ImmunoGen, la nueva esperanza de las terapias inmunitarias

Resulta interesante poner la lupa para saber a qué se dedica esta firma y el porqué de su salto en la cotización bursátil

Imagen de un gráfico de cotización | iStock Imagen de un gráfico de cotización | iStock

A principios de este mes, el día 3 de mayo, asistimos al espectáculo de ver cómo una empresa norteamericana se disparaba en bolsa un 135%, en una única jornada. Una compañía, ImmunoGen, que acostumbraba a vivir instalada entre los 4 y los 5 dólares por acción, de repente saltó hasta situarse por encima de los 12 dólares. En los siguientes días no sufrió ningún tipo de resaca, el contrario, consolidó la subida hasta la raya de los 14 dólares. Como estas revalorizaciones no son nada habituales en los mercados, resulta interesante poner la lupa para saber a qué se dedica esta firma y el porqué de su salto en la cotización bursátil.

En primer lugar, hay que decir que ImmunoGen es una compañía muy pequeña con sede en Massachusetts, que factura alrededor de los 100 millones de dólares y que tiene solo 277 trabajadores. Podríamos pensar que se trata de un negocio de dimensiones reducidas, pero muy rentable, pero no es así, porque esta empresa pierde dinero de manera sistemática. ¿Y entonces, cuál es la causa de la sorpresiva apreciación del valor de sus acciones? Ahora lo averiguaremos, pero antes una pequeña presentación de la compañía.

Una compañía que acostumbraba a vivir instalada entre los 4 y los 5 dólares por acción, de repente saltó hasta situarse por encima de los 12 dólares

ImmunoGen nació en 1980 a partir de una idea y 3 millones de dólares. La idea era del jefe del Dana Farber Cancer Institute, el venezolano Baruj Benacerraf (1920-2011), que convenció un grupo de inversores para financiar la investigación de nuevas terapias para la cura del cáncer que fueran menos agresivas que las que existían en aquel momento. El objetivo era aprovechar las capacidades del sistema inmunitario para inocular los fármacos directamente en las células tumorales. Aquel mismo año, Benacerraf ganó el premio Nobel de Medicina por sus descubrimientos alrededor de las estructuras celulares que regulan las reacciones inmunológicas. Nueve años después de aquellos pasos iniciales llegó el primer fármaco prometedor, el Oncolycin B, que sirvió de palanca para que la compañía saliera a bolsa aquel mismo 1989. Durante los años posteriores consiguieron licenciar varios productos en algunos de los principales laboratorios del mundo cómo SmithKline Beecham o Aventis.

Y así llegamos al 3 de mayo pasado, la fecha con que abríamos este texto. La noticia que hizo disparar el valor en bolsa de la compañía decía que la firma había anunciado resultados positivos en un fármaco llamado Elahere -candidato a ser un tratamiento para el cáncer de ovarios- en la fase III clínica de los ensayos, la última de las que se tienen que superar antes de salir al mercado. Según la nota publicada, el fármaco ofreció una mejora significativa en la supervivencia de las pacientes respecto de la quimioterapia tradicional. La posibilidad de sacar al mercado un producto que mejore los resultados de los cuales hay en funcionamiento no solo es una buena noticia desde el punto de vista sanitario, sino que puede suponer un gran negocio para esta pequeña empresa. Es por eso que los analistas se afanaron a subir el valor objetivo de la compañía en sus recomendaciones. No es ningún secreto que, desde hace unos años hasta la actualidad, la ciencia busca maneras alternativas de curar el cáncer que se alejen de la quimioterapia y la respuesta inmune del mismo organismo es uno de estos caminos.

Empresas como esta hacen del estado de Massachusetts un polo de inversión en el ámbito biotecnológico

Hoy en día, la empresa está dirigida por Mark Joseph Enyedy, con pasado en otras firmas del sector de la salud cómo Genzyme Corp, Proteostasis Therapeutics o Shire Plc. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Harvard. También forma parte del consejo de administración de la empresa. Dentro del ámbito técnico, la persona con un cargo más relevante es la doctora Anna Berkenblit, oncóloga. En cuanto al consejo de administración, la presidencia de la compañía recae en Stephen C. McCluski, de formación financiera y que simultanea el cargo con la dirección de operaciones de DeltaPoint Capital Management, así como con la presencia en otros cinco consejos de administración. El principal accionista, con el 10% del capital, es RA Capital Management, una firma financiera de Boston. Entre los titulares de participaciones de más del 3% del capital encontramos a viejos conocidos cómo State Street, Vanguard o Capital Research.

Empresas como esta hacen del estado de Massachusetts un polo de inversión en el ámbito biotecnológico, uno de los sectores de más valor añadido de la economía y que, además, permite salvar vidas.

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