Hace pocos días se supo que KTM, el histórico fabricante austríaco de motocicletas, está inmerso en una situación muy comprometida que pone en entredicho su continuidad. Esta empresa tiene una gran visibilidad comercial porque es uno de los cinco constructores del mundial de motociclismo, junto con los japoneses Honda y Yamaha, y con los italianos Aprilia y Ducati. Aunque sus victorias son escasas, formar parte del campeonato del mundo asegura presencia continuada a los medios audiovisuales, una ventaja que parece que no les ha servido para asear los números de la compañía.
Según se ha publicado en todo el continente, la causa de la situación delicada de KTM es la indigestión de deuda, un caso parecido a los que hemos tratado aquí que afectaban las catalanas Grifols y Celsa. La empresa austríaca ha ido acumulando deuda hasta tener un pasivo de unos 3.000 millones de euros, una cifra que representa un lastre casi mortal. Dentro de este paquete, la parte más gorda es la correspondiente en los bancos acreedores, que son titulares de 1.300 millones de euros de deuda, y también destacan los pagos pendientes a proveedores, que se disparan hasta los 365 millones de euros. El total de la deuda está repartido entre una constelación de dos mil quinientos acreedores diferentes. El fabricante de motos pertenece a la firma Pierer Mobility, que es propiedad del empresario Stefan Pierer (1956), primer ejecutivo de KTM. El otro accionista relevante de la compañía es la firma india Bajaj Auto Limited.
La situación a la que se enfrenta Pierer, además de la deuda monstruosa, es la de una marca con la planta de fabricación con paradas frecuentes y con una inminente reducción de la plantilla, que ahora es de 5.000 trabajadores. En los últimos años, KTM había superado a todos sus rivales continentales y se había convertido en el primer fabricante europeo de motocicletas, solo superado por los gigantes asiáticos. La casa matriz, la mencionada Pierer Mobility, es una firma cotizada a bolsa que factura por encima de los 3.600 millones de euros y que da trabajo a más de 10.000 trabajadores.
Con todo, la historia de KTM arranca mucho antes de la llegada de Stefan Pierer, porque empezaron a fabricar motocicletas en 1953, a partir de los trabajos primigenios de Hans Trunkenpolz, un ingeniero emprendedor que en 1934 había montado un negocio de reparaciones. Una vez acabada la Segunda Guerra Mundial, dio un paso más y empezó a fabricar sus propias motocicletas, primero como prototipos y desde 1953 ya con producción en serie. Las necesidades de crecimiento del negocio hicieron que entrara un nuevo socio capitalista, Ernst Kronreif; fruto de esto, se creó una nueva marca aprovechando las iniciales de los dos socios, Kronreif & Trunkenpolz Mattighofen, o sea, la futura KTM. Por cierto, Mattighofen era la ciudad austríaca donde estaba establecido el negocio (perteneciente en el distrito de Braunau y bien cerca de la localidad de Braunau am Inn, donde unos años antes había nacido Adolf Hitler).
Después de la muerte de Erich Trunkenpolz, la mayoría del capital pasó a manos del fondo de inversión propiedad del industrial y político Josef Taus, pero la aventura duró poco
Ya en la década de los años cincuenta, la marca se empezó a involucrar en el mundo de las carreras como una manera de demostrar la calidad de sus productos. A finales de los ochenta, después de la muerte del heredero, Erich Trunkenpolz, y con un endeudamiento considerable, la mayoría del capital pasó a manos del fondo de inversión propiedad del industrial y político Josef Taus, pero la aventura duró poco y KTM acabó bajo el control del pool de bancos acreedores. Y justo aquí es donde apareció la figura de Pierer, primero a través de Cross Industries y después rebautizando la empresa matriz como KTM, para aprovechar el valor de la marca.
El otro accionista decíamos que es el holding hindú Bajaj Auto Limited, un grupo automovilístico fundado por Jamnalal Bajaj en 1945 en el estado de Rajasthan, en India. Hoy en día es un conglomerado verdaderamente gigantesco, que presume de tener un valor de mercado de unos 167.000 millones de dólares, con unas cuarenta compañías y 100.000 trabajadores.
Volviendo a la crisis de KTM, lo que la empresa se ha apresurado a asegurar es que el equipo del mundial de motociclismo no corre peligro y que, por lo tanto, continuará activo mientras intentan salvar todo el grupo. Veremos si lo consiguen.