Significativo que cuando se busca en Google la palabra “Liderazgo”, en menos de 0,32 segundos, aparecen 125.000.000 resultados. Interesante observar la tendencia en colocar un adjetivo después de la palabra “Liderazgo”, anunciando un nuevo descubrimiento y creando la expectativa que se ha encontrado la fórmula del “nuevo liderazgo auténtico” para ese momento.
Es curioso el efecto que genera: la sensación de tener que estar constantemente actualizando los atributos necesarios para ser considerado/a líder o lideresa. Algo que, claramente, puede generar tensión, porque si en este proceso de actualización entre lo que se espera y lo que uno/a tiene se está muy alejado, corresponde hacer un esfuerzo para encajar, pudiendo resultar estilos herméticos o fingidos.
Este hecho se amplifica en el momento actual, caracterizado por la complejidad, la disrupción, la velocidad, la incertidumbre, entre muchos más adjetivos, que demandan liderazgos de verdad al frente de las organizaciones. De aquellos que son capaces de crear espacios robustos y estables en mitad de toda esta convulsión, para poder concretar en resultados los planes estratégicos. Es en este contexto donde cobra relevancia el significado de liderazgo, puesto que se trata de la capacidad para influir, organizar y motivar a otras personas para lograr metas y objetivos.
Pero también son necesarios liderazgos efectivos para poder hacer frente a la realidad actual del mercado laboral, donde según el Informe de Tendencias de RRHH 2023 de Randstad, el 72% de las empresas está experimentado escasez de talento y se ha incrementado la rotación voluntaria en un 45%, así como el 70% de las renuncias están vinculadas directa o indirectamente con los gerentes o jefes directos, según el análisis Gallup.
En las organizaciones o empresas, el liderazgo adquiere forma de gestión o dirección, resultado posiciones relevantes de las que se espera: que tomen decisiones, que hagan a través de los equipos, que consigan resultados extraordinarios y, a ser posible, que sean capaces de construir un “mundo” al cual las personas quieran pertenecer; claramente esta capacidad de crear espacios de pertenencia es el gran reto para hacer frente a la realidad del mercado laboral, hoy más que nunca.
Pero si volvemos al principio y a todos los adjetivos asociados al liderazgo, en ocasiones, parece que los líderes o lideresas son personas extraordinarias capaces de hacer cosas extraordinarias … pero quizás debido a la complejidad del entorno actual, sería un momento interesante para no enmarcar el liderazgo sólo para personas extraordinarias y empezar a construir caminos para democratizar su acceso a personas ordinarias que son capaces de hacer cosas extraordinarias y que también cometen errores, como la mayoría de personas.
Este es uno de los enfoques que se trabaja con los/las alumnos/as de los grados y postgrados de ESIC Business & Marketing School dentro de la asignatura Liderazgo Consciente, donde se les invita:
1. A poner en común los atributos de aquellos liderazgos que les han marcado, donde siempre aparece la capacidad para influir (inspirar, transmitir, contagiar, ilusionar…)
2. A identificar que es aquello qué les es natural y que es valorado por otras personas (su ventaja competitiva)
3. A determinar cuál es la huella que quieren dejar
4. Para a partir de aquí poder dimensionar qué tipo de líder-lideresa quieren ser y poder construir su plan de desarrollo.
Destaca pues, definición en mano, la coincidencia con el atributo de “capacidad para influir”, es decir esa capacidad para producir ciertos efectos en otras personas de manera natural y sin intención. Es por aquí por donde, quizás, habría que empezar.
Todas las personas tenemos algo que se nos da bien naturalmente y que es valorado; por lo que deberíamos empezar por identificarlo y ponerlo en valor, para situarlo como base de nuestro propio estilo de liderazgo y trascender en otros a través de él.
¿Cuál es el objetivo de este ejercicio? Quitar tensión para alejarse de la frustración de nunca llegar a todos los adjetivos de los distintos estilos de liderazgo, para tomar consciencia de lo que se tiene y decidir qué hacer con ello, para empezar a disfrutar de ser uno/una mismo/a y darse el permiso de ser auténtico/a y no pedir disculpas por serlo.
Porque al final ¿qué es liderazgo? Una palabra repleta de muchos adjetivos y significados, que realmente aflora cuando son otras personas las que reconocen su valor por lo que somos capaces de conseguir, dejando una huella en ellas, sin que nunca haya sido ese el objetivo.
El lugar de cada persona es el lugar que ocupa