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Innovación para salvar el país

Los Países Bajos apuestan por la I+D sin tapujos, puesto que un país que tiene una parte importante de su territorio bajo el nivel de la mar tiene la obligación de innovar para seguir vivo

Ejemplo de un invernadero holandés a Westland | Cedida
Ejemplo de un invernadero holandés a Westland | Cedida
Breda (Nederland)
07 de Julio de 2020
Act. 07 de Julio de 2020

Últimamente he leído mucho sobre Inteligencia Artificial, sociedad post Covid-19 y otras historias que convergen todas hacia la I+D, convertida en la gran esperanza, el gran aliado y la gran apuesta para salir de la crisis. Se han publicado algunos mapas de Europa que sitúan España y Catalunya en la cola de las inversiones en I+D comparados con países como Alemania o los Países Bajos, que en los últimos años han incrementado significativamente sus inversiones en este campo avanzando hacia un futuro que parece inevitable. Desde hace tres años vivo en los Países Bajos, que se ha convertido en un país tecnológico por excelencia. En el día a día, aprendes a vivir rodeado de apps que te facilitan las gestiones simples, a vivir sin dinero en efectivo, con transferencias bancarias inmediatas a cualquier país de la UE, donde absolutamente todo está pensado para potenciar el uso masivo de la tecnología para comunicarse con cualquier organismo oficial, estatal o con los negocios locales. Un país donde la enseñanza se hace prácticamente sin libros, trabajando con portátiles y desde la nube. Pero, un país donde, a pesar de toda esta tecnología, las personas cuentan mucho y siguen estando en el centro.

Las nuevas tecnologías son herramientas que tienen que servir para potenciar el talento humano y no para sustituirlo despidiendo a las personas. Al contrario. Pero todo esto no es "gratis", ni es fruto de una reacción improvisada a una acción inesperada. Es un concepto de país, un modelo de sociedad que se ha empezado a construir hace muchos años puede ser porque hace siglos que está incrustado en el ADN neerlandés. Un país que tiene una parte importante de su territorio bajo el nivel de la mar tiene la obligación de innovar para seguir vivo. Los famosos molinos o los típicos canales son un sofisticado sistema de ingeniería que ha permitido controlar las aguas y al mismo tiempo ha servido por el crecimiento de su ADN comerciante. El país ofrece soluciones tecnológicas para el control del crecimiento de las aguas, la creación de puentes inteligentes que regulan la cohabitación entre la movilidad terrestre y la navegación fluvial. Los más de las soluciones destinadas al entorno natural, y energético, pocos saben que inventaron el microscopio a 1595, el Wi-Fi, TOM-TOM o el Bluetooth, el CD, entre otras cosas y que, cada año, presentan un importante número de patentes mundiales.

No es casualidad que en el 2019, los Países Bajos ocuparan el cuarto lugar, después de Suiza, Suecia y los EE.UU., pero por ante Dinamarca, Finlandia, Reino Unido, Irlanda, Alemania, etc. en el Global Index of Innovation (GII), basado en factores como las instituciones, la formación, la capacidad y la sofisticación empresarial. Los Países Bajos también lidera otros índices, como el European Innovation Scoreboard.

Este alto nivel de I+D sitúa al país en los primeros lugares de presentación de patentes por millón de habitantes, con una repercusión directa sobre el incremento de la productividad y la competitividad internacional. El 2019, Philips ocupaba el sexto lugar en presentación de patentes de Inteligencia artificial. Pero Philips sólo es una parte. Las ocho grandes multinacionales neerlandesas, Philips, ASML, AkzoNobel, NXP, Shell, DSM, Océ y Unilever. La mayor parte de ellas del sector de la electrónica (Philips u OCE) y del químico (DSM, AkzoNobel) son responsables de casi el 75% del gasto empresarial en I+D y sólo Philips, por ejemplo, es responsable del 20% del gasto privado empresarial en I+D.

"El 75% del gasto empresarial en I+D depende de las ocho grandes multinacionales neerlandesas: Philips, ASML, AkzoNobel, NXP, Shell, DSM, Océ y Unilever"

Pero, I+D, innovar, no es sólo crear productos y presentar patentes. Es un sistema que implica a todo el país. Llegar a estos niveles ni es gratis ni se improvisa. Es una apuesta que necesita tiempo y que generará frutos en una o dos décadas. Quién quiera vendernos lo contrario nos está engañando.

