La semana pasada cerrábamos el artículo con una afirmación que tomaría todavía más sentido pocas horas después de haber puesto el punto final al texto. Decíamos, literalmente, que "ya hace años que diferentes fondos de inversión (de empresas cotizadas, de no cotizadas, de inmuebles, etc.) van ganando peso dentro del mundo de los negocios. No aportan conocimiento de ningún sector en especial, pero tienen dos herramientas clave: dinero casi ilimitado y dominio de las operaciones financieras. No parece que se divise en el futuro un cambio de modelo, sino más bien al contrario, un incremento todavía más grande del protagonismo de estos vehículos, a menudo tildados de fondos buitre." Y el caso es poco después se confirmó la noticia que la histórica multinacional Philips se desprendía de uno de sus negocios emblemáticos en beneficio de un grupo de inversión llamado Hillhouse Capital Group.
El caso de la Philips es paradigmático, porque es una empresa clave en la industria europea y un motor fundamental en la evolución tecnológica del continente desde hace bastante más de un siglo. Los Philips, padre e hijo, fundaron el que después sería un imperio en el lejano 1891, a partir de la compra de una pequeña fábrica en desuso y con la intención de producir bombillas. De allí pasaron a los pequeños electrodomésticos, cómo la mítica máquina de afeitar Philishave o ya en los treinta a un modelo de radio que entró en infinidad de hogares. De hecho, antes de la Segunda Guerra Mundial llegaron a tener su propia emisora de radio, que con el tiempo sería el embrión de la radio pública neerlandesa. Precisamente, durante el conflicto bélico emprendieron una estrategia muy inteligente, cómo trasladar la firma a Estados Unidos, justo antes de la entrada de los nazis en el país. Además, su condición de judíos les ponía en el punto de mira de los invasores y con este movimiento salvaron su vida y, con otras argucias, consiguieron también salvar la de centenares otros judíos que tenían un destino fatal.
Antes de todo esto, en 1913 tomaron una decisión que tendría gran repercusión en el mundo del deporte muchas décadas después: la creación de un equipo de fútbol de la empresa, que se llamaría PSV Eindhoven (en Eindhoven porque era la sede de la firma, y las siglas como club deportivo de Philips en su idioma).
La gran innovación del casett
Las décadas de los cuarenta y cincuenta fueron una era de gran crecimiento de los aparatos domésticos cómo radios y televisiones, mientras que en los sesenta sacaron una innovación en el mercado que, sin duda, sería de las más exitosas de su historia y, en general, de la electrónica de consumo: la cinta de casett. Competidor directo del disco de vinilo, tuvo un gran predominio en el mercado musical durante décadas, y no empezó a declinar hasta finales de los ochenta, con la aparición del compact disc (desarrollado también por Philips conjuntamente con Sony). Por el contrario, su descalabro más recordado fue en la competición para liderar el mercado de los grabadores de vídeo, en que después de unos primeros años de formatos experimentales, en 1979 sacaron al mercado el llamado Video 2000, que tuvo una presencia testimonial respecto sus competidores, el Betamax de Sony y sobre todo el VHS de JVC, que se acabaría quedando con todo el mercado. Un fracaso casi olvidado es el Laser Disco, que tenía que ser la evolución natural del vídeo hacia la calidad digital, pero que no pasó de ser un producto casi exótico.
La firma neerlandesa llegó al siglo XXI cómo una compañía diversificada en sectores muy diferentes: iluminación (que fue el embrión del grupo), electrónica de consumo, y salud (la rama menos conocida y destinada básicamente a maquinaria de diagnóstico). Además, poco antes habían tomado la decisión de trasladar la sede de Eindhoven a Amsterdam. Hoy en día, además de haberse ganado un lugar muy merecido dentro de la cultura popular de los europeos, es una empresa cotizada en bolsa y con unos ingresos anuales próximos a los 20.000 millones de euros. El primer ejecutivo es Frans van Houten y los accionistas de más peso son los sospechosos habituales en todas las grandes multinacionales: fondo de inversión cómo Vanguard, Amundi o BlackRock. En el último cierre contable, el mayor peso en la facturación lo tenía la rama de tratamiento y diagnosis (8.175 millones de euros, un 43 % del total), por encima de del llamado "connected care" (5.564 millones, 29 %) y de la tercera pata, salud personal (5.407 millones, un 28 %).
No hay duda de que estamos viviendo la era de los fondos de inversión, estas grandes bolsas de dinero que sobrevuelan el planeta entero en busca de rentabilidad
Pero el pasado mes de marzo (y confirmado, cómo decíamos, hace pocos días) todo empezó a cambiar porque la multinacional neerlandesa decidió desprenderse de una de sus ramas de negocio tradicional, la de domestic appliances (perteneciente a la división de salud personal), dedicada a utensilios de cocina, café, tratamiento de la ropa y también hogar. Un segmento que da trabajo a 7.000 trabajadores en todo el mundo y que en el momento de la transacción era el líder mundial del sector con unas ventas de 2.200 millones de euros. El importe de la operación se ha fijado en unos 3.000 millones de euros, que se incrementarán hasta los 4.400 gracias a la cesión de la marca Philips durante quince años.
El emprendedor chino
Los compradores son la firma asiática Hillhouse Capital Group, que tiene sedes en Pekín, Hong Kong y Singapur. El emprendedor chino Lei Zhang creó la sociedad en 2005 con 20 millones de dólares de la incubadora de proyectos de la universidad de Yale. Poco más de quince años más tarde, el patrimonio que gestiona ya sube hasta los 69.000 millones de dólares. Éxitos cómo el de haber invertido en el gigante de internet Tencent le han permitido generar rentabilidades muy generosas, a pesar de que el hecho que sea una sociedad no cotizada le proporciona cierta opacidad en cuanto a los resultados. Además de la compra de parte del negocio de Philips, otras compañías que posee son Jd.com (internet), Blue Moon (detergente), Belle International (calzado femenino), Little Freddie (alimentación infantil orgánica), Global Logistic Properties (operador logístico) o Miniso (distribución minorista).
No hay duda de que estamos viviendo la era de los fondos de inversión, estas grandes bolsas de dinero que sobrevuelan el planeta entero en busca de rentabilidad.