Funiculi, Cala y FollowMe. Tres nombres de tres clásicos del diseño catalán. Son tres lámparas de la casa Marset, una compañía dedicada a "diseñar y desarrollar aparatos de iluminación decorativos, de diseño innovador y original para proyectos residenciales y públicos". Según explica su director general, en Marset hacen "más que lámparas", de hecho "cuidamos de la luz para mejorar la calidad de vida de las personas". Marset es uno de los referentes del diseño de la marca Barcelona y una empresa familiar con una facturación superior a los 17 millones de euros presente en los Estados Unidos, Canadá, países escandinavos, Reino Unido y centro y norte de Europa.
Xavier Marset, de la tercera generación, es el CEO de la empresa dedicada a la iluminación de diseño y con sede en Terrasa, donde se trasladaron hace poco más de un año desde la histórica central de Badalona. "Se nos quedó pequeña", recuerda el empresario y detalla que estos 11.000 metros cuadrados de fábrica, almacén y oficinas han requerido de una inversión de más de 6 millones de euros. A este centro se tiene que sumar un showroom en la calle Santaló de Barcelona y delegaciones en Colonia, Milan y Nueva York, desde donde operan desde hace ocho años con una filial. Un hecho que se traduce en que el 80% del negocio de Marset sea internacional.
La fundición del diseño barcelonés
"Mi abuelo era artesano, maestro fundidor", explica el empresario. En los años 40 Paco Marset funda una fundición de metales en el barrio de les Corts. El negocio evoluciona y hacia los 70 ya empiezan a fabricar lámparas de metal y vidrio "de un estilo más bien tradicional". El 1976 se trasladan a Badalona, liderada por la segunda generación. La incorporación de la tercera generación durante los 90 implica también un giro conceptual en el negocio. "Se incorpora el diseño como elemento diferenciador, con productos innovadores y originales", relata. "Si queríamos seguir creciendo y estar entre las empresas punteras de iluminación teníamos que ser creativos y podíamos aprovechar el talento local", recuerda.
Un simple ejemplo de esta filosofía. Marset ha sido pionera en la utilización de la tecnología de baterías recargables y LED en una luz portátil y recargable, la luz FollowMe de la diseñadora valenciana Inma Bermúdez que se vende en las tiendas de los museos MoMa en Nueva York y al centro George Pompidou en París.
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Copias y revolución LED
El sector de la iluminación se encuentra "en los principios de una revolución tecnológica" con la aparición del LED. Esta tecnología permite diseñar de una manera muy "libre" en contraste con los halógenos o incandescentes. Y si el diseño es el valor añadido de Marset, las copias son su lacra.
"Es un drama y una falta de respeto por parte de distribuidores, prescriptors y clientes", lamenta y denuncia que la Unión Europea es "incapaz de hacer nada para evitar la entrada de copias". El CEO incluso afirma que se ha encontrado colecciones enteras de Marset copiadas y a la venta a la feria de Guangzhou, sólo dos meses después de su presentación en Milán.
Marset ha luchado en los juzgados las copias ilegales y han atesorado varias victorias: "No es difícil ganar el juicio, pero es muy costoso y agotador".
"Sufrimos la crisis un año"
La empresa, que da trabajo a 65 personas, funciona como una editora de lámparas, con diseñadores externos, que vende sus productos a los distribuidores. En Terrassa realizan el desarrollo de producto y procesos de acabado y ensamblaje, además de almacenamiento. "Contamos con proveedores sobre todo locales europeos, pero también tenemos de internacionales", puntualiza Marset.
"Hemos hecho buena marca y nos hemos internacionalizado", remarca. La cifra de negocio de Marset fuera de nuestras fronteras siempre ha rondado el 60%, pero con la crisis ha hecho un salto sustancial. A pesar de caer el mercado interno -"sufrimos la crisis un año"- Marset ya tenía músculo en el exterior.
"Es un error no tomar decisiones drásticas o estratégicas hasta que no te ves abocado. La situación no te tiene que empujar a tomar una decisión, sino que estratégicamente se tiene que prever todo"
Un error empresarial y un aprendizaje en este sentido: "No tomar decisiones drásticas o estratégicas hasta que no te ves abocado. La situación no te tiene que empujar a tomar una decisión, sino que estratégicamente se tiene que prever todo". "Entonces apostamos incluso más por una red comercial exterior", constituyendo la filial norteamericana.
Así pues, en los últimos años Marset ha acumulado un crecimiento notable, pasando de un volumen de negocio alrededor de los 11 millones de euros el 2016 hasta los 15 del 2017. Después de la fuerte inversión en la nueva sede, Marset se pone como objetivo llegar a 20 millones de euros el 2020 y duplicar la medida de la empresa con un crecimiento sostenible a siete años vista. "Nuestra implantación en los mercados europeos todavía puede crecer mucho", afirma y apunta al mercado de oficinas como palanca de crecimiento para el sector. Así mismo, el empresario avanza que la casa apostará por la iluminación de exteriores: "Es un ámbito que hemos tocado de manera tengencial pero ahora nos centraremos más", apostilla.