Entre el Mediterráneo y los Pirineos, tocados por los vientos de tramuntana y la frescura pirenaica, se encuentran los campos gerundenses que cultivan algunas de las mejores manzanas del mundo. Un fruto único, pero que a menudo no se le da el valor que tiene en el mismo país. Es la Indicación Geográfica Protegida de Poma de Girona, que reúne unos ochenta productores en tres cooperativas que este año esperan recolectar 80 millones de kilos de manzanas, un 25% de los cuales irá al exterior.
Las temperaturas son suaves y frescas, con contrastes muy marcados entre el día y la noche, con una humedad relativa y una insolación elevadas durante el verano. El resultado: manzanas de color perfecto y con un alto contenido en azúcar que cautivan todos los paladares.
Girona, tierra de manzanas
Girona es tierra de manzanas. "Desde tiempos inmemoriales", explican desde Poma de Girona. Familias de comarcas del Empordà, Gironès o la Selva hace generaciones que cultivan este fruto en sus tierras. Pero a partir de la segunda mitad del siglo XX, el cultivo cogió un cariz más profesional, tal como explica el presidente de la IGP, Jaume Armengol: "Las primeras plantaciones comerciales empezaron a los años 60-70. Y ahora ya es cultural, llevamos dos o tres generaciones trabajando".
La unión hace la fuerza
Así, fue a partir de la década de los 60 cuando productores gerundenses empezaron a unir esfuerzos con el objetivo de ser más fuertes. El 1962 nace la Cooperativa Fructícola Costa Brava, en el Baix Empordà; el 1965 llega la cooperativa Girona Fruits, en el Gironès; y la Central Fructícola Empordà, en el Alt Empordà, nacía el 1972. Las decenas de productores que formaban parte se ayudaban entre ellos y era una oportunidad para mejorar técnica y tecnológicamente. Con el objetivo de ser más eficientes y hacer manzanas más buenas.
Hasta que en 1987 se unen comoAssociació de Denominació de Qualitat Poma de Girona, que agrupaba a las cuatro empresas más importantes en producción de fruta de la provincia de Girona, aunque con el tiempo quedaron solo tres. "La agrupación permite una mejora constante: los servicios técnicos de las cooperativas tienen una relación constante y siempre estamos a la última", destaca Armengol.
Un reconocimiento internacional
Las cooperativas de Poma de Girona tenían claro que la calidad de su fruta y el rigor de su trabajo merecían un reconocimiento internacional. Y el camino fue apostar por el sello de Indicación Geográfica Protegida, una denominación de calidad de la Unión Europea que reconoce el producto de una región concreta. Y el 2003 se consiguió. "Estamos muy reconocidos en el mercado, y la IGP te aporta valor a la marca y a la manzana", celebra Armengol, que enfatiza la proximidad del mar y de las montañas para tener unas condiciones que generan manzanas de alta calidad.
Actualmente, unas ochenta familias productoras forman parte de Poma de Girona y trabajan con más de 2.000 hectáreas, cultivando cuatro variedades: Gala, Golden, Red Delicious y Granny Smith. "Cada vez nos hemos ido tecnificando más y las manzanas son más buenas", recalca el presidente de la entidad.
Armengol: "El futuro de los agricultores es una situación preocupante y genera incertidumbre"
Precisamente, la tecnificación es uno de los elementos imprescindibles para garantizar el futuro de los agricultores. Con un clima cada vez más complicado por las sequías y fenómenos extremos, con un mercado que ofrece continuamente menos margen a los productores, la dificultad se hace evidente. "El futuro es una situación preocupante y genera incertidumbre", reconoce Armengol, a pesar de que da soluciones: "Si se apuesta por la tecnificación y se necesita gente más cualificada, puede ser más atractiva".
Así, admite que a menudo "cuesta encontrar relevo generacional", pero el contexto general tampoco es idílico: "Tal como está la situación laboral en el país, hay gente que continúa la explotación de los padres o de los suegros". Por todo ello, asegura que Poma de Girona no ha perdido productores y cada vez suman más hectáreas de cultivo. Y acogen desde pequeñas familias a grandes productores: "Pero todos son muy profesionales".
Armengol: "Si no tienes un buen producto, el resto se hunde"
Un factor fundamental ha sido la unión : "Si fuéramos individualmente, ya no existiríamos. Trabajar conjuntamente y codo con codo te hace ser más competitivo". Pero dando por hecho la calidad: "Si no tienes un buen producto, todo el resto se hunde".
Esto está garantizado con Poma de Girona. Así mismo lo constató Joan Roca, del Celler de Can Roca, cuando recibió el premio Poma de Girona: "Nos enorgullece mucho tener un producto de tanta calidad cómo el que haceis, sois un sector ejemplar. Cuando vamos por el mundo, uno de los productos que siempre explicamos y nos llevamos son manzanas de Girona".
Tecnología e innovación
La suma de esfuerzos y conocimientos facilita la innovación y la apuesta tecnológica. El objetivo no es otro que la eficiencia y la calidad de la manzana. Y uno de los principales ejemplos es Giroreg, un programa de gestión del riego que permite reducir hasta un 30% el consumo de agua y de energía de los motores para regar, produciendo árboles más equilibrados y fruta más buena. Y todo ello en un contexto de sequía permanente.
Desarrollado por el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias y con la colaboración de Poma de Girona, el sistema controla un total de 600 sensores distribuidos en 1.800 hectáreas que permiten conocer la humedad del suelo en diferentes profundidades. Esta información se cruza con la previsión meteorológica y ofrece una propuesta de riego mucho más optimizada y adecuada.
Armengol: "Es un problema de país, de gestionar más correctamente el agua"
"La tecnología nos ayuda en muchos aspectos, nos libera de tareas pesadas, nos permite ser más competitivos y, en un futuro, junto con la digitalización tiene que posibilitar que seamos más sostenibles, haciendo un uso más racional de los recursos", resume Armengol.
Desde el campo tienen muy claro el gran reto que supone la emergencia climática: "Una de las dificultades es la gestión del agua y la sequía. Es un problema de país, de gestionar más correctamente el agua. Y ser autónomos: poder generar energía, alimentación... esto es un territorio rico"
Uno de los proyectos en los cuales participa Poma de Girona es lo programa Fruit Futur AIE, donde se trabaja con más de 100.000 variedades de fruta con el fin de obtener nuevas variedades de manzana, pera, melocotón y nectarina adaptadas a las condiciones de producción locales. "Buscamos variedades que se adapten al territorio y al cambio climático", resume Armengol.
Armengol: "La gente tiene que valorar lo que vale un kilo de manzanas"
Todo ello para ofrecer a los consumidores el mejor producto. Por eso, también hacen un llamamiento a la sociedad: "Es importante que el cliente final te reconozca". "Un tema pendiente es visualizar más el trabajo que se hace. El cliente final todavía no nos caba de conocer, nos falta más pedagogía", reconoce Armengol, que pone en valor la importancia de la agricultura por el país y la sociedad: "Si no nos defendemos, se complica todo mucho y más si dependes de tercero".
Por eso, más allá del precio, hay la proximidad y la calidad: "La gente tiene que valorar el que vale un kilo de manzanas". Y esto es Poma de Girona.