Javier Goyeneche ha vivido dos crisis como empresario y, en ninguno de los casos, su proyecto consiguió sobrevivir. Empezó en el mundo de la moda con una marca de pins, Loco Pins, que tuvo que cerrar en 1993 por la situación económica. La historia se repitió con Fun&Basics, una tienda de accesorios que tuvo que vender a un inversor gallego tras un concurso de acreedores en 2008. A las puertas de una nueva frenada económica, el actual negocio de Goyeneche está en su mejor momento. Hace seis años salió al mercado la primera colección de Ecoalf, una marca de ropa hecha con materiales reciclados. El boom de los productos sostenibles permitirá a la firma registrar beneficios por primera vez. Ecoalf ha triplicado su facturación en 2019, que espera cerrar con 18 millones de euros. Goyeneche divide su tiempo entre la marca y la Fundación Ecoalf, con varios proyectos para sacar basura de los océanos. Una parte importante de su trabajo es difundir cuál es el impacto de la industria de la moda en el medioambiente y concienciar de la necesidad de cambiar nuestros hábitos de consumo. Para hacerlo, el año pasado él y su equipo dieron casi 300 charlas y conferencias alrededor del mundo. Este mes ha estado en el Cornellà Creació Fòrum, donde ha hablado sobre residuos, sostenibilidad e innovación.
¿Es posible vestirse de pies a cabeza con ropa hecha a partir de materiales reciclados?
¡Por supuesto! Mi jersey y mi camiseta son de lana reciclada y las zapatillas también son nuestras. Pero podría llevar una chaqueta y un pantalón de Ecoalf para completar.
¿De dónde salen los residuos necesarios para confeccionar vuestras colecciones?
¡Basura hay en todos lados! El verdadero reto cuando empezamos era buscar la tecnología que nos permitiera crear hilo a partir de materiales reciclados. Lamentablemente, la encontramos en países lejanos. Los principales son Tailandia, China, Taiwán, Corea, Portugal y España.
¿Cuál es el proceso para crear tejidos desde que obtenéis los residuos?
Lo que nunca hacemos es mover la basura, así que intentamos hacer todo el proceso en el mismo país. Si reciclamos el neumático en España, lo convertimos en polvo y hacemos la chancla final en Arnedo, La Rioja. Si reciclamos el algodón en Portugal, intentamos que la camiseta final se haga allí.
¿Sirve cualquier tipo de basura?
Nosotros trabajamos con seis tipos de residuos: botellas de plástico, redes de pesca, restos de café, algodón y lana que sobra en las fábricas y neumáticos usados.
"Queremos ser muy sostenibles, pero también comprar 15 camisetas a tres euros al año; no es compatible"
¿De dónde nace Ecoalf?
Ecoalf nace de mi aspiración a crear una marca de moda realmente sostenible. Vi que lo más sostenible es dejar de utilizar los recursos naturales del planeta. El reciclaje era una opción si éramos capaces de crear una gama de productos con la misma calidad y diseño que las demás marcas. Pero en 2010, cuando ya tenía la idea, no existían tejidos reciclados chulos, eran reciclados en un porcentaje muy pequeño y con texturas complicadas. Entonces me pasé tres años viajando por el mundo para investigar y encontrar una forma de hacer estos tejidos.
¿Cómo la encontraste?
Empecé con una señora maravillosa en Taiwán que reciclaba botellas de plástico para hacer alfombras. Luego fui a Corea, donde empecé a reciclar redes de pesca, después vino el café, el algodón, la lana, los neumáticos... Y salimos al mercado en 2013 con una colección pequeña y sólo seis tejidos.
¿Con cuántos tejidos trabajáis ahora?
Hemos crecido exponencialmente. De las 28 referencias iniciales, hoy tenemos casi 550. Con el tiempo, hemos desarrollado unos 380 tejidos.
¿Se puede hacer cualquier tipo de tejido con materiales reciclados?