Desde hace décadas, este Estado ha hecho una apuesta de país por la innovación, jugando un papel muy activo para generar un entorno atractivo y fácil para ayudar y motivar las empresas a invertir y desarrollar proyectos de innovación. La inversión del Estado en la innovación no sólo es directa a través de ayudas, créditos o facilidades fiscales. Es poner a disposición de las empresas toda una infraestructura que abra la posibilidad a colaborar con universidades e importantes centros de conocimientos como son el ECN y el TNO, que tienen un papel fundamental en el desarrollo de proyectos de innovación publicoprivada en los 9 campos que contemplan el plan estratégico de país: las industrias creativas, el sector de la logística, la industria energética, la de alta tecnología, la industria química, el sector de las ciencias de la vida y la salud, el importante sector del agua, y el sector de la horticultura, agricultura y de la alimentación.

Reciclaje continuo: la clave es formarse

Los responsables de dirigir el país tienen muy claro que la formación es el elemento clave para convertir los Países Bajos en un país altamente competitivo y eficiente. La población activa neerlandesa tiene una clara orientación internacional. Por eso una gran mayoría habla más de 2 idiomas con el inglés como su segunda lengua, que hablan con mucha fluidez a partir de los 15 años. No es nada extraño encontrar personas mayores hablar inglés con naturalidad. Que la mayoría de las películas y programas de televisión se emitan en versión original subtituladas tiene mucho que ver a la hora de crear una sociedad multilingüe. La formación continúa es parte de la cultura de país. No sólo las personas buscan formarse permanentemente, sino que las mismas empresas dedican fuertes inversiones para formar a su propio personal, como la única garantía de contar siempre con personas cualificadas, independientemente del tiempo que éstas se queden a la empresa.

"La formación continúa es parte de la cultura del país. No sólo las personas buscan formarse permanentemente, sino que las empresas dedican fuertes inversiones a formar a su propio personal"

En esta apuesta por la formación, hay que destacar la enorme inversión del Estado para mantener un altísimo nivel como signo de identidad de país. No es casualidad que 14 universidades de los Países Bajos se sitúen entre las 200 mejores del ranking mundial y que 6 de ellas se sitúen entre las 50 principales universidades europeas. No hay secretos. Aquí, la formación, igual que la sanidad, es sagrada y no se toca. Es un pacto de Estado. Un pacto que impide que entre en las campañas electorales. Cualquier cambio siempre se hará desde el consenso, con la participación de expertos, profesorado, rectores, asociación de alumnos, entendiendo que se juegan el futuro del país, con independencia de quien gobierne. Sería inaceptable cambiar el sistema educativo en función del color político de quien gobierna, como se hace en España. Esta importancia de la educación se ve reflejada en las numerosas ayudas económicas para garantizar que todo el mundo que valga, y quiera, pueda acceder a la universidad.

La innovación en los Países Bajos es una apuesta que se va a principios de los años ochenta, cuando un informe elaborado por un grupo de expertos de todos los sectores destacaba que sólo las grandes empresas holandesas invertían en innovación, mientras que las pymes solían mostrar muy poco interés en este campo. A partir de este momento, se elaboró un plan ambicioso con un claro objetivo en materia de innovación de crear "un entorno y un clima investigador" para atraer investigadores y empresas innovadoras del extranjero, generar sinergias con empresas locales y facilitar la comercialización de los resultados científicos. De este modo, se aseguran que el sistema neerlandés de innovación siga avanzando hacia el futuro y ser el motor del crecimiento económico que permite competir a escala internacional. Un plan que se ha ido adaptando, pero sin perder nunca de vista el objetivo final. Innovar para competir.

Los invernaderos de la economía

Uno de los sectores donde la innovación ha sido importando es la agricultura. Los Países Bajos son el segundo exportador de frutas y verduras del mundo, después de los Estados Unidos, con una facturación que supera los 6.000 millones de euros. No hablamos sólo de tulipanes, flores u hortalizas típicas norteñas de Europa, sino que encontramos tomates, cebollas, pimientos y cualquier otra verdura típica de países del sur o tropicales. Esta agricultura, que se realiza principalmente en invernaderos, cuenta con tecnología muy avanzada que permite producciones de alta precisión. Impresiona visitar la zona de Westland, en la provincia de Zuid-Holland, con un 80% dedicada a la agricultura en invernaderos. Pero no estamos hablando de los invernaderos del mar de plástico almeriense. Estamos hablando de invernaderos de vidrio, que pueden llegar hasta 20 metros de altura, convertidos y organizados como laboratorios de investigación donde se aplican las últimas tecnologías en materia de cultivo, mucho de ellas enfocadas a la sostenibilidad y que después serán exportadas en todo el mundo.

