Cuando la soja era uno desconocido y la única leche que acompañaba el café de la mañana era la de vaca, Josep Yerra fundó Licuados Vegetales para aportar al mercado una nueva bebida proteica y que sustituía a la perfección la leche de cada día. Rondaba el 1991 y la tarea de introducir este nuevo producto iba de la mano de su objetivo de "difundir una alimentación más sana a través del uso de materias primeras vegetales que sustituyeran un producto habitual", explica su hija y actual directora general, Laura Yerra.
De entonces acá, han pasado 26 años y el que en su momento parecía una bebida extraña y sólo disponible en establecimientos especializados, ahora es un producto plenamente consolidado a los supermercados. Tan consolidado, que con el tiempo ha dado pie a la creación de nuevas fórmulas de arroz, de avena, de coco y arroz, con cacao, con cereales... Una lista de nuevos beuratges que ha obligado la compañía a incrementar su producción progresivamente en los últimos 10 años hasta el punto de inaugurar una ampliación de la fábrica este mes de mayo, situada en Viladrau.
Esta operación supone un aumento de 16.000 metros cuadrados de la actual planta en una inversión de 25 millones de euros. El objetivo es pasar de una producción de 80 litros anuales a 160, el que supondrá incorporar 50 nuevos trabajadores a los 180 que ya integran la plantilla.
Líderes en calidad-precio
La localización no es casual. "Si quieres un producto tan natural como sea posible, es fundamental tener unas materias primeras excelentes. El agua es uno de nuestros principales ingredientes, por eso nos localizamos al pie del Montseny", señala Erre, quien remarca que no dejan de ser una empresa pequeña y que para desmarcarse de la competencia han desarrollado "un producto máxima calidad a buen precio".
"Si quieres un producto tan natural como sea posible, es fundamental tener unas materias primeras excelentes"
Siempre que la formulación lo permite, la materia primera proviene de la zona. En el caso de la soja, una legumbre no autóctona, la compra se hace en el Canadá, "uno de los mejores países en producción de soja, sobre todo porque garantiza que no es transgénica y es de la más alta calidad", afirma la directora.
Quizás por todo esto pueden decir que sus clientes son plenamente fieles a sus marcas: Yo Soy, Yo Soy +Bio, Monsoy y Almendrola. Cada una tiene su cuota de mercado y sus características. Mientras que Yo Soy, la de más pes para el negocio, es la que se encuentra en las grandes superficies y va destinada al consumidor de masas, Yo Soy +Bio busca captar la atención del comprador que va al supermercado buscando un producto con valor añadido. Monsoy, en cambio, es la gama ecológica y la que tiene más salida en comercios especializados; y Almendrola, la marca de su bebida de almendra.
A pesar de que la soja es la bebida más vendida, Erre remarca que es también la más cuota de mercado está perdiendo: "Hay muchos tipos de bebidas y al consumidor también le gusta variar. Ahora nuestro producto estrella es el de avena, seguida de cerca de la almendra y el arroz". Este contexto es el que ha hecho que España sea el cuarto mercado europeo con más ventas de bebidas vegetales y con un crecimiento anual del 10%.
Invertir en y+D para ser 100% naturales
"La naturalidad de nuestros productos no tiene nada que ver con la competencia". Que Yerra pueda hacer esta afirmación es porque su apuesta por la innovación tecnológica es firme. Con el ánimo de ofrecer un producto natural, rechazan el uso de aditivos y los sustituyen con el uso de máquinas y procesos de última generación. "El foco siempre ha sido sustituir elementos que no aportan valor a escala nutricional por tecnología. Cuando desde el inicio de la constitución de un proyecto buscas esto, el desarrollo de la empresa irá siempre en esta dirección", constata.
"El foco siempre ha sido sustituir elementos que no aportan valor a escala nutricional por tecnología"
Sólo el 2016 invirtieron 25 millones de euros en innovación, una partida que los ha permitido traer un sistema de producción responsable con el medio ambiente. Reciclan el 99% de los subproductos derivados de la fabricación y han reducido un 20% los recursos energéticos y hídricos para la elaboración de un litro de bebida vegetal con la implantación de una tecnología más eficiente. Una muestra de como la industria, poco a poco, se decanta hacia una gestión más eficiente, un disparo destacado en este Día Mundial del Medio ambiente.
Mercadona, el trampolín de Yo Soy
La venta al exterior representa "sólo" un 10% de los 57 millones de euros que Licuados Vegetales facturó el 2016. El "sólo" viene porque en los inicios de la compañía la exportación era el grueso principal del negocio: "Antes veníamos más afuera que al mercado nacional, pero al potenciar nuestras marcas propias, la tendencia se ha invertido". Con la ampliación de la fábrica, pero, prevén aumentar la presencia al exterior y cubrir la demanda que tienen, sobre todo, de los países sudamericanos.
El hecho que España sea el mercado principal, según Erre, es debido de al "boca-oreja entre los consumidores que hizo que creciéramos mucho". También fue definitivo el salto a la gran distribución, cuando hace aproximadamente 15 años las bebidas vegetales dejaron de estar sólo a los lineales de los herbolaris.
"A Mercadona fueron pioneros al traer al mercado este tipo de productos y apostaron por nosotros"
El primer supermercado a introducir Licuados Vegetales fue Mercadona a través de la marca Yo Soy con las bebidas de soja y soja con cereales. "En aquellos momentos no era una gran empresa, no tenía tantos supermercados, pero fueron pioneros al traer al mercado este tipo de productos y apostaron por nosotros", subraya. Bajo la política de trabajar con proveedores propios de la cadena de supermercados, la empresa gerundense ha dejar de distribuir su marca, pero comercializa dos bebidas de arroz y de avena bajo la marca Alitey, exclusiva de la compañía valenciana.
Más allá de potenciar la venta al exterior, la compañía quiere distribuir nuevos formatos diferentes del litro e incrementar la presencia de su línea ecológica porque, tal como apunta Erre, "es un segmento que irá creciendo porque es garantía de una mejor conciliación entre la industria y el entorno".