Nosotros invertimos mucho en reciclar algodón. La gente no es consciente de ello, pero el algodón es muy poco sostenible: se necesitan 2.000 litros de agua para fabricar cada camiseta. El algodón reciclado sale de los sobrantes de las fábricas y de lo que se tira a la papelera. Lo separamos por colores, lo trinchamos y sale un hilo muy pequeño, inestable y difícil de trabajar. Funciona muy bien para camisetas de hombre, sudaderas, polos y pantalones, pero nos da muchos problemas para camisetas más finas. En tres meses lanzaremos un nuevo algodón: 50% orgánico y 50% reciclado.
¿Cómo se obtiene un zapato a partir de unas botellas de plástico?
Para los diseños tradicionales, coges el petróleo, haces un polímero y después un hilo de poliéster. Nosotros cogemos una botella de plástico, hacemos el polímero y después el hilo. Es lo mismo. La diferencia es que del petróleo a un tejido de nailon son 17 pasos químicos y si la fuente es una red de pesca se necesitan siete. De ahí el ahorro de agua y energía, porque son la mitad de pasos. Además de reciclar tejido, ahorramos en el proceso de fabricación.
¿Es más caro producir de esta forma?
Sí, y más complicado. Los tintes sostenibles son más caros que los dañinos, las hilaturas recicladas buenas cuestan más… Ir a una feria, comprar un tejido y hacer un producto es una cosa. Montar contenedores en 44 puertos, recoger la basura todas las semanas, llevarla a seis puntos de categorización, separarla, aislar el PET y todo el proceso de creación del tejido, es otra cosa, mucho más compleja.
¿Quién llena de basura los contenedores que tenéis en los puertos?
Construimos uno de nuestros proyectos más ambiciosos en 2015, que es sacar basura de los océanos, Upcycling Oceans. Nuestro primer acuerdo fue con tres pescadores de Vila Joiosa, en el País Valencià. Les convencí para que me dejaran poner contenedores en sus barcos y tiraran allí la basura que se les quedaba atrapada en las redes. Hoy estamos con 3.200 pescadores del Mediterráneo. Hemos sacado 500 toneladas del fondo del mar este año.
¿El sobrecoste que supone todo este proceso se refleja en el precio?
No del todo, porque el producto sería mucho más caro. Pero si unas zapatillas de 89 euros son caras o no es muy relativo. Teniendo en cuenta que son 100% hechas con botellas y la suela con algas, que ha sido un proyecto de I+D de dos años con una compañía en Estados Unidos... Hay zapatillas de 40 euros, es verdad, pero creo que por todo lo que representa, el precio es muy lógico.
La innovación es uno de los pilares de Ecoalf. ¿Cómo se desarrolla en la compañía?
Invertimos mucho en innovación. Trabajamos con muchos centros alrededor del mundo, ahora mismo con cuatro proyectos para encontrar los tejidos del futuro. Intentamos que nuestros filamentos no suelten microfilamentos cuando lavas la ropa, también estamos viendo cómo cerrar el círculo de nuestras prendas para reciclarlas una vez usadas, buscamos los tintes con menos impacto en el medioambiente…
¿Cuánto invierte Ecoalf en I+D?
Cuando empezamos era un disparate. Invertíamos entre 200.000 y 300.000 euros y facturábamos medio millón. La gente nos decía: no tiene sentido. Hoy seguimos invirtiendo lo mismo pero facturamos casi 20 millones.
"Colaboramos con 3.200 pescadores del Mediterráneo y hemos sacado 500 toneladas del fondo del mar este año"
Hace unos años dejasteis de utilizar pieles para confeccionar vuestras prendas. ¿La innovación también es descartar materiales?
Sí, tenemos una lista de sustancias restringidas. Dejamos de usar piel porque no podíamos trazar de dónde provenía el cromo, el producto con el que se tintan las pieles, que es muy tóxico. También dejamos de usar forro polar, aunque era una prenda que vendíamos mucho, porque al lavarlo hechas casi 20.000 microfilamentos al sistema. Esto ocurre porque está hecho con fibras rotas, por lo que ahora solo usamos filamento continuo.
¿Cómo reciben vuestros clientes estos cambios?
Siempre intentamos explicar nuestras decisiones y las razones que nos han llevado a ellas, igual que explicamos los motivos por los que no hacemos Black Friday o promociones fuera de temporada. No creemos en este concepto porque impulsa un consumismo que genera un montón de basura.
