeños, después de que un agricultor las viera en Francia".
Eran pequeños productores que con los años decidieron unirse para comprar maquinaria conjuntamente. Más adelante, ven que necesitan una organización conjunta para comercializar la fruta. "Si no era una guerra y cada uno iba por su cuenta. Querían huir de esta guerra", explica Roig. Fue el nacimiento de la cooperativa en los años 70, con unos 130 socios que cultivaban 1,5 millones de kilos de fruta.
La unión hace la fuerza
"La unión hacía que tuvieran más fuerza de distribución", destaca el director general de Fructícola Empordà. Les facilitaba una economía de escala para reducir costos. Durante las primeras décadas se vendía sobre todo a mercados centrales, como Mercabarna o Mercagirona.
En los años 80 se vivió otro momento importante, con la creación de la fundación Mas Badia junto a otras cooperativas para impulsar investigación privada sobre sistemas de cultivo: "Permitió evolucionar en variedades y técnicas".
Roig: "Estábamos más acomodados"
Solo cinco décadas después de comenzar su cultivo, la Unión Europea concedió la Indicación Geográfica Protegida de la Poma de Girona, una indicación de calidad que pone en valor el producto. "Nos dio mucho renombre", celebra Roig, que descubre los secretos del producto: "Tenemos un clima especial, entre los Pirineos y el Mediterráneo, que nos da una manzana más jugosa, más crujiente y mejor conservación".
Pero la cooperativa iba cada vez peor y hacia el año 2003 estaba inmersa en una fuerte crisis. El sector había cambiado, la venta a granel había decaído y los productores de Fructícola Empordà no habían impulsado las modernizaciones necesarias. "Estaban más acomodados", reconoce el director general. Eran necesarias grandes inversiones para ponerse al día y muchos pequeños productores no las podían asumir. Por eso, una veintena de socios crearon la SL y comenzaron a invertir.
El relanzamiento de Fructícola Empordà y las claves del éxito
"Desde entonces hemos conseguido dar la vuelta a la situación", celebra Roig. De los socios originales quedan muy pocos y muchos desaparecieron con la transformación a Sociedad Limitada. De hecho, Fructícola Empordà fueron pioneros en adquirir nuevas maquinarias y en tecnología para conservar la fruta. Una gran inversión, quiere remarcar Miquel Roig, que se pudo hacer gracias a la confianza de CaixaBank: "Creyeron en el proyecto, otros bancos no quisieron saber nada".
Paralelamente, la empresa fue abandonando los mercados centrales y miró hacia los supermercados. Un cambio que valora muy positivamente, ya que señala que las fluctuaciones de precio de los mercados eran muy especulativas. En cambio, las grandes superficies les ofrecen un precio fijo y una demanda mantenida. Pero para trabajar allí hay que ofrecer un buen servicio y mucha confianza, dos valores que reivindica Roig: "Las claves del éxito son el producto excelente y un servicio excepcional". Un servicio excepcional que logran con un "equipo comprometido": "Tenemos gente muy apasionada".
Una manzana única a reivindicar
Fructícola Empordà ha llevado hasta el extremo su innovación, también en las variedades. De hecho, es el único productor y comercializador de manzana Tessa que hay en el Estado español. "Las nuevas variedades son seleccionadas porque tienen rasgos diferenciales, son más fáciles de producir, tienen mejor sabor y mejor color", explica. Todo ello, para conseguir conquistar al público joven, que en general se aleja de la fruta y verdura.
Miquel Roig también quiere dirigirse al consumidor: "El consumidor conoce poco sobre la Poma de Girona, en general hay muy poca cultura de producto". Por eso pide que todos se conciencien en "consumir producto local": "Es estratégico, alimentas toda la cadena social".
Una oda a los productores locales que Fructícola Empordà tiene en su ADN, aunque todo haya cambiado: "Antes era mucho más romántico y ahora es mucho más profesional. No tiene nada que ver un productor de los años 70 con el de ahora. No es el agricultor con el sombrero de paja. Son empresas y empresarios. Es muy profesional". Una profesionalización que ha permitido a Fructícola sobrevivir durante cincuenta años y ser uno de los abanderados de la Poma de Girona.