¿Por qué hay empresas que continúan trasladando su sede desde Lleida a la vecina Aragón? En una semana marcada por el regreso del Banc Sabadell a Catalunya después de su marcha durante el otoño de 2017 a Alicante, la fuga de empresas leridanas más allá de la Franja de Aragón es siempre un tema recurrente. A la espera de conocer las cifras más recientes, un equipo de investigadores de la Universitat de Lleida y la UPF Barcelona School of Management extrajo los datos necesarios del registro mercantil para llegar a la conclusión de que del 2015 al 2020 un total de 428 empresas cambiaron su sede social; se marcharon de la demarcación de Lleida y no han vuelto. Casi el 40% de ellas habían marchado a Barcelona, mientras que el 19% restante a Aragón, que corresponde a una cifra de 81 compañías que trasladaron su sede a Zaragoza. Y, entre los motivos principales para tomar la decisión de ir a la comunidad autónoma vecina: razones de carácter más político -sobre todo durante el proceso independentista- y económico, como la agilidad administrativa, la predisposición que encuentran en los responsables públicos y la disponibilidad de suelo industrial.
Jesús Torrelles, presidente de Pimec Lleida, explica a VIA Empresa que otro elemento decisorio de la marcha empresarial tiene que ver con las inspecciones y controles reiterativos por parte de la administración pública a las empresas lleidatanas. "Muchas de ellas, entidades de mediana y gran envergadura, reciben visitas anuales debido a su dimensión y el cupo reducido que hay en la zona y eso les causa muchos quebraderos de cabeza". Además, Torrelles destaca la buena acogida de los empresarios leridanos cuando se instalan en Aragón, ya que, según él, los maños les dicen textualmente: "señor catalán, bienvenido. ¡Qué bien que se instale en nuestra zona para traer riqueza!". Según relata el miembro de Pimec, los políticos aragoneses que están al frente de las administraciones rápidamente se "ponen medallas" por el aterrizaje de empresas catalanas y envían personal cualificado que ayude a los emprendedores a establecerse en la zona en pocos meses.
Del 2015 al 2020 un total de 428 empresas leridanas cambiaron su sede social, mayoritariamente entre Barcelona y Aragón
Entre las compañías de la provincia de Lleida que trasladaron sus centros productivos a Aragón está el caso de la empresa de maquinaria agrícola Niubó, que en 2018 acusó la falta de suelo industrial y las trabas administrativas para instalarse en Fraga. A Cocedero de Mariscos les sucedió lo mismo en 2006 y destacaron que había un "escaso interés de las administraciones catalanas por retenerlos en el territorio".
A Early Cherry, que se trata de una empresa agrícola y ganadera, se trasladaron durante el otoño de 2017 a Sariñena, como también la organización Baltrail que se dedica a las actividades inmobiliarias, dejó atrás Almacelles, a escasos kilómetros de Huesca y se establecieron en Zaidín. Otras organizaciones que se han movido de territorio son Bewi Farm, centrados en la industria porcina, que se marchó de Tàrrega para instalarse en Alfambra o Aitosecos, una empresa alimentaria que se mudó de Aitona para ir a Fayón, a menos de media hora en coche de una "frontera ficticia".
Dentro de las singularidades del tejido económico de 2023 en la provincia de Lleida, las cifras no son buenas. Si se mira el detalle, la provincia leridana tiene la cifra más baja de empresas desde el 2004. Así lo constata el Directorio Central de Empresas (DIRCE) que ha hecho público el Instituto Nacional de Estadística. En concreto, sitúa al global en 31.595, la cifra más baja desde 2004, cuando eran 31.515. Sólo en un año se han perdido 1.812 compañías y representa el tercer ejercicio seguido con un descenso en cuyo número de negocios tiene constancia la estadística en la demarcación. El grueso de empresas que existen en Lleida son autónomos, con 16.872 integrantes, lo que supone más de la mitad del mapa empresarial de la demarcación. Las pequeñas y medianas empresas son la mayoría y tan sólo 111 empresas cuentan con plantillas que superan a los 100 trabajadores.
Si se mira más allá de Lleida, en los últimos nueve años y medio, un total de 657 compañías catalanas se han mudado a Aragón, más de la mitad (336) en solo dos ejercicios, 2017 y 2018, el período más intenso con el auge del proceso independentista, según el Registro Mercantil. El camino contrario lo han emprendido algo más de 200 sociedades en este período.
¿Qué hay detrás de la entrada de BonÀrea en Aragón?
