Los máximos líderes mundiales se han reunido en el G-7, en Biarritz, y los analistas intentan averiguar cuáles han sido las resoluciones y conclusiones a las cuales han llegado los Trumps, Macrons y Merkels más allá de las institucionales y sobrias declaraciones a la prensa. Dejando a parte el debate sobre la utilidad real de este tipo de reuniones en pleno siglo XXI, las conversaciones entre los presidentes y las negociaciones suscitan un morboso interés entre los ciudadanos. Aprovechando la ocasión, el VIA Empresa os trae la reseña de uno de los libros de negociaciones que más incomodidades han despertado en la crítica –y en la política: el Manual de negociación del Kremlin, de Igor Ryzov.
Precisamente, la presencia o no de Rusia en el G-7 ha estado sobre la mesa en la edición 2019 del encuentro de presidentes. Mientras que Donald Trump ha declarado que cree que el país estepario tendría que formar parte de la mesa de negociación, tendiendo la mano a VladímirPutin –Khrushchev, Stalin, Nixon o Carter no darían crédito–, otros jefes de gobierno se oponen frontalmente. Rusia ha estado presente en los más importantes encuentros y cumbres de la historia de Europa –sólo hay que recordar la conferencia de Yalta– y su retorno al G-7, de donde fue apartado por la anexión de Crimea, marcaría un antes y uno después, entre otras cosas, por el poder negociador de Putin y sus asesores.
Y de este poder negociador del Kremlin habla Ryzov en su libro. Lo hace con conocimiento de causa porque el autor de Manualde negociación del Kremlin es un diplomático ruso para quien las reuniones y negociaciones fueron, durante los cuatro años que inspiran el libro, su pan de cada día. El propio Ryzov asegura que el libro no es apto para lectores pudorosos y empáticos que quieran negociar a medio gas, sino que el manual tiene que servir para aprender a "no dejarse intimidar por el oponente y aplastar el adversario usando las tácticas de los mejores depredadores".
Con Manual de negociación del Kremlin, el lector aprenderá a "no dejarse intimidar por el oponente y aplastar el adversario usando las tácticas de los mejores depredadores"
"Basta de ceder a las peticiones del adversario y de intentar que las dos partes queden contentas en una negociación. Ya sea en el trabajo, como casa, el único objetivo es salir ganador". En las páginas del libro, "Rusia se burla una vez detrás de otra de la cándida y puritana moral occidental" y es que la forma en la que los miembros del Kremlin entienden las relaciones gubernamentales e internacionales son siempre en clave de ganador-perdedor y nunca hay lugar por la compasión ni las medias tintas.
El interior del volumen está lleno de diálogos y ejemplos concretos protagonizados por el autor, pero también otros que él mismo ha vivido bien de cerca. En el libro, se analiza la figura del líder, se disecciona el oponente y se buscan los puntos débiles de cada tipo de contrincante para que el lector no quede desarmado en ninguna situación. Eso sí, no piensen que su carácter agresivo hace que las propuestas del libro sean irrealizables para alguien que no está acostumbrado a las negociaciones. En absoluto. Ryzov mezcla el soft power con el hard power, es decir, las formas más suaves de ganar discusiones con las más directas y extremas.
Un libro de Ryzov inspirado en Gromyko
Fue Andréi Gromyko, autor de una de las primeras citas que aparecen al texto, quien marcó las tendencias negociadoras del gobierno ruso: "mejor diez años de negociaciones, que un año de guerra". Gromyko (Gómel, 1909 – Moscú, 1989) fue ministro de exteriores de la URSS durando más de 25 años y embajador del país en Los Estados Unidos y Reino Unido en momentos clave de la historia. Fue el responsable de mantener la tensión en las relaciones internacionales, pero también de que esas tensiones no llegaran a puntos de no retorno.
En Manualde negociación del Kremlin, Ryzov explica los mecanismos que ideó Gromyko y que hoy se conocen como Escuela de Negociación del Kremlin. Durante todos estos años, tanto Gromyco antes de su muerte como sus colegas han ido perfeccionando las técnicas y, ahora, Ryzov las pone negro sobre blanco y las ofrece al público.