El silicio puede convertirse en el rey de toda una revolución. De hecho, Mapsi Photonics, una startup catalana nacida a raíz de la tesis doctoral de David Cardador y Daniel Segura en la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), ha desarrollado una tecnología fotónica que utiliza el silicio en los filtros ópticos. Son filtros no visibles para el ojo humano utilizados para detectar temperaturas, gases, líquidos o sólidos mediante infrarrojos.
Los filtros de Mapsi Photonics serían, haciendo una analogía, como si nos pusiéramos unas gafas que solo nos dejaran ver el color azul, o aquellos cuerpos que tuvieran una temperatura superior a los 38 grados. Pero con la gran diferencia de que su filtro utiliza el infrarrojo, no son lentes, y, por lo tanto, el ojo humano no lo percibe.
Sus aplicaciones pueden ser muy variadas -industria, medio ambiente, sanidad, ciencia...-, pero ahora mismo están orientados únicamente a la industria. Su tecnología permite, por ejemplo, la detección de ciertos gases en una combustión, para comprobar la calidad de esta. También sirve para determinar el nivel de contaminación: si se está liberando dióxido de carbono en la atmósfera de manera excesiva o entra dentro de los estándares. También detecta el metano, gases explosivos, inflamables u otros muchos.
La revolución del silicio
Mapsi Photonics ha desarrollado una tecnología que rompe con el sistema que "se ha utilizado durante los últimos 60 años para la detección de gases, líquidos y sólidos mediante infrarrojos", explica David, CEO de la empresa. Hasta ahora, la tecnología utilizada era multicapa: los filtros estaban compuestos por capas de materiales, algunos gruesos, otros muy caros o, incluso, contaminantes.
Los filtros que funcionan en la industria, según Cardador, "generan problemas de adherencia entre las capas y esto acaba provocando una menor resolución de la imagen y una ampliación del margen de error". Con el silicio solucionan este problema: es un único material, reduce el coste, no presenta problemas de adhesión y ofrece una alta resolución. Además, está preparado para trabajar en ambientes hostiles.
En el mercado no hay nadie que trabaje con el silicio para hacer filtros de infrarrojos. De hecho, Cardador admite que uno de los retos que tienen es "hacer pedagogía con el mercado, explicar las ventajas del silicio".
Aceleradoras, confianza y financiación
La startup catalana ha contado, desde buen inicio, con un gran apoyo por parte de diferentes entidades de emprendimiento o aceleradoras catalanas, como Barcelona Activa, Netmentora, UPC Emprèn, Cornellà OpenFuture e IdeaBoosterLab de Esade. Mapsi Photonics, además, ha conseguido despertar la confianza de los inversores: en diciembre del 2021 levantó una ronda de inversión de 250.000 euros. También recientemente han recibido la concesión de un crédito participativo ENISA para jóvenes emprendedores y una ayuda Startup Capital de Acció.
De la patente a la validación del mercado
Después de patentar la tecnología y de haber validado que hay una necesidad en el mercado, el equipo de Mapsi Photonic está acabando de perfilar la tecnología. Están a las puertas de la comercialización: haciendo una prueba piloto con una primera tanda de clientes, con el objetivo de acabar de ajustar el producto e iniciar su comercialización, en el cuarto trimestre del año.
Más adelante, tienen la perspectiva de continuar desarrollando la tecnología hacia otras aplicaciones, como la biodetección, donde todavía están en una fase de experimentación. El filtro óptico de Mapsi Photonics, como tiene porosidad, tiene una efectividad altísima. "Nuestros filtros, al ser porosos, permiten que fluya el gas y el líquido, que entre por los poros y, por lo tanto, incrementa la efectividad a la hora de detectar glucosa u otras proteínas en la sangre", indica Cardador.