La prestigiosa Universidad de Harvard dice que una de las claves para ser más felices en la vida es tener al menos dos amigos de verdad. En el "famoso" listado de la felicidad también se incluye mantener un equilibrio entre el cuerpo y la mente, tener un propósito o pasión en la vida, vivir con optimismo y mostrarse agradecido con el presente. Ahora bien, dentro de la rutina hay unas relaciones que a menudo se olvidan y que pueden cambiar el bienestar para siempre. Se trata de las relaciones laborales que, si son plenas, hacen que el engranaje funcione perfectamente. Sin embargo, ¿qué sucede cuando hay una persona "tóxica" en nuestro lugar de trabajo? ¿Cómo identificarla desde el principio? Y lo más importante: ¿cómo lidiar con las "manzanas podridas" de la organización y no "perder los papeles"?
El principal rasgo de un profesional "tóxico" es su pesimismo
En primer lugar, identificar a una persona con "características tóxicas" no siempre es fácil. De hecho, el 95% de los catalanes confiesa que en algún momento de su trayectoria profesional ha convivido con algún trabajador "muy tóxico" y "no ha sido fácil", según los últimos estudios del sector. ¿El principal rasgo de la toxicidad? "El ambiente pesimista que genera", destaca Jonathan Repiso, mánager de Perm Recruitment Services en Hays España, en VIA Empresa. "Además, el profesional tóxico tiende a criticarlo todo, no es constructivo ni aporta soluciones", añade Repiso. Y otra peculiaridad: "participa en los rumores y busca sobresalir a costa de los demás, mientras provoca tensiones y conflictos". Los tóxicos "inteligentes", adicionalmente, también utilizan tácticas de manipulación para obtener lo que quieren, además de resistirse a nuevas ideas o procedimientos.
¿Cómo neutralizar a un compañero tóxico?
Confrontar a un compañero con actitudes tóxicas requiere de cuatro estrategias principales, según el experto en recursos humanos. La primera consiste en mantener una actitud profesional. Aunque puede ser difícil, se necesita mucha calma, objetividad y dejar de lado las provocaciones.
¿La principal estrategia para lidiar con un profesional "tóxico"? Actitud profesional, mucha calma y objetividad
En segundo lugar, hay que enfocarse en las soluciones y redirigir las conversaciones hacia enfoques proactivos. Además, según el miembro de Hays, una tercera opción hipotética es crear una "red de apoyo para ayudar a equilibrar las influencias negativas y reforzar el espíritu de equipo". Finalmente, y lo más importante de todo, es cuidar nuestra propia salud mental. Desconectar fuera del horario laboral y alejarse, aunque sea por unas horas, de las "malas influencias".
¿Si no funciona, hay que abordarlo con el departamento de recursos humanos?
¿Existe algún momento que sea el más adecuado para abordar la tensa situación con recursos humanos o con el propio superior? Todo depende de la gravedad de la situación y de cómo esté afectando al ambiente de trabajo. Para Repiso es vital reportarlo primero a los superiores cuando afecte el rendimiento del equipo y se convierta en un entorno hostil. Posteriormente, si la situación está prácticamente al límite, es el momento de explicarlo al departamento de recursos humanos. Ellos pueden intervenir de forma estructurada, analizar la situación, activar protocolos, optar por la mediación e incluso tomar medidas más formales como el despido inmediato.
¿Todos hemos sido tóxicos alguna vez en la vida?
Esta es una de las grandes preguntas. Las razones por las que una persona puede llegar a manifestar conductas tóxicas pueden ser muchas. "Algunas veces estas conductas surgen de una falta de confianza en uno mismo", relata el miembro de Hays. Para compensarlo, algunas personas recurren al desprecio de los demás o generan conflictos. De la misma manera que, si una persona sufre estrés por problemas ajenos al trabajo, como problemas familiares, financieros o emocionales, puede llevar ese malestar a su día a día y proyectar su frustración en los demás.
Repiso (Hays): "Algunas veces las conductas tóxicas surgen de una falta de confianza en uno mismo"
En otros casos, la propia cultura organizativa puede fomentar la toxicidad. Si no hay una gestión adecuada de equipos, si se toleran actitudes inadecuadas o si hay una competitividad extrema, esto puede potenciar comportamientos tóxicos. Asimismo, un mal liderazgo, la falta de reconocimiento o la sobrecarga de trabajo también pueden llegar a desarrollar comportamientos negativos como respuesta al estrés o la frustración.
Y, como bonustrack final, un test impulsado por el internauta Raúl García Díaz, que cuestiona el término "toxicidad" y considera que todos hemos sido "tóxicos" en alguna etapa laboral de nuestra vida. García anima a responder sinceramente el siguiente cuestionario: "¿He culpado alguna vez a otros de mis errores? ¿Me he quejado alguna vez de la gran cantidad de trabajo que tenía? ¿Alguna vez he evitado el trabajo duro? ¿He criticado alguna vez a otros compañeros a sus espaldas? ¿He sido impuntual en alguna ocasión? ¿Alguna vez he planteado problemas, pero no he propuesto soluciones? ¿He respondido de forma poco profesional a un jefe? ¿Alguna vez me he mostrado prepotente? ¿He intentado intimidar a alguien alguna vez?".