• Empresa
  • Grífols, 75 años de alcurnia empresarial

Grífols, 75 años de alcurnia empresarial

La compañía vivirá en enero un nuevo relevo generacional cuando Víctor Grífols Roura dé un paso atrás a favor de sus hermano e hijo porque "la gente joven tiene que tener su oportunidad"

Victor Grífols y su hermano, Raimon Grífols, quien ahora lo sucederá
Victor Grífols y su hermano, Raimon Grífols, quien ahora lo sucederá
Neus Navarro
20 de Diciembre de 2016
Act. 20 de Diciembre de 2016

Es difícil imaginar, desde la curiosidad que despierta un apellido como Grífols,como serán estas reuniones de familia en que padres, hijos, sobrinos y nietos comparten sus intereses empresariales de tan alto nivel. Hablamos de una compañía que tiene suyos en los Estados Unidos, la República Checa, la Alemania... y hasta Argentina, y que hasta septiembre ha registrado un beneficio neto de 406,1 millones de euros, un 1,1% más que el mismo periodo del año anterior. Ahora, la curiosidad se duplica, puesto que la empresa, y por lo tanto la familia, estrenará el 2017 con nueva dirección, haciendo del relevo generacional una convicción llena.

Y es que, al fin y al cabo, Grífols también es una familia. De hecho, el actual presidente y consejero delegado, Víctor Grífols Roura, empezó en la emprendida familia ayudando su padre a trasladar mobiliario y archivos a la fábrica de Parets del Vallès que la firma inauguró el 1972 y que mantiene abierta desde entonces. "Cuando acabó su construcción me parecieron unas instalaciones infinitas. Costaba imaginar que algún día llenaríamos aquellos grandes almacenes, pero se quedaron pequeños en nuevo años!", explica Grífols Roura al libro digital Cuando un sueño se cumple (Grifols, S.A., 2015) que repasa la trayectoria empresarial de esta familia profusamente emprendedora.

La familia, que tiene que despertar curiosidades y envidias a partes iguales (sobre todo por el gran patrimonio construido, puesto que l'actual presidente es el tercer catalán y décimo español de la lista Forbes, con 2.600 millones de euros), vivirá el próximo enero un importante cambio, puesto que -tal como ha confirmado la empresa este lunes- se producirá un nuevo relevo generacional. Las responsabilidades ejecutivas pasarán a manso de Raimon Grífols Roura (hermano del actual presidente) y Víctor Grífols Debe de (hijo), en calidad de consejeros delegados solidarios, a partir del 1 de enero de 2017. En consecuencia, Víctor Grífols Roura conservará su permanencia como presidente no ejecutivo del consejo de administración. Poco proclive a hablar con los medios, el actual máximo dirigente ha explicado los motivos de su marcha en un acto celebrado recientemente al Círculo de Economía de Barcelona: "Creo que ya toca, la gente joven está muy muy preparada y hoy en día, tal como está el mundo, la experiencia ya no sé si es un grado o no. No me siento cansado pero creo que ya no me toca seguir", ha declarado.

Acostumbrados al relevo
El directivo ha explicado también como su padre delegó en él la responsabilidad empresarial a los 67 años. "Me lo dejó, pero su última patente es de cuando tenía 90 años y yo pienso seguir haciendo el mismo. Molestaré el menos posible pero no tengo ganas de perpetuarme, la gente joven tiene que tener su oportunidad", insiste. Había sucedido a su padre, Víctor Grífols Lucas, en 2001, convirtiéndose en la tercera generación de la familia al frente de la compañía.

Ahora serán su hermano e hijo los que se convertirán en co-CEOs, una nueva figura para dirigir a cuatro manso el proyecto. A pesar de que Raimon Grífols Roura ha asegurado -al mismo acto del Círculo de Economía- que "nos pasa una patata caliente", desde el día que su hermano lo comunicó su decisión, "dijimos que estamos dispuestos a asumir el reto". Por su parte, Víctor Grífols Debe de se sincera y reconoce que el traspaso llega "un pelo más temprano del que me esperaba pero lo cojo encantando, pero no sin miedo". Su hijo está convencido que "el Victor no marchará el día 2 de enero, seguro que estará por allí y nos ayudará".

Una vida de empresa
Los padres y a la vez abuelos del actual presidente fundaron en 1923 el originario laboratorio, denominado Instituto Central de Análisis Clínicos, Bacteriológicos y Químicos, que hacía tanto de vivienda familiar como de espacio de trabajo. De hecho, la compañía explica que en su patio, el doctor Grífols Roig y su mujer, Magdalena Lucas, criaban conejos y cobayas para experimentar.

Evidentemente, la sucesora natural de estos laboratorios es el actual Grífols que fundaron el doctor Grífols Roig y sus hijos, José Antonio y Víctor , en noviembre de 1958, en plena posguerra, a la ciudad de Barcelona. Inicialmente sólo se dedicaba al análisis clínica, la fabricación y la práctica de transfusiones sanguíneas, pero la investigación fue el revulsivo que los hizo crecer.

La primera penicilina española 
La investigación es una constante en la historia de la compañía. De hecho, crearon el primero liofilitzador de plasma el 1943 y el 1946, Grífols Lucas viajó a Londres para estudiar los trabajos del doctor Fleming sobre la penicilina para convertir su empresa en la productora de la primera penicilina española.

Siguiendo este espíritu emprendedor, por ejemplo, el 1945 fundaron el primer banco privado de sangre y plasma del Estado español, el Hemobanc, que seis años después registraba 1.300 donantes.

13.000 trabajadores en todo el mundo 
Las empresas que en los años sesenta constituían Grifols, Laboratorios Grifols, Gri-Cielo y Dade-Grifols, sumaban 145 empleados. En 1975, tres años después del arranque de la nueva fábrica de Parets del Vallès, el personal ascendía además de 300 trabajadores y, entre 1979 y 1987, la plantilla se mantuvo estable después de haber conseguido los 455 empleados. El 1987, la plantilla ya había superado el número de los 400 trabajadores, y el 1997 ya eran 1.155 empleados arran la compra de las filiales Alpha –empresa norteamericana líder al sector de los derivados del plasma que había pasado en manos japonesas- en Alemania, Reino Unido e Italia, y la creación de Grifols International, la puerta a los mercados internacionales.

Al libro editado por la compañía, donde se hace un exhaustivo repaso de las peculiaridades de la firma, se autodenominan como rara avis: "Esta es una compañía que cotiza en bolsa, tiene presencia en 25 países y da trabajo a 13.000 personas, pero continúa siendo percibida como una empresa familiar con personalidad".