Imagina que una persona de un equipo realiza un buen trabajo, es promocionada y asume la gestión y el liderazgo de un equipo compuesto por diversas personas. Sin embargo, en este proceso de promoción no se evalúan sus habilidades para gestionar equipos, y tampoco se le proporciona ninguna formación específica. Son los llamados jefes accidentales, y es un fenómeno en auge. De hecho, un 82% de las personas que son designadas como jefes no tienen ninguna formación relacionada con esta cualidad, según el prestigioso estudio británico del Chartered Management Institute. Y la gran consecuencia si no se revierte la situación: aumento de la desmotivación del equipo, poca productividad o incluso pérdida de credibilidad.
Probablemente muchos trabajadores se han encontrado (o han sido) jefes accidentales a lo largo de su trayectoria, pero con el transcurso de la pandemia el fenómeno se ha acentuado aún más. Los responsables del estudio, después de entrevistar a 4.500 profesionales, han destacado el aumento en la promoción a diversos puestos de responsabilidad sin tener las capacidades que se requieren. Un contexto acompañado de meses de teletrabajo y virtualidad que no han permitido acompañar a estos perfiles en el cambio ni mentorizarlos.
Las consecuencias ocultas de un mal liderazgo
Aunque hay jefes accidentales que lideran equipos con efectividad y compromiso, hay otros que pueden tener consecuencias nefastas en cuanto a los objetivos y resultados de una empresa. Según el estudio, de los empleados que describen a su jefe como ineficaz, un 27% se sienten seriamente insatisfechos en el trabajo; un 15% se consideran menos valorados y un 34% menos motivados. Eso sí, no todo es negativo. Las cifras correspondientes de los empleados que sienten que tienen un jefe capaz y adecuado son de más del 70%.
Los directivos accidentales ocupan el 82% de las posiciones de responsabilidad, según el estudio
Otro dato alarmante tiene que ver con que la mitad de los que no están contentos con la capacitación de su jefe están pensando en dejar la empresa en los próximos doce meses.
Reina el silencio mientras hay miedo a hablar de los sentimientos
La situación de los directivos tampoco es fácil. De hecho, un 18% no confía en sus propias capacidades de liderazgo, un hecho que les genera problemas a la hora de abordar con la sensibilidad adecuada los múltiples asuntos profesionales y personales que plantea la gestión de un equipo; y un 60% se sienten confiados, pero consideran que les haría falta más formación. Además, el estudio aborda más cuestiones, como que un tercio de los directivos encuestados está pensando en dejar la empresa dentro del plazo de un año y casi la mitad considera que sus colegas han sido promocionados por sus relaciones y su personalidad más que por su capacidad de liderazgo y resultados.
La mitad de los directivos considera que sus compañeros han sido promocionados por sus relaciones y su personalidad
Los autores señalan que cuando la gestión defectuosa de los equipos se ha instalado en una empresa, es difícil erradicarla. Esto se debe a que los responsables y directivos temen hablar con sus superiores sobre su sentimiento de incapacidad y, al mismo tiempo, los empleados no se atreven a enfrentarse a estos directivos incapaces. Esto genera un círculo vicioso de silencio en el que prospera la gestión de personas ineficaz o incluso tóxica. Un 20% de los directivos señalan que les hubiera gustado expresar su preocupación sobre sus capacidades y situación en algún momento y que se arrepienten tiempo después.
Las estrategias de retención de talento no pueden tener éxito si no se contempla la influencia de los líderes en la permanencia de las personas en una empresa. Según una investigación de UKG, un mal jefe puede ser una de las principales razones de renuncia, pero también hay trabajadores que deciden quedarse en una empresa, a pesar de no contar con un salario elevado, por la buena relación que tienen con el líder y el "salario emocional". La flexibilidad, el bienestar y los líderes que se convierten en mentores, marcan la diferencia. Ahora bien, hay otro fenómeno en auge que tiene que ver con un buen líder: los trabajadores boomerang. Es decir, los que regresan a la empresa que abandonaron. Pero eso ya es para otro capítulo.