
27
de Agosto
de
2013
Act.
03
de Abril
de
2014
Jordi Cruz nunca ha sido uno desconocido en el círculo gastronómico, pero su participación como jurado en el concurso televisivo de éxito nacional MasterChef le ha aportado cuotas de popularidad difícilmente imaginables. El chef manresà, pero, ya ha demostrado su capacidad para trabajar bajo presión y responder siempre a las expectativas. Sólo así ha podido pasar de ser una joven prometida, que con 26 años se convirtió en el cocinero más joven del país al recibir una estrella Michelin, a una figura respetada y escuchada entre los profesionales.
El currículum de Cruz está repleto de éxitos. Formato desde los 14 años al Estanque Claro de Cercs de Barcelona, en sus primeros años ya despuntó con premios como el Campeonato de España para Jóvenes Chefs de 2002, el Campeonato de España para Jóvenes Valores de 2003 o el Concurso Cocinero del año, el 2006. El propio chef ha reconocido la importancia de estos premios en su trayectoria. "Entre los 15 y los 25 años me presenté a todos los concursos que existían, así que habría participado a MasterChef sin dudarlo", reconocía Cruz en una entrevista por ElEconomista, al poco de acabar el concurso.
Convivir con el éxito
Si la etapa en l'Estany Claro de Cercs sirvió como formación, la carrera de Jordi Cruz empieza a escribirse con letra propia el 2007, cuando el chef pasa a comandar el restaurando Ángulo de Sant Fruitós de Bages. El proyecto empieza con un gran empujón, y ya en su primer año de vida consigue la primera estrella Michelin, que en poco tiempo tendría la compañía de una segunda. El restaurante se mantendría al grupo de los "biestrellats" hasta el 2010, cuandoperdió una para recuperarla sólo un año después. "El secreto es estar siempre motivado y mantener la apuesta del local", declaraba en aquel momento.
Y la apuesta de Cruz es clara: si para diferenciarse hay que apostar por el precio o por la calidad, él escoge la segunda opción. "Nuestra cocina es de gran producto y fuerte coste, una filosofía un poco contracorriente en un momento de crisis", aseguraba al recuperar la segunda estrella. Precisamente estas condecoraciones ayudan a mantener la apuesta. Cruz describía en una charla en Manresa como las estrellas Michelin permiten "trabajar con productos de más calidad con garantías que tendrán salida". En el reverso de la moneda, las expectativas del cliente. "A veces es demasiado elitista; parece que se vayan a comer incluso las cortinas!", bromeaba el cocinero.
El currículum de Cruz está repleto de éxitos. Formato desde los 14 años al Estanque Claro de Cercs de Barcelona, en sus primeros años ya despuntó con premios como el Campeonato de España para Jóvenes Chefs de 2002, el Campeonato de España para Jóvenes Valores de 2003 o el Concurso Cocinero del año, el 2006. El propio chef ha reconocido la importancia de estos premios en su trayectoria. "Entre los 15 y los 25 años me presenté a todos los concursos que existían, así que habría participado a MasterChef sin dudarlo", reconocía Cruz en una entrevista por ElEconomista, al poco de acabar el concurso.
Convivir con el éxito
Si la etapa en l'Estany Claro de Cercs sirvió como formación, la carrera de Jordi Cruz empieza a escribirse con letra propia el 2007, cuando el chef pasa a comandar el restaurando Ángulo de Sant Fruitós de Bages. El proyecto empieza con un gran empujón, y ya en su primer año de vida consigue la primera estrella Michelin, que en poco tiempo tendría la compañía de una segunda. El restaurante se mantendría al grupo de los "biestrellats" hasta el 2010, cuandoperdió una para recuperarla sólo un año después. "El secreto es estar siempre motivado y mantener la apuesta del local", declaraba en aquel momento.
Y la apuesta de Cruz es clara: si para diferenciarse hay que apostar por el precio o por la calidad, él escoge la segunda opción. "Nuestra cocina es de gran producto y fuerte coste, una filosofía un poco contracorriente en un momento de crisis", aseguraba al recuperar la segunda estrella. Precisamente estas condecoraciones ayudan a mantener la apuesta. Cruz describía en una charla en Manresa como las estrellas Michelin permiten "trabajar con productos de más calidad con garantías que tendrán salida". En el reverso de la moneda, las expectativas del cliente. "A veces es demasiado elitista; parece que se vayan a comer incluso las cortinas!", bromeaba el cocinero.