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Indus, la empresa catalana detrás de la Torre de Collserola o la ampliación del Camp Nou

Indus fue el primer despacho de arquitectura e ingeniería al ofrecer el cálculo de estructuras con ordenador, en los 70

Ágata y David Pedrerol, tercera generación de Indus |Cedida
Ágata y David Pedrerol, tercera generación de Indus |Cedida
24 de Mayo de 2021
Act. 10 de Septiembre de 2021

La Torre de Collserola, el Caixa Forum de Zaragoza, las fábricas de Coca-Cola o de la Damm, La Maquinista, la tercera grada del Camp Nou o la sede de TV3 a Sant Joan Despí. Todos estos proyectos tienen un denominador común: Indus, una empresa catalana con casi 70 años de historia dedicada a los servicios de ingeniería, arquitectura y consultoría. Su huella está detrás de algunas de las edificaciones más míticas del país, donde han aportado su tarea de redacción de proyecto y supervisión de obras, entre otras.

"Si hoy en día todo lo que calculamos nosotros se hundiera, Barcelona bajaría 3 o 4 metros de nivel", ironiza Ramon Pedrerol, segunda generación de la empresa. Indus, en sus primeras etapas, destacó porque disponía del único ordenador capaz de hacer cálculos de estructuras y eran muchos los clientes que les pedían sus servicios. Una gran cantidad de proyectos de edificios de viviendas pasaron por sus manos. "Hay miles y miles de metros cuadrados calculados por nosotros", añade.

Ahora, la compañía ya está en manos de la tercera generación: Àgata y David Pedrerol. Hoy en día, Indus se dedica especialmente a proyectar edificios industriales, ofreciendo un servicio integral de ingeniería, arquitectura y legal que permite encargarse de todos los detalles: el edificio, las instalaciones, la maquinaria o la solicitud de los permisos necesarios.

A la tabla del comedor

La historia de esta empresa se remonta a los años 40. El padre del Ramon era ingeniero industrial y trabajaba para Uralita, vendiendo por todo España cañerías de presión. Pero se encontraba que muchos clientes le pedían también un proyecto para poder instalarlas. Le comentó a sus superiores la posibilidad de ofrecer este servicio, pero no fue bien recibida. Estos fueron los inicios, recuerda Ramon: "En la mesa del comedor montó una pequeña oficina para hacer proyectos para vender la cañería de presión; por las tardes".

Así siguió unos años, hasta que Uralita, por presiones del régimen franquista, cambió la sede de Barcelona a Madrid. Él se prefirió quedar en Barcelona y dio el paso de montar su propio negocio, especialmente dedicado a las legalizaciones industriales y a la redacción de proyectos. Fue en el 1952 cuando pidió su primera licencia fiscal, origen oficial de Indus.

El primer ordenador

Un punto de inflexión de la compañía llegó al 1970. Ramon Pedrerol, mientras estudiaba ingeniería, pasó un verano en Bélgica y vio que tenían unas computadoras para hacer los cálculos de estructuras. Al volver, convenció su padre de comprar un ordenador. Fue un HP 2114B, que los costó 2,5 millones de pesetas, "una auténtica fortuna". Hoy serían unos 300.000 euros, con la inflación. Después de dos años programando la máquina, pusieron en marcha el primer centro de cálculo con ordenador del Estado. Poco tiempo después adquirieron otro ordenador, un poco más potente, el Nova840 y un nuevo plotter, que adquirieron de segunda mano del ejército sueco.

ordinador centre calcul indus

El ordenador con qué abrieron el centro de cálculo en 70


Esto les llevó muchos clientes y en pocos años la empresa vivió un gran crecimiento. En cinco años, la plantilla pasa de 16 a 36 personas. Y el 1975, crean dos sociedades: Indus Cálculo e Indus Ingeniería y Arquitectura. Una separación que se mantiene hasta el 2016, cuando la sección de ingeniería absorbe la del cálculo de estructuras.

La gran popularización de la informática a principios de los 90 empezó a hacer bajar los clientes del centro de cálculo, puesto que los programas eran accesibles y económicos para todo el mundo. Pero durante unos años, en los finales de los 70 y principios de los 80, el centro de cálculo fue su gran pilar. Actualmente sobre todo hacen los cálculos por sus propios proyectos.

Ramon Pedrerol: "Crisis absoluta"

Pero a partir de 1975 empezó una época de "crisis absoluta". "Suerte tuvimos del centro de cálculo", recuerda Ramon Pedrerol. Y el 1983 volvían a estar en uno de los mínimos de personal, 18 personas. Pero sus cálculos les otorgaron un prestigio que nadie tenía, puesto que su tecnología era única.

