Joan Font, el guardián de la lengua catalana y del imperio Bon Preu

Hijo de un vendedor de bacalao y de una tendera, el empresario "de pura cepa" reivindica a la gente de oficio

Joan Font es el presidente de Bon Preu | Cedida Joan Font es el presidente de Bon Preu | Cedida

Si hubiera un once inicial de los empresarios que mueven la economía de Catalunya, sin lugar a dudas, Joan Font (Torelló, 1951) ocuparía las posiciones destacadas del listado, en el que los fundadores de los principales supermercados del país reivindican el impacto económico, social y territorial que generan. Hijo de un vendedor de bacalao y de una tendera de Torelló, es el primero de cuatro hermanos. De pequeño trabajó con sus padres mientras estudiaba por la noche peritaje mercantil en una academia de Manlleu, lo que sería la actual Administración y Dirección de Empresas (ADE). El fundador y presidente de Bon Preu creó el primer supermercado en Manlleu en 1974 con su hermano Josep Font, y el resto es historia. ¿Las cifras que lo rodean? 2.259 millones de facturación en 2023, 136 supermercados Bonpreu, 57 supermercados Esclat, 14 minimercados y más de 22.900 puestos de trabajo, de forma directa e indirecta en Catalunya.

Font ha impregnado a Bon Preu con una militancia activa en favor de la lengua y la cultura catalanas, hasta convertirse en símbolo del empresariado que ha apoyado al independentismo

Font confiesa que su "exigencia con el trabajo y la dedicación" se remonta a los nueve años, cuando se levantaba a las cinco de la mañana para ir a ayudar a sus padres en el puesto. Nacido en plena dictadura franquista, reitera que había "mucha miseria intelectual, política, moral y religiosa" durante toda la dictadura. De adolescente, le encantaba escuchar a algunos empresarios que recordaban la historia y la literatura de Catalunya. De aquí su sentimiento nacionalista y a favor de la lengua catalana que lo ha impregnado desde entonces.

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Durante los años 70 viajó por toda Europa en una furgoneta, mientras descubría nuevas formas de comercio. Con tan solo 23 años abrió en 1974 su primer supermercado en la vecina Manlleu. Su hermano Josep Font, que era dos años menor, se incorporó al negocio que quedaría repartido a partes iguales. Con el tiempo abrieron un nuevo servicio en Vic y, poco después, en Vilafranca del Penedès con el primer hipermercado bajo la enseña Esclat. Como curiosidad, en el caso osonense, tuvo que intervenir la Guardia Civil durante el primer día de apertura debido a la gran expectación popular desatada, que obligó a los agentes a poner orden en la calle. Cabe destacar que, con el paso de los años, uno de los motivos de su crecimiento está relacionado con la apertura de nuevos establecimientos. Como adquisiciones, han comprado las cadenas de Orangután e Intermarché.

Durante la inauguración de un supermercado en Vic, la Guardia Civil tuvo que intervenir debido a la gran expectación popular que se generó

Entre las principales características del modelo de negocio y visión empresarial de Font, destaca la variedad de productos, la mayoría de kilómetro cero, y la importancia del catalán en todos los productos y en la atención al cliente. De hecho, muchos trabajadores de origen extranjero que trabajan en la cadena de supermercados confiesan que “han aprendido de manera exprés el idioma por el énfasis en utilizar el catalán en todas las comunicaciones”. Aún más, Font ha impregnado la marca con una militancia activa en favor de la lengua y la cultura catalanas, hasta convertirse en símbolo del empresariado que ha apoyado al independentismo. Además, Joan Font tiene un papel destacado en el lobby empresarial Femcat, como patrono y figura más mediática.

¿Bon Preu es familia empresaria o empresa familiar?

El Grup Bon Preu cuenta con varios planes de expansión | Cedida
El Grup Bon Preu cuenta con varios planes de expansión | Cedida

"Las empresas familiares tienen criterios diferentes a las que no lo son y se ve mucho a largo plazo. Por ejemplo, una empresa familiar no espera que una inversión comience a rendir desde el principio. Puede tardar y no pasa nada. También es mucho más fácil que los valores tengan consistencia en el tiempo", declaraba Font este año, en una entrevista con Víctor Costa, antiguo director de VIA Empresa, en el The New Barcelona Post. Para él, la honestidad, el trabajo en equipo y la actitud positiva son primordiales. Y un consejo para quien conviva en una empresa de estas características: "la familia y la empresa deben separarse bien. En la familia hay unos valores de estima, pero la estima no es una prioridad; puede ser importante, pero no es la prioridad en el mundo empresarial. Hay miembros de la familia que pueden ser muy válidos como directivos, al igual que hay familiares -que puedes querer mucho- que no lo son. Y cuidado, porque esto puede suponer un gran desastre para la empresa y la familia".

