La Riba (Tarragona), 1758. La familia Camps, con Francesc Camps al frente, se inicia en la fabricación de papel con la construcción de un molino papelero y la Corona española como principal cliente. Era solo uno de los muchos molinos que aparecieron en aquella época alrededor del valle del río Brugent y que aconteció un auténtico hub papelero en Catalunya. Así empieza la historia de Gomà-Camps, que ha perdurado durante tres siglos y que más de 260 años después se mantiene en pie en la Riba con una facturación superior a los 100 millones de euros y 60.000 toneladas de papel fabricadas. Un caso y una historia excepcional.
Laia Gomà-Camps es la actual directora general de la empresa y undécima generación de la familia y explica que se han mantenido muchos documentos que recuerdan su historia: "El mundo del papel en Catalunya tuvo una gran incidencia en el valle del río Brugent. En la Riba llegaron a haber 28 molinos papeleros, era una industria muy importante y el pueblo creció al suyo cercando". De hecho, la Riba tiene hoy alrededor de medio millar de habitantes, los mismos que a finales del siglo XVIII.
La Corona española, primer gran cliente
"En aquel tiempo se producía un papel tipo barba, fabricado a mano y hecho en base de trapos de algodón o cáñamo", relata Gomà-Camps. El proceso, muy artesanal, tenía lugar en una gran balsa de agua donde se mojaban todos los tejidos. Se prensaban y se trituraban a mano hasta conseguir la pasta de papel, a partir de la cual se hacían las hojas y se secaban.
En aquella época el papel se utilizaba sobre todo por documentos públicos oficiales, cómo las escrituras: "El principal cliente era la Corona española". Una reino ya bajo el poder de Borbones y con Fernando VI como monarca, después de que el principado de Catalunya perdiera la soberanía en la guerra de Sucesión y con el decreto de Nueva Planta.
De la Corona al tabaco
Así se mantuvo el molino papelero de la familia Camps durante casi cien años. Pero durante la primera mitad del siglo XIX, la industria papelera entra en crisis por el incremento del precio de las materias primeras y la demanda cae en picado. Muchos molinos de la Riba se ven obligados a cerrar. Pero la familia Camps busca alternativas: "Aquella situación obligó a buscar nuevas modalidades para el papel". Y así es cómo apostaron por la fabricación de papel de tabaco a partir de 1850.
Laia Gomà-Camps: "Trabajábamos con las grandes industrias del tabaco"
"El papel era mucho más fino y, por lo tanto, no necesitabas tanto material", señala Laia Gomà-Camps, que añade: "Cómo que hubo este encarecimiento, el ingenio obligó a buscar maneras de fabricar papel de menos gramaje, con menos fibra". Una apuesta que miraba también a ultramar, puesto que las colonias españolas estaban en auge y el tabaco era una de las industrias más relevantes. "Trabajábamos con las grandes industrias del tabaco", enfatiza.
La Primera Guerra Mundial como palanca de cambio
El encarecimiento del precio del papel del siglo XIX es solo una de las crisis que ha tenido que superar Gomà-Camps para sobrevivir durante más de 260 años. Otra fue con el estallido de la Primera Guerra Mundial, cuando las potencias aliadas declararon el papel de fumar como contrabando: "Perdimos todos nuestros clientes". La familia Camps tuvo que sacar de nuevo el ingenio.
Con el mercado tabaquero perdido, la apuesta fue la fabricación de papel de embalaje fino y papeles Manila para envolver pan, zapatos, frutas, etc. "Ayudó mucho el desarrollo de la sociedad, que ya demandaba más higiene y proteger los productos con papeles", destaca Gomà-Camps. En aquel momento, la empresa tenía unos 25 trabajadores y la fábrica ya empezaba a disponer de las primeras máquinas.
Laia Gomà-Camps: "Uno de los éxitos es que históricamente en Catalunya siempre heredava el hijo mayor"
Once generaciones después, Gomà-Camps se mantiene bajo el control de la misma familia a pesar del crecimiento. Es una historia de éxito empresarial, pero también familiar. "Uno de los éxitos es que históricamente en Catalunya siempre heredaba el hijo mayor y el patrimonio industrial no se iba disgregando", afirma la actual directora general. En los años 30, la única descendente fue una mujer, Teresa Camps. Por lo tanto, su apellido se acabaría perdiendo en la siguiente generación. Un hecho que quisieron evitar: "Se unió con el apellido del marido y se creó Gomà-Camps". Y a partir de los años 40 así es cómo se llama la empresa.