Pero no volvieron a tener unos beneficios importantes hasta el 1988. "El 1982 fui a ver la Generalitat y les dije que aquello que hacían de encargar toda la ingeniería de la Generalitat a Madrid no podía ser, que en Catalunya también lo podíamos hacer", explica Ramon Pedrerol. Así es cómo se creó una asociación de empresas del sector a quién el gobierno catalán empezó a encargar proyectos. Y uno de los primeros por Indus fue el proyecto y la dirección de obras de la sede de TV3 a Sant Joan Despí. También muchas estaciones de autobuses de todo Catalunya o el saneamiento de los cauces de los ríos con colectores.

Los milagrosos años 80

Torre Collserola

La Torre de Collserola, proyectada por Indus

Así empezaron los "milagrosos años 80". Los proyectos se iban sucediendo: la ampliación del Camp Nou, el proyecto ejecutivo del Mini Estadi, la fábrica de General Motors a Figueruelas, la prisión de Cuatro Camins o la Torre de Collserola de Norman Foster.

Y es que el prestigio que se habían ganado hacía que algunos arquitectos de renombre internacional los seleccionaran para realizar el proyecto ejecutivo de sus edificios o la dirección de obras. Cómo, más adelante, pasó con Carme Pinós y el Caixa Forum de Zaragoza. O la misma Torre de Collserola. "Quien se ocupó de convertir ese diseño en ejecutable y llevar la dirección de obras, fuimos nosotros", explica Ramon.

Àgata Pedrerol: "Si la gente se queda con que es de Norman Foster o Carme Pinós, ningún problema"

"Lo que es importante es que el edificio funcione. Si la gente se queda que es de Norman Foster o Carme Pinós, ningún problema. Es una carrera de fondo, no nos pondremos una medalla de oro para después desaparecer", explica Àgata Pedrerol.

Referentes en el sector industrial

El sello de Indus es presente en muchas industrias y fábricas del país. Especialmente en el sector agroalimentario y el farmacéutico. Empresas cómo Coca-Cola, Damm, San Miguel, la antigua Nutrexpa (Nocilla, Artiach, Cuétara...) o Grifols hace décadas que les confían sus proyectos. También han estado implicados en otros cómo la planta de Seat en Martorell. Roche, Esteve, Gallina Blanca o Solan de Cabras son solo algunos de los nombres por los cuales han trabajado.

"Tenemos una particularidad con los otros estudios de arquitecturas y es que somos autosuficientes. Podemos buscar un solar, hacer el proyecto del edificio, las instalaciones, calcular la estructura, pedir los permisos industriales", resume Ramon Pedrerol. Esto les permite hacer presupuestos que no se desvían durante la obra, cosa muy valorada por los clientes.

El caso de Coca-Cola

Indus proyectó la fábrica de Coca-Cola en Santo Quirze ya hace 40 años. "Llegaron a la conclusión que lo hacíamos mucho mejor que el resto. Y desde aquel día casi todo el que ha ido tirando Cobega nos lo han llevado a nosotros", destaca Ramon Pedrerol.

Y así es cómo también se abrieron al mercado africano. Empezaron proyectando fábricas por Coca-Cola en países cómo Sierra Leone, Ghana, Algèria o Marruecos. Y hoy en día ya tienen clientes industriales propios y se han centrado especialmente en Ghana.

La crisis del 2008

Un momento complicado por el sector de la construcción en general llegó con la crisis del 2008. Muchas empresas que eran competencia directa de Indus cerraron o quedaron reducidos al mínimo. Pero ellos resistieron. La confianza que se habían ganado con los clientes les permitió seguir recibiendo algunos proyectos.

Y una de las claves fue la poca dependencia del sector público: "Una de las razones de la supervivencia es que en los últimos 20 años hemos dependido muy poco de los encargos de la administración. A los 80 trabajamos mucho con ellos, pero después ya no".

Y este hecho, sumado a que sus principales clientes son del sector farmacéutico y alimentario, les ha permitido también no sufrir durante la pandemia. "La pandemia no nos ha afectado, al contrario, hemos facturado más", reconoce David Pedrerol.

Un paso más por el futuro

Y ya hace dos años, Indus dio un paso más en sus servicios. Hasta entonces, ofrecían servicios de ingeniería y arquitectura (además de asesoramiento legal) en la proyección de edificios y las instalaciones de suministros. "El proceso es lo que nos faltaba. Nos faltaba rellenar la fábrica por dentro", apunta David Pedrerol. Así, ahora también se encargan de la maquinaria. "Intentamos buscar valor añadido", destaca Ágata Pedrerol.

Y con esta voluntad de innovación, que ha marcado toda la evolución de Indus, se encuentran en fase de expansión. En los últimos años el crecimiento anual se ha situado entre el 5-10 % y ya son una plantilla de 90 personas, con una facturación de 5,7 millones de euros. Todo ello gracias a una "clientes adictos" que siempre han confiado en ellos.