La digitalización ya no es una opción para muchas empresas, sino una realidad. Automatizar los procesos permite ofrecer respuestas rápidas y directas de manera más sencilla. Simplificando las tareas se mejora el servicio, lo que implica una salto cualitativo en la experiencia del cliente, pues aumenta su satisfacción y fidelización.
Por otro lado, la automatización supone reducir al máximo posible las tareas tediosas y repetitivas. Todo fluye de manera natural. Los trabajadores pueden concentrar esfuerzos en aquellas actividades más relevantes, aumentando así la productividad de la empresa. Además, la digitalización facilita la gestión y la administración, a la vez que reduce los tiempos y los costes.
El mercado es cada vez más competitivo. Los negocios buscan posicionarse y el terreno de juego sufre constantes variaciones a medida que se adapta a las nuevas tecnologías. Las empresas deben responder a estas demandas. La digitalización no solo ofrece soluciones de futuro, también de presente. Mejora la imagen de la marca y aporta una visión de compromiso e innovación. Ante este escenario, una herramienta clave para conseguir una transformación digital eficiente es la consultoría IT, donde Kedu se postula como un gran aliado.
El proyecto se inició el 2018 con equipo pequeño y muy bien avenido
El proyecto se inició el 2018, de la mano de Barcelona Activa, con equipo pequeño y muy bien avenido. Los distintos miembros, con un perfil diferente dentro de la consultoría informática, ya habían colaborado en otros proyectos y tenían una idea muy clara de lo que buscaban, tanto a nivel estructural como de toma de decisiones, por eso constituyeron la cooperativa. Hoy, el equipo está compuesto por cuatro personas, tres de las cuales son chicos, aunque la idea es sumar más chicas, “no por cumplir con ninguna cuota sino por que hay muy buenas desarrolladoras y administradoras de sistemas que la alta consultoría no está sabiendo cuidar”, explica Eric Rial, socio de Kedu.
La idea inicial, y en la que hoy siguen creyendo desde Kedu, era que el proyecto debía cobrir algunas necesidades que no se estavan cumpliedo. Así, el fin de la cooperativa es generar puestos de trabajo de calidad en el sector tecnológico, con las mejores condiciones laborales posibles y con valores sociales férreos, como son la incorporación de socias cooperativistas en un sector altamente masculinizado o que a nivel estatutario se contemple la conciliación familiar, especialmente de aquellos que deben hacerse cargo de algún familiar.
Rial: “Tenemos una cuota muy importante del sector agroalimentario. Los sectores más tradicionales se están acercando cada vez más a la nuevas tecnologías”
La compañía cuenta con tres líneas de negocio: administración y desarrollo de sistemas, despliegue de software y estrategia SEO e implementación (de la tecnología desarrollada) y consultoría. De este modo, no cierran la puerta a ninguna compañía que requiera de sus servicios. Han trabajado tanto con clientes que buscaban digitalitzarse, como con empresas puramente tecnológicas. Eso si, en general, sus clientes suelen ser empresas que apuesta por la innovación tecnológica y necesitan que alguien les acompañe en el proceso. “Tenemos una cuota muy importante del sector agroalimentario. Los sectores más tradicionales se están acercando cada vez más a la nuevas tecnologías”, cuenta Rial.
El equipo de trabajo, además, así como las infraestructuras, se organiza entorno a las necesidades del cliente. Si bien siempre hay una cara visible de Kedu, que serà la referència y hará un primer estudio de los requisitos, las necesidades y la viabilidad del proyecto, la cooperativa trabaja con colaboradores externos e incluso en intercoperación con otras personas o entidades.
Rial: “No entendemos el desarrollo tecnológico y la formación como dos procesos separados”
El camino, sin embargo, no termina en cuando se desarrolla la infraestructura tecnológica. Siempre hay un proceso de trasladado, del que se hará cargo la persona de referencia de Kedu, de las nuevas metodologías. Muchas veces, incluso después de la implementación, existe una parte de consultoría y formación de estas tecnologías. “No entendemos el desarrollo tecnológico y la formación como dos procesos separados”, detalla Rial.
“El software ya no consiste en elaborar “la pieza”, entregarla y desentenderte, debe haber un mantenimiento, unas actualizaciones, que nosotros contemplamos a nivel evolutivo… todo dependerá de las necesidades de cada caso”, explica Rial. Así, Kedu siempre procura por el futuro del cliente y, por ello, intenta no utilizar método de tecnología provativa, con código y documentación cerrada. “Cuando entregamos un proyecto de software, hacemos una entrega del código fuente y toda la documentación correspondiente. No queremos que el proyecto muera con el desarrollador o administrador. Queremos que quien se quede con nosotros sea por una cuestión de confianza y tranquilidad”.
Rial: "Queremos que quien se quede con nosotros sea por una cuestión de confianza y tranquilidad”
Y así suele ser. El modelo de negocio de la cooperativa, centrado en las personas (Kedu debe ser una herramienta para cumplir las necesidades profesionales pero también personales), supone la máxima implicación de los socios en los proyectos, sobretodo de cara a los clientes, pues todos comparten responsabilidades, derechos y obligaciones por igual. Desde el incio, ha habido pocas entradas y salidas de personal, que han reafirmado al cliente el compromiso de todos los socios con el proyecto.
De este modo, son optimistas de cara al futuro, tanto en volumen de trabajo, como de desarrollo del laboratorio (espacio para desarrollar sus propias tecnologías) y mejora del equipo, que se pretende ampliar con perfiles nuevos que permitan ofrecer, si cabe, un mayor servicio. Eso sí, desde el principo, Kedu “mejora, mantiene, actualiza y adapta” las empresas.