
Volvo, BMW, Chupa-Chups, Telefónica, Camper o T-Systems. Todas ellas tienen en común el uso de tecnología catalana a través de Inology, una de las compañías pioneras en software que ha desarrollado soluciones de programación que han llegado a más de 120 países de los cinco continentes. Herramientas que van desde la gestión de los gastos de empresa hasta el control horario en oficinas.
Fundada en los años 80 en Terrassa, es una empresa familiar con la segunda generación al frente. "En aquellos años había muy poco software y vendíamos sobre todo hardware y servicios de desarrollo a medida", explica Òscar Llonch, socio de Inology y hijo del fundador. Son casi cuarenta años de trayectoria, con momentos complicados que siempre han superado. Y una clara vocación y obsesión que resume en una palabra: "Producto".
Predicar en el desierto
"Era difícil entrar en las empresas, se hacía todo en papel y costaba entender el concepto de digitalización", recuerda Òscar Llonch sobre los inicios de Inology en los años 80. En los primeros años, ofrecían soluciones a medida para la facturación o la gestión administrativa. El primer software estandarizado fue Marino ERP para la gestión empresarial. Además, entraron en las fábricas y el sector industrial, lo que supuso un gran impulso.
"Había muy poca competencia, pero más resistencia al cambio", argumenta el socio de Inology, que también destaca que las compañías apostaban por software local: "No se iba a buscar programas a Alemania". Por todo ello, reflexiona que "quizás era más fácil que vender hoy en día", donde la competencia y las soluciones florecen.
Llonch: "La crisis de 2008 fue dura"
A principios de los 2000 ya ofrecían herramientas para la captura y el control de los datos en planta que permitían obtener información de los movimientos de los trabajadores, los pedidos, los productos o las materias primas. Y dieron un paso adelante: "Como lo hacíamos en la fábrica, nos propusieron trasladarlo a la oficina y establecer herramientas para el control horario de los trabajadores". Y nació el software Nubhora.
La empresa se consolidaba y era referente en el mercado local. El crecimiento anual era superior al 10% y daban empleo a una sesentena de personas. Pero llegó la gran crisis de 2008: "Nos afectó, fue duro". La facturación cayó más de un 30% y la plantilla se redujo a la mitad. Hasta 2012, las empresas no hacían inversión en activos digitales. "Nuestro objetivo era subsistir", señala Llonch. En tres años no les entró ningún cliente nuevo.
La clave de la supervivencia
Inology fue pionero en establecer un pago por uso o una cuota por los softwares. Hasta entonces, era más habitual pagar una única licencia de un costo muy elevado: "Eso nos permitió aguantar durante la crisis". En 2012, facturaban unos 2 millones de euros y tenían 35 trabajadores.
2013 fue un año clave para Inology con el lanzamiento de Tickelia, una aplicación de gestión de gastos de la empresa como viajes corporativos o dietas. "Se podía implementar en cualquier empresa, del sector, del tamaño y del país que fuera", resalta Llonch. Todo ello nació por una necesidad interna: su contable estaba inundada de excels con todos los tiquets y facturas en papel y vimos que se debía buscar una solución.
La expansión internacional
Incorpora lectura inteligente de tiquets: con una sola foto, cada trabajador trasladaba la información del gasto, que se gestionaba de manera automática. La tecnología de reconocimiento óptico les permite capturar y leer hasta 18 campos del tiquet o factura que se debe digitalizar. "Acertamos de pleno", enfatiza el socio de la compañía terrassense. Cuando salieron, sólo había otra compañía en el Estado con una solución similar y hoy en día aún son líderes.
"El objetivo es facilitar y digitalizar el proceso de control financiero de los gastos de los trabajadores", resume. Con Tickelia se expandieron internacionalmente, ya que la problemática era similar en todas partes. Primero Portugal y después el resto de Europa, donde se encontraron competidores fuertes. Por eso, decidieron crear el océano y mirar hacia Latinoamérica, comenzando por México y Colombia. Ahora ya suman más de 3.000 clientes de 120 países de los cinco continentes, con oficinas propias en Madrid, Barcelona, Bogotá y México. Doce años después de la grave crisis que sufrieron, facturan unos 10 millones de euros y tienen 180 trabajadores.
Llonch: "La clave es el producto"
Cuando se pregunta a Óscar Llonch cuál es el secreto de su éxito, lo tiene claro: "La clave es el producto". "Tenemos mucha vocación por el producto, aterrizamos la problemática. Muchas soluciones se han limitado a solventar las principales problemáticas, nosotros hemos ido cuatro pasos adelante y a las necesidades de cada sector", añade el socio, que destaca que ofrecen una aplicación para que el proceso de cada cliente sea lo más eficiente y automático posible. Por ejemplo, ahora son la única aplicación del mercado que permite la recuperación del IVA de los gastos únicamente con la foto del tiquet: "El costo de nuestra herramienta a menudo se ve compensado sólo con este beneficio".
Así es como Inology ha trazado una aventura de casi cuarenta años como uno de los socios de referencia en la digitalización de procesos en la empresa catalana. Y, desde hace unos años, en compañías de todo el mundo. A pesar del impacto de la Covid, donde los viajes corporativos cayeron y Tickelia perdió sentido durante un período, ahora vuelven al crecimiento con una herramienta que ha hecho la vida más fácil a miles de sociedades. Prisa, Alsa, MediaMarket, Volvo, Sprinter o Taurus son sólo algunos ejemplos.