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Joan Laporta, un 'Cavaliere' a la catalana

El expresidente del Barça es socio fundador de un bufete de abogados y tiene experiencia en política

Joan Laporta es abogado. | Cedida
Joan Laporta es abogado. | Cedida
Fèlix M. Iriarte
Barcelona
19 de Enero de 2021

Hablar de Joan Laporta y explicar algún aspecto de su vida que todavía sea desconocido no es una tarea fácil, se diría que se sabe prácticamente todo de él. Se trata de un personaje que ha formado parte de nuestra cotidianidad desde hace más de 20 años y que no ha tenido ningún problema en mostrar la trastienda de su vida personal, su ideario político o, cuando dejó la presidencia, sus ganas de volver.

 

Al poco de dejar la presidencia, eran muy notorios sus almuerzos con excompañeros de directiva y amigos en el Daps donde siempre había una mesa preparada por una buena pandilla de comensales y que se iba llenando hasta la llegada de nuestro protagonista, siempre en el centro, siempre animando el grupo, siempre el Barça como gran tema de conversación.

Laporta no ha tenido ningún problema en mostrar la trastienda de su vida personal, su ideario político o, cuando dejó la presidencia, sus ganas de volver

Empezamos con lo más básico: Joan Laporta y Estruch nació en Barcelona en 1962. Estudió en los maristas de Paseo San Juan hasta COU cuando fue expulsado para hacerse con las preguntas de un examen y distribuirlas entre los compañeros. Entró en la facultad de Derecho de la Universitat de Barcelona, donde se licenció. Hoy es un abogado especializado en Mercantil y Tributación, socio fundador y titular del bufete Laporta & Arbós.

 

Nunca ha escondido cuáles son sus preferencias políticas. Siempre se ha definido como independentista, sin matices ni condicionantes. Y tiene mucho mérito porque durante muchos años ha transitado por ambientes poco propicios con sus ideas: durante una pila de años -los que estuvo casado con Constanza Echevarria- en la comida dominical en casa de la suegra tenía que convivir con las opiniones de su cuñado, miembro de la Fundación Francisco Franco, y también las de su suegro, un conocido empresario que hizo carrera a caballo del régimen franquista y los primeros años de la transición, relacionado políticamente con Alianza Popular y la Falange.

Cuando abandonó la presidencia, Joan Laporta fundó un partido político, Democràcia catalana, que cuajó con otras formaciones para conformar SI (Solidaridad por la Independencia) y presentarse así a las elecciones en el Parlamento del 2010. La coalición consiguió cuatro escaños, entre los cuales, el suyo. Su presencia en el hemiciclo catalán se prolongó, pero, sólo un año, el tiempo que tardó en romper consigo para sumarse a ERC en las elecciones municipales de 2011 y hacer tándem con Jordi Portabella por la alcaldía de Barcelona.

Esta apuesta resultó por debajo de las expectativas generadas, con sólo dos asientos en el pleno del Ayuntamiento: el de Portabella y el suyo. Su estancia en el consistorio duró hasta 2015, momento en el que dejó su corta carrera en política para centrarse de nuevo en su despacho profesional.

En el ámbito empresarial también es público que ha hecho negocios durante unos años con el dictador que gobernaba Uzbekistán y con su hija, gestora de un grupo de empresas en Suiza. Esta relación mercantil le ha supuesto alguna velada crítica en la prensa, todavía más virulenta por parte de los periodistas madrileños. En concreto, se le reprochaba que hiciera negocios con un dictador poco conocedor de los derechos humanos, acusado entre otros cosas de torturar sus opositores.

Posiblemente, a Laporta le habría supuesto menos críticas si los negocios los hubiera hecho con alguna de las democracias avanzadas del golfo pérsico, modelo de respeto en cuanto a las personas y sus derechos y libertades.

Al margen de negocios mediáticos, Laporta ha dedicado el tiempo de trabajo a su despacho profesional como abogado

Al margen de negocios mediáticos, Laporta ha dedicado el tiempo de trabajo a su despacho profesional como abogado, Laporta & Arbós Abogados Asociados, y a diferentes negocios del ámbito de la promoción inmobiliaria - Kalkiama SL, Lanstruch y Vía Llibertatis - la intermediación de productos financieros - Filial catalana de consumo- y el comercio al por menor -Marcha Bellerina, no podría haber un nombre de empresa más laportiana.

Si la publicidad de sus negocios ha sido una constante, la de su vida sentimental ha sido también un libro abierto para medios y público en general. La lista de compañeras sentimentales del barcelonés es interminable: Flavia Massoli Teixeira, Simona Ventura, Gulnara Karaminova, Sana Khouja, Maria Lapiedra, Chantal Sciuto.

