La crisis del coronavirus ha puesto a prueba la flexibilidad de las empresas para poder implementar el teletrabajo. El confinamiento ha obligado a cerrar oficinas y centros de trabajo y muchas compañías no estaban preparadas para, de repente, establecer este sistema con toda su plantilla. Hay muchas empresas que no se lo habían planteado nunca y ahora no han tenido alternativa.
De hecho, España es uno de los países con menos teletrabajo, según un informe de Efficy: sólo un 3% de los trabajadores lo hacía habitualmente, mientras que en países como Suecia se llega al 30%.
Un caso diferente es el de la multinacional tecnológica GFT, con más de 2.000 trabajadores en todo el Estado y la sede central en Sant Cugat del Vallès. Una vez se decretó el estado de alarma, en dos días ya tenían a toda su plantilla trabajando desde casa. Pero no fue nada improvisado, puesto que llevaban desde 2018 impulsando un programa para hacerlo posible. Una política definida, herramientas desarrolladas, formación a los trabajadores y experiencia en el trabajo remoto lo han permitido.
Eduardo Cañas: "El teletrabajo no es coger el portátil e ir a trabajar a casa"
Una conversión que han tenido más fácil por su perfil tecnológico. Y es que GFT es una de las consultoras punteras en tecnología, especialmente en el sector de la banca. De origen alemán, tiene su sede central española en Sant Cugat, donde dispone de un laboratorio de innovación, el primer centro de innovación global de la compañía, que ha sido reconocido como uno de los mejores del mundo. Un espacio que recrea varios espacios físicos que simulan entornos cotidianos, como una tienda, una sucursal o el comedor de una casa para mostrar algunas de las soluciones que ofrecen en relación con el mundo bancario y de las finanzas.
"El teletrabajo no es coger el portátil e ir a trabajar a casa", explica Eduardo Cañas, director de Recursos Humanos de GFT. Y es que para Cañas, en muchas empresas todavía había un pensamiento anticuado contrario al teletrabajo. Aún así, considera que esta crisis puede ser un punto de inflexión: "Servirá para dar un impulso al teletrabajo y cambiar todos los pensamientos más antiguos de controlar el trabajador".
Un punto que han constatado es que empresas de Barcelonao Madrid para las cuales trabaja GFT les cuesta más aceptar el teletrabajo que en compañías otros países de Estados Unidos o Reino Unido.
Un proyecto pensado en los trabajadores
En GFT, que principalmente se dedica a proveer de soluciones tecnológicas al sector financiero, empezaron a apostar por el teletrabajo en 2018. Formaba parte de un proyecto más amplio enfocado a mejorar la conciliación de los trabajadores. "La conciliación era uno de los puntos que los trabajadores querían fomentar", detalla Cañas.
Además, añade, es también un reclamo para retener y capturar talento en un sector muy competitivo. De hecho, han demostrado que en los equipos donde se implantó el teletrabajo la rotación ha sido muy menor. Y se muestra convencido de que la satisfacción de los trabajadores ha aumentado. "En informática hay una guerra por el talento y, si no haces esto, no lo tendrás".
Al tercer trimestre de 2018 pusieron en marcha la prueba piloto con 163 personas. A mitad de 2019 llegaron a las 627 y, a finales de año, se superaron los 1.380 trabajadores haciendo parte de su jornada desde casa.
Libertad y responsabilidad
Dos conceptos básicos para el teletrabajo son la libertad y la responsabilidad. La libertad que tiene que tener el trabajador y su responsabilidad con la empresa. Una idea, la de confiar al trabajador, que a muchas empresas todavía no han asumido. "Si alguien quiere trabajar menos, lo hará igual en casa o en la oficina", asegura el director de Recursos Humanos de GFT.
Y el otro idea que se tiene que potenciar es la comunicación. Eduardo Cañas pone de manifiesto las diferentes herramientas que existen, como Microsoft Teams o Hangout de Google. "No puede ser que vayas a casa y te tengas que estar enviando correos. Hay herramientas para poder tener la misma información a la nube y de manera segura. Si estas herramientas las explotas al máximo, por ejemplo, puedes estar editando el mismo documento tres personas a la vez", detalla.
Eduardo Cañas: "Queremos que la gente se organice el día como le vaya mejor"
Uno de los aspectos que más han trabajado desde GFT es el marco general que tienen que cumplir los trabajadores desde casa. Es muy importante establecer el funcionamiento y dejan libertad a cada equipo para que defina los detalles en concreto. Por ejemplo, hacen firmar un contrato formal a los trabajadores, que están obligados a cumplir con conceptos de riesgos laborales, como tener una silla y una mesa adecuada.
El horario se controla a través del tiempo que están conectados: "No es fiscalización, sino autocontrol". En su caso, tienen que cumplir la jornada laboral entre las siete de la mañana y las nueve del anochecer. "Queremos que la gente se organice el día como mejor le vaya", asegura Cañas.
Además, la empresa también tiene que proporcionar un ordenador portátil y una red privada virtual (VPN) para garantizar la seguridad, especialmente en casos como el de GFT, que trabaja con compañías financieras.
¿Puede desconectar un teletrabajador?
El teletrabajo, sin embargo, también puede dificultar la desconexión de los trabajadores. De hecho, en el ámbito europeo se está trabajando un decreto sobre el derecho a desconectar de los empleados. Hay empresas que a las séis de la tarde, por ejemplo, cierran todas las plataformas y ya no se puede trabajar más. En el caso de GFT no lo han implantado, porque consideran que se tiene que dar libertad para trabajar cuando se quiera durando el día.
El director de Recursos Humanos explica que, como que tienen un control horario de los trabajadores, si detectan que algunos equipos hacen demasiadas horas, intervienen. Comprueban qué puede estar pasando y si falta personal.