Joan Font se muestra crítico con la burocracia del país, ya que pueden llegar a tardar hasta ocho años en abrir un supermercado

Después de varias disputas entre los dos hermanos Font Fabregó, concretadas en la política de remuneraciones de los administradores y en la distribución de dividendos de Bon Preu, cerraron el acuerdo en el verano de 2019 que puso fin al litigio judicial sobre Bon Preu y Joan se comprometió a pagar cerca de 350 millones de euros, de manera escalonada, a su hermano menor Josep por su 50% de este grupo de distribución. Desde entonces, Josep ha llevado a cabo una intensa y diversificada actividad inversora.

Més info: ¿Puede una empresa recuperar la ilusión de los oficios en riesgo de desaparecer?

El origen osonense define el carácter y día a día del mayor de los Font. “En Osona hay empresas muy buenas. Quizá no facturan mil millones, pero tienen fábricas en muchos países del mundo. Tienen talento, oficio y capacidad de trabajo gracias en parte a las generaciones anteriores. Acertaron en las decisiones estratégicas y construyeron una gran empresa. También tenemos muchos ejemplos como Casa Tarradellas o La Farga”, afirma.

Además de ser empresario, también tiene una faceta como inversor. Cuentan con Ona Capital, donde invierten en diversos proyectos del país con impacto social

Eso sí, Font nunca ha tenido problemas en mostrarse crítico con la burocracia del país. Confiesa que pueden llegar a tardar hasta ocho años en abrir un supermercado. "Podríamos tener los mismos requisitos y tardar solo tres meses haciéndolo igual de bien", continúa. También exige contar con más autonomía estratégica en lo que respecta a las energías renovables

Bon Preu ha invertido este año un millón de euros en el plan de formación de su Escuela de Comercio | VIA Empresa
Bon Preu ha invertido este año un millón de euros en el plan de formación de su escuela de comercio | VIA Empresa

Las profesiones en peligro de extinción y los negocios sin relevo generacional son dos de los principales retos a los que se enfrenta Catalunya. El tejido empresarial catalán es consciente de este fenómeno, motivo por el cual surgen iniciativas como la de Bon Preu, con escuelas de comercio para formar precisamente a estos profesionales. La empresa catalana está a "la vanguardia" en la formación de expertos en productos frescos, como pescaderos, carniceros, charcuteros y panaderos, oficios que hoy se enfrentan al riesgo de desaparecer. De hecho, durante el último año, han formado a unos 917 participantes, dedicando 42.440 horas a perfeccionar habilidades profesionales cruciales.

Un 81% de las personas encuestadas piensan que trabajar en un supermercado "no está nada valorado"

Un estudio realizado por la compañía osonenca ha analizado la percepción del trabajo en supermercados entre la población catalana. Los resultados muestran que un 81% de las personas encuestadas piensa que este trabajo "no está nada valorado". Además, un 83% cree que trabajar en un supermercado es una opción solo cuando no hay otras salidas. Bon Preu y el mismo Font se han propuesto desmitificar estas valoraciones.

Aparte de empresario, el líder osonense también tiene una faceta inversora. Cuentan con Ona Capital, donde invierten en diversos proyectos del país. Oriol Lobo es el director y buscan proyectos en fases iniciales con un equipo empresarial que los convenza y con una idea de negocio que "no se mueva solo por el dinero". De momento han invertido en Tattox, Tropicfeel, Pangea, Parlem y Worldcoo. Su hija Anna Font (Torelló, 1981) es la directora comercial del grupo Bon Preu y también impulsora de D-Ona, una iniciativa de Ona Capital para invertir en compañías lideradas por mujeres, junto a Andrea Carandell (Manlleu, 1989), directora de Benito. La hija de los Font siempre confiesa que “mi padre dice que no, pero ha sido muy exigente conmigo. Y yo también lo soy”. Y tiene claro que, al igual que su progenitor, es necesario aprovechar las oportunidades al máximo y no dejar ninguna pasar. Y ante la duda, "hazlo y luego ya verás hacia dónde va".

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Y una puntualización final, que define a la perfección al presidente de Bon Preu: "Ser empresario es hacer, no hablar de ello. Ser empresario no es discutir o tener la razón. Ser empresario es hacer y medir lo que se hace. Hacer y acertar. Ser valiente y tomar decisiones incómodas. Quien tiene la máxima responsabilidad es quien tiene la obligación de decidir”, concluye.

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