Vómitos, preservativos, compresas, tabaco en el suelo, basura esparcida, vasos de fiesta y mucho más. Estas son las condiciones "deplorables" que encuentran las 'kellys' —denominación popular para referirse a las camareras de piso— que se encargan de limpiar gran parte de las habitaciones de hoteles de nuestro país. El colectivo, que ha ido ganando protagonismo en la última década, ha dicho "basta" en una manifestación en la Plaza de Sant Jaume en Barcelona. ¿Sus reivindicaciones? Jubilaciones anticipadas, que se paguen las horas extras, evitar la externalización del servicio, que se cumpla con el convenio laboral y que se detenga el ritmo "frenético" de trabajo. "Sabes cuándo entras a trabajar, pero no cuándo sales", confiesan muchas de ellas a VIA Empresa. Y, sobre todo, con unas cifras que buscan productividad a costa de pobreza salarial: remuneraciones de 1.200 euros mensuales para mujeres que son mayoritariamente cabezas de familia y que solo disponen de 15 minutos para limpiar una habitación ocupada; 30 para una de salida de cliente; o 45, para una suite.
El día a día de las 'kellys': salario de 1.200 euros mensuales, exigencia de alta productividad y habitaciones cada vez más precarias
"Hay compañeras que tienen que hacer más de 25 habitaciones al día, a un ritmo de 15 minutos cada una", señala Luz Amparo, presidenta de Las Kellys Unión Cataluña y delegada de CCOO en el hotel W. "Evidentemente, cada habitación es un mundo", continúa Amparo, en donde algunas de las estancias "pueden hacer perder mucho tiempo a las trabajadoras". Por ejemplo, cuando abren las puertas de algunas habitaciones pueden encontrarlas prácticamente "destrozadas" o con humo denso porque los clientes han fumado reiteradamente dentro, a pesar de estar prohibido. Aunque el hotel multa a los usuarios que lo han provocado y les cobra un recargo por la gravedad, para las camareras de piso "no hay ninguna diferencia". Cobran lo mismo, tienen que usar productos químicos "muy agresivos" para limpiarlo bien —con los efectos en la salud que esto conlleva— y, sobre todo, se les acumula más trabajo, con jornadas maratonianas desde primera hora de la mañana. Blanca González, miembro de Kellys Unión Cataluña, explica que "siente que no para, que no tiene tiempo ni para descansar ni para ir al baño mientras trabaja".
Como consecuencia, muchas de ellas solicitan al gobierno catalán y español una jubilación anticipada. "Es un trabajo muy físico", continúa González. Además, la presidenta de las 'kellys' añade que muchas de ellas acaban teniendo problemas físicos debido al esfuerzo que realizan en el día a día y cómo pueden dañarse la musculatura y las extremidades. De ahí que muchas "renuncien" a la profesión antes de cumplir los 50 años.
Una década de reivindicaciones
El colectivo de las 'kellys' en Catalunya lleva más de una década ganando protagonismo en nuestro país. Formado mayoritariamente por mujeres que han venido del extranjero buscando un futuro mejor, reivindican la "pobreza laboral" que existe en muchos hoteles de Catalunya, especialmente en Barcelona. Aprovechan para hacer mucha pedagogía en redes sociales y en la prensa, que últimamente se ha interesado por el fenómeno después de ver fotografías de las precarias condiciones en que se encuentran las habitaciones. De hecho, las camareras de piso tienen claro que invitarían a varios "empresarios infiltrados", como en los conocidos reality shows de televisión, para que conozcan la realidad de su día a día. Culpan a la externalización de los servicios, al hecho de pagar por horas y a las dificultades para poder denunciar las malas prácticas. "Muchas camareras de piso se encuentran con que, si reivindican sus derechos laborales, los hoteleros les dicen que ya saben dónde está la puerta", relatan las representantes del colectivo.
En Barcelona se prevé alcanzar una ocupación hotelera del 87% este verano
A pesar de las protestas por la masificación turística a principios de verano en Barcelona, el turismo afronta otro verano de récords. De hecho, como relata el presidente de la patronal del Gremi d'Hotelers de Barcelona, Jordi Clos, prevén terminar la temporada estival con una ocupación hotelera del 87%, mientras abogan por equilibrar el turismo de negocios y el vacacional. Además, las tarifas por habitación están entre 23 y 24 euros por encima de 2023. "A veces limpias habitaciones de lujo que cuestan 10.000 euros la noche, pero nunca ves ningún beneficio o extra", continúa Amparo. Las estancias restantes giran en torno a los 350 euros diarios.
Finalmente, las 'kellys' utilizan el humor y cierta ironía para referirse a la inauguración de la Copa América en la ciudad condal. Hay cifras que hablan de la "Fórmula 1 del mar" y que pronostican recibir 2,5 millones de visitantes, además de generar un impacto económico equivalente al 0,5% del PIB catalán. Ellas, reivindicativas, explican incrédulas que ven "pluses de nocturnidad" de 0,35 céntimos extra la hora o contratos de 4 horas al día, que se convierten en jornadas laborales completas encubiertas y, a menudo, sin que les den ni desayuno ni comida. Y dos sentencias finales: "ya basta" y "ni un paso atrás".