El balance de Grífols durante el primer semestre ha estado marcado por unas pérdidas de 56 millones de euros, aunque en el segundo trimestre, la farmacéutica haya obtenido unos beneficios de 52 millones de euros. La firma catalana achaca la situación al impacto de 140 millones en gastos de reestructuración no recurrentes. Actualmente, la deuda alcanza los 9.421 millones, principalmente a través del crecimiento orgánico del EBITDA.
Para seguir revirtiendo los números rojos, Grífols ya ha anunciado una nueva operación de desenpalancamiento, antes de finalizar el 2023. "Hemos vuelto a alcanzar buenos resultados en el segundo trimestre, superando las previsiones", afirma Thomas Glanzmann. El presidente ejecutivo del grupo farmacéutico asegura que "el fuerte crecimiento de los ingresos y beneficio reflejan la fortaleza del negocio".
Los principales motores de crecimiento, según la compañía, son la fuerte demanda de proteínas de plasma, una sólida demanda de suministro y una favorable combinación de precios. "Estamos bien posicionados para seguir consiguiendo logros, en parte por un sólido modelo de negocio y una fuerte disciplina financiera", recoge Glanzmann. La cifra de negocio de Grífols alcanza los 3.225 millones de euros. Hace un mes, las acciones de Grifols se dispararon un 10,4% en bolsa, una vez se conocieron los rumores vinculados a la filial china Shangai RAAS.
La multinacional farmacéutica envió un comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, donde se detallaba que se está valorando la posibilidad de vender un porcentaje del negocio asiático. Con ese movimiento, Grifols calcula que podría ingresar unos 1.390 millones de euros. Según fuentes del entorno de la empresa, la operación se encuentra todavía en fase de planificación. Sea cual sea el resultado, Grifols quiere mantener el control de Shangai RAAS. En esta sociedad, la farmacéutica tiene tres representantes en el consejo de administración.