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Invernadero en los Países Baïxos, en Westland | Cedida

 
Igual que pasa con los otros sectores, el Estado facilita la colaboración con las universidades, convertidas en verdaderos centros de investigación especializados, puestas al servicio de las empresas. Aunque cueste de creer, he comprado tomates cultivados aquí de mejor calidad que muchos de los cuales he encontrado en algunos mercados de España.



En un artículo anterior escribí que este es un país de emprendedores, de empresarios, pensado y organizado para emprender. Cuando hablamos de los porcentajes del PIB que el Estado invierte en la I+D, España suele mirar hacia países como Alemania, Países Bajos, Suecia, o los mismos Estados Unidos.

Siempre he dicho que el Estado no innova, ni crea productos, ni crea puestos de trabajo, ni genera riqueza para un país. No lo sabe hacer y tampoco es su propósito. Si realmente fuera así, los antiguos países del Este, del bloque soviético, de la China de Mao, o la misma Corea del Norte serían potencias mundiales en innovación y en tecnología. Y no lo han sido nunca. Por eso me cuesta aceptar el camino fácil de reivindicar más inversión del Estado en innovación, una idea que la crisis sanitaria ha convertido en una exigencia. No creo que aumentar el presupuesto de I+D convierta a muchos países en punteros e innovadores. Decía Peter Drucker que no existían países pobres, sólo países mal gestionados y que detrás de una empresa siempre había una persona que había tomado un riesgo. Pues detrás de la innovación siempre hay empresas, empresarios y emprendedores. Y este es el talón de Aquiles de los países que no innovan.

"Detrás de la innovación siempre hay empresas, empresarios y emprendedores. Y este es el talón de Aquiles de los países que no innovan"

Los Países Bajos lo han entendido desde siempre. El país supera los 2 millones de empresarios, más del 11% de la población. Por eso, sus principales inversiones se centran en crear el marco adecuado para atraer a empresas de fuera, pero sobre todo para fomentar el talento y la iniciativa interna. Invertir en I+D no es sólo Inteligencia Artificial. Es crear infraestructuras eficientes. Es formar y preparar a la próxima generación. Es crear un marco fiscal que facilite la creación de empresas que incentive las inversiones en tecnología, que motive a emprendedores y empresarios a probar, a arriesgar, a equivocarse y a volver a empezar. Es simplificar y agilizar la contratación de personal. Es fomentar desde la escuela un espíritu empresarial abierto a nuevas ideas, preparado para trabajar en equipo, poniendo siempre a las personas en el centro de la innovación.

Que España y Catalunya tienen un potencial enorme es evidente. La situación geográfica de Catalunya es envidiable. Pero con esto no hay bastante. Escribí una vez que las empresas no cerraban por culpa de la crisis, lo hacían por una mala gestión.

Con la innovación pasa lo mismo. La innovación que no sirva para mejorar la vida de las personas sólo sirve para satisfacer egos, escribir libros y llenar salas de conferencias. Un producto es innovador cuando es aceptado por las personas. Tampoco valen las grandes teorías futuristas, ni los grandes compromisos globales que sólo llenan informes y comités de crisis pero que nunca se llevan a la práctica. Tengo la impresión que los Países Bajos han sido capaces de encontrar este equilibrio entre innovación, tecnología y personas. Un país que incorpora el coche eléctrico mientras se sigue moviendo en bicicleta, donde a pesar de las apps, los e-mails y WhatsApp sigue enviando correspondencia por correo, donde a pesar del ecommerce, las personas siguen yendo a las tiendas donde el personal tiene un papel importante, donde el contacto y las relaciones personales en los negocios siempre pasará por delante de cualquier comunicación online. Esto es un país avanzado.

La bicicleta és un mitjà molt important a Àmsterdam | Cedida
La bicicleta es un medio muy importante a Àmsterdam | Cedida



Si tuviera que explicar en una frase el éxito de los Países Bajos en la innovación, lo haría con una frase, de nuevo, de Drucker: "La planificación a largo plazo no es pensar en futuras decisiones sino en el futuro de las decisiones actuales".