Antoine Griezmann es uno de los futbolistas más cotizados del momento. Jugador del Atlético de Madrid y de la selección francesa, no solo acumula logros destacados en el terreno de juego, como la Copa del Mundo obtenida en 2018, sino que también se ha convertido en un referente publicitario, erigiéndose como la imagen icónica de diversas marcas de gran prestigio internacional.
Precisamente, a principios del pasado mes de octubre, protagonizó una de las noticias más sonadas de los últimos años en el ámbito del marketing deportivo, al anunciar que no renovaría su contrato con la empresa que hasta entonces le suministraba las botas de fútbol, alegando que había llegado a un acuerdo con otra firma de calzado. Hasta aquí, todo podría parecer normal, pero la gran singularidad del asunto residía en la naturaleza de las compañías involucradas: Griezmann dejaba una marca de fabricante (Puma) para promocionar una marca de distribuidor (Decathlon).
Como suele ocurrir en estos casos, el debate posterior a la sorpresa giró en torno a las estrategias de mercado, con defensores y detractores de los modelos comerciales que no se limitan a la venta, sino que también apuestan por desarrollar sus propios productos. Estas discusiones son muy frecuentes en el sector agroalimentario, cuando se contraponen las marcas blancas con las de fabricante, como si la cuestión pudiera reducirse a una categorización binaria.
Griezmann dejaba una marca de fabricante (Puma) para promocionar una marca de distribuidor (Decathlon)
Sin embargo, las botas de Griezmann tocan un tema mucho más relevante, complejo y transversal, que no tiene que ver con la publicidad, sino con el diseño y la gestión de las llamadas “cadenas de suministro”. Este es un concepto que surge a finales del siglo pasado para destacar la necesidad de repensar algunos modelos de relación empresarial, hasta entonces muy anclados en el principio de parcelación funcional. Este enfoque asumía que cada organización debía limitarse únicamente a su actividad, negociando con proveedores y clientes de manera estricta, intentando obtener el máximo beneficio posible.
Por el contrario, el concepto de cadenas de suministro implica desdibujar fronteras y construir alianzas, gestionando con una visión global todos los procesos inherentes a un producto o servicio, desde la producción de materias primas hasta la distribución al cliente final, pasando por las áreas de fabricación y logística. Esta percepción de la cadena de valor como un todo, con sus integrantes alineados y colaborando para alcanzar los mismos objetivos, permite desarrollar proyectos empresariales con un gran potencial diferenciador, tanto en términos de eficiencia como de eficacia.
De hecho, basta con pasear por las calles comerciales de cualquier ciudad europea para constatar que la mayoría de los negocios, independientemente del sector, responden a este modelo de cadena de suministro. Persianas que se levantan cada mañana para ofrecer productos exclusivos y altamente competitivos, una fórmula que, de paso, asegura cierto espacio de supervivencia frente al impacto de las grandes plataformas digitales.
En cualquier caso, los Reyes Magos de Oriente recibieron la noticia de las botas de Griezmann con gran satisfacción, sabiendo que estas próximas fiestas navideñas podrán repartir felicidad a los pequeños aficionados al fútbol, sin necesidad de gastar tanto dinero.