A lo largo de la historia la innovación ha jugado y juega un papel fundamental a niveles que van desde lo social hasta lo económico. En el ámbito empresarial y en un contexto de alta competitividad y dinamismo de los mercados dominados por la volatilidad y la inmediatez, adelantarse al futuro para aprovechar las oportunidades es algo más que una recomendación: debería ser una obligación de cualquier empresalíder o que aspire a serlo. Por este motivo, cuando pensamos en el futuro o en la generación de ideas desde el desarrollo de un producto o marca hasta su comunicación, es altamente probable que lo primero que nos venga a la cabeza sea la palabra innovación.
Nuestra marca y productos han de ser innovadores en su concepción más amplia, lo que significa que debemos considerar que las personas desean cubrir sus necesidades y resolver sus problemas viviendo una experiencia satisfactoria en todos los sentidos. Es por eso que la innovación no solo se apoya en la solución, sino que también lo hace en la interacción y lo hace más aún (si cabe) en el caso de que la diferenciación en términos de producto sea nula o limitada.
¿Por qué tendemos a hablar de innovación todo el tiempo cuando lo primero y lo último que tenemos que hacer en cualquier proyecto que emprendemos es investigar?
Estas son afirmaciones con las que todos (o, al menos, casi todos) podemos estar de acuerdo en mayor o menor medida, pero la verdadera cuestión es… ¿qué significa innovar? La palabra innovar proviene etimológicamente del latín innovare, que quiere decir “cambiar o alterar las cosas introduciendo novedades” (Medina Salgado y Espinosa Espíndola, 1994), y la propia RAE la define como “mudar o alterar algo”. Semánticamente, se trata de un concepto ciertamente limitado, especialmente en el contexto empresarial, ya que la innovación se entiende tanto desde la revisión como desde la creación. Sin embargo, la mayor limitación de estas definiciones es su falta de contenido: no ofrecen pista alguna de en qué se basa la innovación.
Aunque la innovación en ocasiones se atribuye a la genialidad, a una corazonada o a la mal llamada intuición, nada más lejos de la realidad. Esa supuesta habilidad creativa o resolutiva de algunas personas no se limita a eso, sino que suele tener detrás la capacidad de visionar el futuro. El término visionario significa "persona que puede ver más allá de su propio tiempo", y para convertirse en uno es necesario un análisis e interpretación pormenorizados del presente y pasado o, lo que viene a ser lo mismo, una gran labor previa de investigación. Este proceso puede realizarse de una manera plenamente consciente y planificada o bien de una forma más natural e intuitiva, haciendo algo tan simple como, por ejemplo, observar a un grupo de adolescentes y detectar la necesidad de crear a las Bratz en contraposición a Barbie cuando esta había llegado a su fin para una proporción considerable de su target (probablemente mucho antes de este descubrimiento).
Y, dicho esto, ¿qué es investigar? Etimológicamente, la palabra proviene del latín in (en) y vestigare (hallar, inquirir, indagar, seguir vestigios). Es decir, investigar en el ámbito de la innovación es el proceso mediante el cual podemos descubrir esos posibles problemas que resolver, esas potenciales necesidades que cubrir. Investigar no solo nos permite descubrir (que no es poco), ya que, adicionalmente, la investigación nos permite evaluar la validez de las soluciones propuestas cerrando el círculo.
Si bien un investigador no tiene por qué ser necesariamente creativo o resolutivo, alguien capaz de crear ideas y resolver problemas no tiene por qué ser tampoco un investigador. Lo que sí es a todas luces necesario es investigar teniendo al consumidor siempre en mente antes de iniciar cualquier desarrollo, pues, más allá del detalle metodológico, sin descubrir y validar no hay innovación. Entonces, ¿por qué tendemos a hablar de innovación todo el tiempo cuando lo primero y lo último que tenemos que hacer en cualquier proyecto que emprendemos es investigar? No en vano, la terminología completa es I+D+i, siendo Investigación el primer término. No lo es por casualidad.