El gran éxito de Gomà-Camps
"En la familia siempre hemos tenido ganas de hacer cosas diferentes", reconoce Laia. Lo hicieron con el tabaco en el siglo XIX y con el papel de embalaje a principios del siglo XX. Y lo volverían a hacer en los años 50, en una decisión que ha marcado el éxito de la compañía durante las últimas décadas. Y aquella apuesta, marcada por el crecimiento del plástico y una nueva caída del papel, fue el papel higiénico. Era el tercero gran cambio. "Nos adaptábamos y anticipábamos los cambios de la sociedad. En aquellos tiempos, todavía se utilizaba mucho el papel de diario o agua para limpiarse", apunta.
Gomà-Camps apostó fuerte por el papel higiénico e incluso hicieron una gran inversión en maquinaria: "Fueron espabilados y tuvieron la visión de hacer la inversión en esta máquina de papel para hacer los rollos. Además, se entró en una etapa de fuerte crecimiento en la economía del país y ayudó mucho". El 1958 se pone en marcha la máquina para fabricar papel higiénico, pero el 1959 un gran incendio destruye la fábrica. Pero consiguieron tirar adelante y meses después se retoma la fabricación. Al ser uno de los pioneros, consiguieron un gran crecimiento
Pioneros en sostenibilidad
En los años 60 se adentran en la fabricación de papel tisú, que también les aportará un gran crecimiento y especialización. Especialmente a partir de los años 80, cuando se convierten en uno de los primeros fabricantes en elaborar papel tisú con materia primera reutilizada. "Nuestra apuesta por la sostenibilidad tiene más de 40 años y esto nos da una gran especialización y diferenciación", apunta Gomà-Camps, que explica que justamente el papel tisú reciclado es uno de los principales productos para la empresa hoy en día.
Durante años, Gomà-Camps vendía el papel higiénico y tisú a grandes cadenas de supermercado y marcas, pero desde hace un año se han centrado exclusivamente en la venta para el sector profesional: hoteles, hospitales, restauración, equipamientos, industria, empresas de limpieza, etc. "Somos líderes en España en el sector profesional", recalca.
Por un lado, fabrican unas 60.000 toneladas de papel en bobinas anualmente, muchas de las cuales son para el extranjero, principalmente Europa. Además, también fabrican 65.000 toneladas de producto acabado, que es para el estado español. La exportación de papel, por el peso y espacio que ocupa, es complicada. Aún así, Gomà-Camps factura alrededor de un 16% fuera de España.
"El origen de Gomà-Camps es en la Riba y es gracias al río que existimos"
260 años después, Gomà-Camps ha sobrevivido a crisis mundiales, guerras y revoluciones en la sociedad. Y siempre desde la Riba, donde todavía mantiene la fabricación de las bobinas de papel (el producto acabado lo fabrica en Villaverd, al lado). "El origen de Gomà-Camps es en la Riba y es gracias al río que existimos, no hemos pensado nunca en irnos", apunta la directora general, que reivindica la industria del papel en Catalunya: "Genera un 4,5% del PIB y está muy arraigada en el territorio".
Hoy en día, dan trabajo a 265 personas y facturan más de 100 millones de euros. Un crecimiento experimentado en las últimas décadas propiciado por el papel higiénico y papel tisú, al cual han incorporado un amplio abanico como papel de cocina, toallas, sábanas o manteles de papel. Durante los momentos de locura por el papel higiénico de la pandemia, llegaron a fabricar 2 millones de rollos al día y no eran suficientes.
Tenacidad, resiliencia e implicación
¿Pero cuál es la clave para que una empresa sobreviva durante tres siglos bajo la misma familia? "La clave es adaptarse a los cambios. Y valores como la tenacidad, la resiliencia, la implicación y la responsabilidad, generación trás generación, para seguir aquí". Una historia que los "avala" ante los clientes.
En e 2021, Laia Gomà-Camps se convierte en la primera mujer que ocupa la dirección general de la empresa. Y lo hace muy consciente de lo que supone: "Es un peso importante estar al frente, por la familia, por la implicación en el territorio y para crear riqueza. Y el legado es una responsabilidad añadida". Un legado de 266 años y once generaciones de la familia Camps, que hoy todavía continúa vivo en el valle del río Brugent.