¿Habéis notado un cambio en la concienciación del gran público con respecto al cambio climático y la sostenibilidad?
Yo llevo desde 2009 hablando de este tema y he notado un cambio enorme en el último año. En 2014, cuando nosotros empezamos a sacar la basura del océano, nadie hablaba de eso y hoy en día muchos telediarios hablan de ello.
¿Es una moda o un movimiento con continuidad?
Creo que afortunadamente no es una moda. Las compañías no sostenibles lo pasarán mal porque el consumidor lo va a exigir en todos los ámbitos. Yo no entiendo que hoy en día se construya un edificio que no sea eficiente a nivel energético, ¿en qué momento hemos aceptado como lógico que pongan veneno en nuestra comida? Hay una vuelta a replantearnos muchas cosas y también el modelo económico de “compro y tiro”, que no es sostenible. Somos 150.000 personas más al mundo al día y no existe superficie para plantar más algodón ni existe agua suficiente para seguir haciendo camisetas de tres euros el 60% de las cuales terminan en vertederos en menos de dos años. No es posible.
"Cuando empezamos invertíamos entre 200.000 y 300.000 euros en I+D y facturábamos medio millón; hoy seguimos invirtiendo lo mismo pero facturamos casi 20 millones"
A veces la barrera para consumir productos sostenibles es económica: los coches eléctricos son más caros, la comida ecológica, también. ¿Existe un problema de accesibilidad?
Cuando lancé Ecoalf ponía estos dos ejemplos y precisamente yo no quería que el precio fuera un motivo por el cual una persona no lleva una vida lo más sostenible posible. Es el principal reto: ofrecer productos sostenibles con una relación calidad-precio que la gente pueda permitirse. Tiene que haber un cambio de costumbres. Siempre insisto mucho en que queremos ser muy sostenibles, pero también comprar 15 camisetas a tres euros al año; no es compatible.
Sin embargo, el sector está pensado para que así sea: cada temporada cambian las modas.
Sí, y no hay la necesidad de crear una moda nueva cada semana. Cuando empezábamos con Ecoalf, las revistas de moda me decían que nuestro producto era muy básico. No es que sea básico es que es atemporal. Tenemos que diseñar para que el producto perviva en el tiempo. Si yo te ofrezco un producto que va a ser perecedero porque la moda es tan moda que termina en tres meses, acaba en la basura.
Algunas grandes marcas han sacado una colección de moda sostenible. ¿Hay cada vez más competencia?
Nuestra competencia es toda la moda. Cuando vendes en una tienda de Barcelona, compites con otras diez marcas, aunque es verdad que cada vez surgen más firmas sostenibles. Y las grandes marcas están lanzando líneas cápsula, como Conscious de H&M o Join Life de Zara, pero es un porcentaje mínimo de su producto.
¿Es positivo para la industria?
Es importantísimo que Inditex, H&M, Uniqlo y otras grandes marcas se metan en la sostenibilidad. Ecoalf puede hacer ruido, pero los que realmente harán el cambio son los que tienen volumen. Si estos grandes grupos se toman en serio la sostenibilidad y no lo dejan en una colección cápsula, los proveedores se pondrán las pilas. No es lo mismo que yo pida 1.000 cordones hechos con botellas de plástico recicladas a que vaya Inditex y pida 150.000. Ellos son los grandes motores de la industria.
¿Cuáles son los próximos pasos para Ecoalf?
Tenemos dos vertientes: Ecoalf como marca de moda y la Fundación Ecoalf. Abriremos una tienda en Ámsterdam en dos semanas y otra en París en diciembre. En marzo damos el salto a Asia, con nuestra entrada en Japón. Hace un mes firmamos con el grupo textil Sanyo Shokai, con el que empezaremos un proyecto muy bonito y bastante ambicioso. Nuestro reto es hacer nuestro producto cada vez más sostenible, seguir innovando y sacar mejores tejidos y materiales. La Fundación Ecoalf se dedica a sacar la basura del océano. Además de Tailandia y Japón, también tenemos previsto llegar a los 15.000 pescadores en el Mediterráneo. ¡Nos falta tiempo!