Jaume Roures es puntual. Lo es el día de la entrevista y siempre. Su jefa de comunicación da fe de ello. "Tengo que llegar a los lugares quince minutos antes de la hora acordada para que Jaume no me avance", comenta poco antes de que Roures entre por la puerta del restaurante Fishhh! de Luis de Buen.
La conversación on the record se alarga poco más de una hora. En un tono medido, Roures se muestra como la antítesis de la rauxa y del sentimentalismo blaugrana en cada respuesta. Muestra una visión de lo que debería ser el club regida por criterios empresariales, fruto de años de experiencia en gestión de compañías como Mediapro. Es una exposición diáfana y con nulo margen para recuperar ideas como, por ejemplo, lucir de nuevo el logo de Unicef en el pecho de la camiseta del Barça. Admite que algunas de sus propuestas – subir la cuota de los socios, construir un nuevo estadio con capacidad inferior al actual u optar por un modelo propiedad como el del Bayern de Múnich– chocan con el barcelonismo tradicional. Y, en especial, con líneas rojas que quienes aspiran a presidir el club saben que no pueden cruzar si quieren ganar las elecciones. Sin embargo, remarca que siempre dirá lo que piensa, por impopular que sea o por mucho que lo puedan criticar. Es la misma actitud que muestra respecto a lo que se diga de él y de Mediapro en las redes sociales. No tiene cuenta en ninguna de ellas y lo que se escriba “me entra por un oído y me sale por otro”.
Roures defiende el derecho de Catalunya a decidir su futuro. Un posicionamiento personal que no ahorra críticas a las formaciones independentistas
En la parte off the record de la conversación, Roures mantiene el mismo tono medido. También parece que disfruta de los platos que Fishhh! lleva a la mesa, entre ellos varios con pescado crudo, una de las preferencias del invitado. Sin una grabadora trabajando, los temas de conversación se alejan de los márgenes del fútbol para entrar en el campo de la política y de la situación de la administración. No revelaremos ningún secreto, porque ya lo ha manifestado públicamente en otras ocasiones, si explicamos que Roures defiende el derecho de Catalunya a decidir su futuro. Un posicionamiento personal que no ahorra críticas a las formaciones independentistas durante la cena.
La conversación avanza, el tiempo agoniza y, cuando ya es casi medianoche, acaba la cena. A la salida del Fishhh!, mientras los asistentes nos despedimos antes de volver a casa, Roures repasa la agenda del día siguiente con su jefa de comunicación. Lo tiene todo en la cabeza y remarca que a las diez de la mañana empezará la reunión. Roures volverá a ser puntual.