En la comarca de la Segarra y en el municipio de Guissona se encuentra la sede del supermercado catalán que más factura de todos: BonÀrea, con 2.720 millones de euros y 81 millones en beneficios. Durante los últimos años el grupo ha sido protagonista porque en el municipio aragonés de Épila (4.500 habitantes) ha realizado la inversión estratégica más grande durante sus 65 años de historia. De hecho, la comunidad aragonesa se ha convertido en uno de los puntos clave en el crecimiento de la compañía por toda España a través de numerosas aperturas de tiendas, pero también por el centro alimentario de Épila con el cual se culminará la integración vertical en Aragón.
En la construcción del complejo de BonÀrea a Épila ya se han invertido 200 millones de euros y se destinarán 30 millones más
La construcción de este complejo continúa avanzando de acuerdo con la planificación prevista, según explican en varios comunicados, y con vistas a abordar todas las etapas de la cadena de valor y procesos: desde la fabricación de los piensos, la cría y engorde de animales, la transformación y la elaboración de los productos hasta la distribución y venta directa mediante las tiendas BonÀrea. En la construcción de esta plataforma, a finales de 2023, ya se han invertido unos 200 millones de euros. En cuanto al empleo, ya trabajan alrededor de 100 profesionales, cifra que irá aumentando de manera progresiva a medida que entren en funcionamiento las nuevas naves y procesos planificados. Además, durante 2024 también anunciaron que destinarán 30 millones más para apostar por nuevas naves de líquidos y de comida para mascotas y animales.
¿Las soluciones? Entre el fin de la burocracia y más ayudas
¿Cómo se puede solucionar el traspaso de empresas de un lugar a otro? ¿Qué significa vivir cerca de una frontera? El presidente de Pimec Lleida tiene claro que es necesaria una reducción de la presión fiscal que "está ahogando a las empresas en todos los niveles". También dejar atrás los controles y las inspecciones generalizadas a las empresas y optar por documentos de autorresponsabilidad. También añade que a menudo tiene la sensación de que se implementa en una parte de la sociedad catalana que el empresario es el "malo de todo", al contrario, cuando las empresas son "necesarias para tirar adelante el país".
Oncins (Fecom): "En Catalunya, por querer ser garantistas, hemos complicado mucho las cosas para las empresas"
"En estos momentos tenemos un problema con la agilización de los procesos, y en Aragón se han esforzado en eso y han puesto facilidades para que las empresas de toda Catalunya se establezcan allí", añade el presidente de la Federació del Comerç de Lleida (Fecom), Rafel Oncins. Lo que ha sucedido, a parecer de Oncins, es que "en la nación catalana, por querer ser garantistas, hemos complicado mucho las cosas para las empresas". "Las oportunidades no las puedes estar esperando 10 años. Tenemos empresas del sector comercio que han tardado una década en obtener un permiso para obras. Y, sobre todo, si has hecho la inversión, no puedes estar 10 años sin sacar ningún fruto", concluye.
De aquí que varios empresarios lleidatanos, consultados por VIA Empresa, celebraran la puesta en marcha del Fòrum d’Entitats per la Reforma de l’Administració (FERA) que mostró fuerza en un acto con 300 entidades adheridas durante noviembre de 2024 y reclamó un paso adelante para una administración más eficiente. Y un grito unánime para detener la burocracia en la Administración: ha habido 411.804 nuevas normas en tan solo 42 años.
En la presentación del informe de la UPF, mencionado al principio del artículo, también se recomendó mejorar las infraestructuras e invertir en las estructuras viarias de la provincia. También piden conseguir una conexión con los corredores ferroviarios y dar nuevos usos al aeropuerto de Lleida-Alguaire. También consideran que es necesario asegurar un nivel óptimo de telecomunicaciones para toda la provincia. Para los expertos es necesario favorecer la agilidad administrativa, a través de una oficina de atención al emprendedor que actúe como "ventanilla única", la monitorización de las empresas que tengan dificultades (para ayudarles a tiempo) y la creación de un plan supramunicipal que tramité los proyectos empresariales de interés general.
Además, durante esta semana, el presidente de la Comisión de Industria de Cecot, Miquel Àngel Cerdà, ha sumado una preocupación más para la economía catalana: la pérdida de tejido industrial: "Muchos empresarios catalanes están invirtiendo en comunidades autónomas cercanas como en Aragón, y ésta es una tendencia que debemos revertir con la Generalitat". Asegura, también, que la industria catalana sufre un problema de relevo generacional que concluye con "empresas que cierran o que se venden y, desgraciadamente, las que se venden es a fondo de inversión, que después las acaban moviendo en otro territorio o cerrando también".
"El dinero es miedoso y las inversiones tienden a ser prudentes. Si un empresario tiene que venir a invertir a Lleida y ve inseguridad jurídica y muchas complejidades burocráticas, la operación no irá nada bien", finaliza Torrelles.