En algunos medios, incluso añaden a la lista tres celebridades de la primera división del papel couché madrileño, Terelu Campos, Vicky Martín Berrocal y Eugenia Martínez de Irujo. En estos tres casos, pero, se tiene que decir que las señoras mencionadas han desmentido la existencia de una relación más allá de una buena amistad.

La actitud abierta de Laporta es la de una persona convencida de que, lejos de perjudicarlo, muestra una imagen desinhibida de buen vivir que le ayuda a perfilar el mensaje que más le interesa dar: el de una persona desacomplejada, resolutiva, enérgica, un poco pija y con una capacidad infinita de defender sus intereses. Es un comportamiento que entusiasma a los laportistas y enerva a todos aquellos que no lo son.

Para los primeros, Laporta es historia viva del Barça, para los otros es un generador de histeria y caos.

Historia o histeria, Laporta ha conseguido añadir un -ismo a su apellido para convertirse en una manera de entender el Club, como Cruyff, como Núñez. Al entendimiento del lector corresponde ya establecer si el laportismo consiste a vaciarse una botella de champán de cien euros encima de la cabeza después de ganar al Real Madrid, o si el laportismo es coger el Barça en quiebra -80 millones de euros de pérdidas sobre una facturación de 280 millones- y asentar las bases para que hoy se haya convertido en la entidad deportiva mundial líder en facturación, modernizando su modelo de gestión y llenando sus vitrinas de títulos. Posiblemente son las dos cosas.

Sobre el programa deportivo y el Espacio Barça, se trata de esconder las cartas hasta poco antes del día de las elecciones y dar el golpe definitivo cuando toque. De momento, repartió una tarjeta de presentación que dice "chicos, estoy aquí y soy el de siempre" con una lona publicitaria junto al Bernabeu, un reducto de "cayetanos" con servicio filipino, para conseguir un montón de minutos de notoriedad en medios amigos y en medios que también se la tienen jurada y lo que es más importante, un auténtico chute de autoestima para la culerada en un momento donde todo son golpes de nuca.

Un "al loro que no estamos tan mal...conmigo de presidente". Firme candidata a jugada maestra de la campaña.

Si le preguntan por Messi, responde: "Messi quiere al Barça. Mi relación con él es que nos respetamos y nos queremos... No es conveniente hablar sin tener facultades para decidir". Si le piden por posibles fichajes, "hablar de fichajes sería faltar al respeto a los excelentes jugadores del primer equipo". Sobre el Espacio Barça, "sí pero". Mantenimiento del proyecto global, cambios en el diseño del estadio, picadura de ojo a la propuesta de NormanFoster.

Donde más se ha explicado Laporta es en cuanto a la economía del Club. Encontramos referencias comunes con el resto de precandidaturas -auditoría de las cuentas y de los planes del Espai Barça, racionalización de los gastos del Club hasta adecuarlos al actual nivel de ingresos- y también un par de ideas originales. La utilización del Barça Academy como catalizador en todo el mundo de la marca Barça y sus valores, y la creación de unos espacios de marca en las principales ciudades del Mundo (recuerda proyectos como el de Casa Seat en Barcelona o el Centro Renault que se puede encontrar en los Camps Elisis de París) bautizados con el nombre de Barça Experience y que servirían para respirar barcelonismo e incorporarían servicios como espacios de co-working, salas para visualizar los partidos, para practicar e-sports, para vender merchandising y, en definitiva, ser un punto de encuentro para barcelonistas y amantes del fútbol.

También propone la emisión de bonos por 300 millones de euros para generar la liquidez suficiente para el buen funcionamiento deportivo, y un tipo de "Verkami" entre forofos de todo el mundo

También propone la emisión de bonos por 300 millones de euros para generar la liquidez suficiente para el buen funcionamiento deportivo, y un tipo de "Verkami" entre forofos de todo el mundo (ellos le llaman bonos especiales, pero no lo son del todo puesto que no dan ningún tipo de interés, no devuelven el capital sino servicios que todavía están por definir. Sería un tipo de llamamiento para que los 250 millones de simpatizantes censados pongan su grano de arena (idea: si cada uno pone un euro, problema económico solucionado, si cada uno pone diez, que tiemble el enemigo!)

De las cosas sobre las que ha hablado más explícitamente Laporta es de una hipotética acción de responsabilidad contra la anterior directiva: ha dejado claro que ni hablar. Laporta sabe modular muy bien el rugido de tigre que tiene dentro y lo que quieren escuchar amenudo los socios que le son más fieles. Del mismo modo que no se cansa de repetir desde que empezó la campaña, la experiencia es realmente un grado.