04
de Junio
de
2013
Act.
07
de Abril
de
2014
El presidente de Fomento nunca levanta la voz, pero siempre se el boy escout. Prefiere la síntesis a los grandes aspavientos. Por eso, en la asamblea que la entidad ha celebrado este lunes optó por dos mensajes claros: más margen de déficit por la Generalitat y cambio en los estatus de Fomento. El primero por el exterior y el segundo de carácter interno, con el objetivo de limitar los años a la presidencia y de establecer un código ético.
Que un presidente plantee la limitación de cargos durante su mandato puede hablar de su discreción, pero a Fomento consideran que tiene más a ver con su "perfil demócrata". "Montellà ha entendido que los mandatos de larga duración ya no tienen sentido y lo ha querido explicitar a los estatutos", aseguran a la patronal.
Encaminado a la presidencia
Esta decisión llega a pesar de que el principal referente de Gay de Montellà, el actual presidente de la patronal estatal CEOE, Joan Rosell, estuvo 11 años al frente de Fomento. Montellà llegó a la presidencia de la patronal al 2011, después de ser considerado el delfín de Rosell, enfrentado al presidente de Cecot, Antoni Abad, que también aspiraba a la dirección de Fomento.
A la entidad no niegan la vinculación entre Rosell y Montellà –"entraron juntos en 80 y también han compartido camino a la CEOE"-, pero consideran que el actual presidente ha creado un perfil propio. "Es un directivo muy ejecutivo, que no deja todo el peso de la gestión en su secretario general, sino que prefiere estar en el día a día de la institución.
Rosell no es el único en lo referente a superar por Gay de Montellà. A Fomento están muy presentes las figuras de Josep Ferrer y Vidal y Lluís Ferrer-Vidal y Soler, tatarabuelo y bisabuelo de Montellà y presidentes de la institución a caballos del siglo XIX y XX. Quizás esta tradición familiar le ha servido para ser un buen negociador. "Tiene una gran habilidad para buscar complicidades y evitar los conflictos, ya sea con otras patronales, centrales sindicales o partidos políticos", explican desde Fomento.
Proyecto personal
Una de las obsesiones de Gay de Montellà es la simplificación del ámbito burocrático y del mapa de entidades empresariales. Por eso, desde el inicio del mandato se marcó como objetivo la fusión con Pimec. Un proyecto que parecía encaminado pero que, tal y como reconoció ayer, "está más complicado que hace un año". A Fomento aseguran que Montellà considera que "si no se logra será un fracaso personal", pero lo exculpan. "Él ha puesto todo para llegar al pacto, pero esto es cosa de dos y el país ha cambiado mucho en los últimos ocho meses".
Que un presidente plantee la limitación de cargos durante su mandato puede hablar de su discreción, pero a Fomento consideran que tiene más a ver con su "perfil demócrata". "Montellà ha entendido que los mandatos de larga duración ya no tienen sentido y lo ha querido explicitar a los estatutos", aseguran a la patronal.
Encaminado a la presidencia
Esta decisión llega a pesar de que el principal referente de Gay de Montellà, el actual presidente de la patronal estatal CEOE, Joan Rosell, estuvo 11 años al frente de Fomento. Montellà llegó a la presidencia de la patronal al 2011, después de ser considerado el delfín de Rosell, enfrentado al presidente de Cecot, Antoni Abad, que también aspiraba a la dirección de Fomento.
A la entidad no niegan la vinculación entre Rosell y Montellà –"entraron juntos en 80 y también han compartido camino a la CEOE"-, pero consideran que el actual presidente ha creado un perfil propio. "Es un directivo muy ejecutivo, que no deja todo el peso de la gestión en su secretario general, sino que prefiere estar en el día a día de la institución.
Rosell no es el único en lo referente a superar por Gay de Montellà. A Fomento están muy presentes las figuras de Josep Ferrer y Vidal y Lluís Ferrer-Vidal y Soler, tatarabuelo y bisabuelo de Montellà y presidentes de la institución a caballos del siglo XIX y XX. Quizás esta tradición familiar le ha servido para ser un buen negociador. "Tiene una gran habilidad para buscar complicidades y evitar los conflictos, ya sea con otras patronales, centrales sindicales o partidos políticos", explican desde Fomento.
Proyecto personal
Una de las obsesiones de Gay de Montellà es la simplificación del ámbito burocrático y del mapa de entidades empresariales. Por eso, desde el inicio del mandato se marcó como objetivo la fusión con Pimec. Un proyecto que parecía encaminado pero que, tal y como reconoció ayer, "está más complicado que hace un año". A Fomento aseguran que Montellà considera que "si no se logra será un fracaso personal", pero lo exculpan. "Él ha puesto todo para llegar al pacto, pero esto es cosa de dos y el país ha cambiado mucho en los últimos ocho meses".