Fue al 1978 cuando Alessandro Pavese, un frutero de Turín que se había enamorado de Empuriabrava, abrió el primer establecimiento de Gelati Dino en Catalunya. Eran los pioneros de los helados italianos en el país y 45 años después disponen de más de treinta establecimientos a varios países, venden un helado cada seis segundos y facturan 11 millones de euros. Durante el último año han hecho el salto a Catar y una apuesta clara para ganar presencia durante el invierno con nuevos productos.
Una casualidad y un amor
"Todo ello empieza de forma totalmente inesperada", explica Valter Rosso, director general del grupo y yerno de fundador. Alessandro Pavese tenía una fruteria en Turín y conoció la Costa Brava de casualidad. Un amigo suyo que se había jubilado, compró una casa en Empuriabrava y lo invitó. "Le encantó el lugar y decidió hacer una inversión y comprar un pequeño local para vivir", recuerda Rosso.
Fue hacia el año 1976 y bien pronto se dio cuenta que la oferta de helados era escasa. Y todavía menos de helados artesanos de calidad. Y, sin dudarlo y dos años después, convirtió el local en una heladería, dejó Italia y se estableció en Empuriabrava . La fruteria la mantuvo y la dejó en manos de Valter Rosso. Gracias a esto, conoció a la hija de Pavese, con quien se acabó casando.
Rosso: "Empuriabrava era una pequeña Venecia"
Se enamoran y visitan Empuriabrava, que también les gusta mucho. "El 1981 nos casamos y tuvimos que decidir si nos quedábamos la fruiteria o veníamos a Empuriabrava", explica. Y esto hicieron, cogieron las cosas y se trasladaron a Catalunya. "Empuriabrava era cómo una pequeña Venecia y había muchos turistas extranjeros, sobre todo alemanes, que eran grandes conocedores de los helados italianos".
"Solo abrir la tienda, fue un éxito. Los clientes encontraban mucha diferencia entre los helados que había y los nuestros italianos", destaca el actual director general. Y el 1980, Pavese ya abrió un segundo local en una calle principal de Roses . Los años siguientes, dado el éxito, abrieron locales a otras poblaciones del entorno, en algunos casos a través de franquicias. Santa Margarita, Platja d'Aro o Port de la Selva son algunos ejemplos.
El salto a Barcelona
Antes de los Juegos Olímpicos de Barcelona, les cuentan que una heladería americana acumula largas colas en la Ramblas de Barcelona. "Era la primera tienda de Häagen-Dazs en España. Lo fuimos a ver y había una cola inmensa. El helado era de calidad, pero mucho más caro que el nuestro", relata Rosso.
Y empezaron a buscar un local en la capital catalana, hasta que el 1993 abrieron un Gelati Dino en paseo de Gracia. "Fue un gran escaparate, mucha gente nos venía a ver para abrir franquicias", detalla el director general, a pesar de que reivindica su apuesta por establecimientos propios.
El éxito de Como
A mediados de los 90 ya tenían casi una veintena de tiendas entre Barcelona y la costa. En pocos años habían logrado un gran éxito: "Cuando llegamos, el líder absoluto era la Jijonenca . La diferencia es que nosotros hacíamos los helados frescos cada día, podíamos hacer sabores nuevos e innovar". De hecho, Rosso destaca los valores de la innovación, la calidad y la adaptación al mercado: "Son las claves para sobrevivir y crecer a un ritmo tranquilo".
"La clave es mantenerse fiel a la filosofía, que es la calidad. Ofrecer un producto de máxima calidad a buen precio, a veces sacrificando un poco de rentabilidad", resume. Un momento clave fue la apuesta para ir más allá del verano y ya con la tienda de paseo de Gracia decidieron abrir las heladerías todo el año.
"Intentamos desestacionalizar la venta del helado. Entendimos que teníamos que estar abiertos los 365 días del año", explica Rosso. Así, empezaron a ofrecer productos complementarios cómo cafés o creps, pero siempre relacionados con el helado. "No queríamos perder la filosofía y empezar a vender pizzas o bocadillos, cómo hacían otros", enfatiza. El helado continúa siendo el 80% de la facturación.
De Marruecos a Catar
Desde sus inicios, Gelati Dino se ha expandido más allá de la Costa Brava y está establecido fuera de Catalunya de con establecimientos a Madrid o Zaragoza. Hace 12 años hizo el salto internacional, con una tienda en Marrakech. "Debido a esta experiencia, hace dos años nos visitaron unas personas cataríes que probaron nuestros helados y estaban interesadas en abrir tiendas", explica Rosso. Y así, el 2022 abrieron la primera Gelati Dino en Asia y ya hay previsión de abrir más con los socios cataríes, en formato de franquicia.
Todo ello, ha convertido Dino en la empresa de helados artesanos más grande de España. Todavía con la sede en Empuriabrava, donde tiene una fábrica de 5.000 metros cuadrados y producen medio millón de litros de helados cada año para sus 33 puntos de venta. Del 2019 al 2022 han crecido un 35% y tienen más de 200 trabajadores, también a través de las marcas para hostelería y para pasteleros. Es el éxito de una historia que empezó en una frutería de Turín y el amor por Empuriabrava.