Era el otoño de 2017 cuando algunos empresarios de renombre expresaron que si Catalunya proclamaba la independencia, llevarían la empresa a otro lugar. Planeta fue una de las más destacadas a la hora de hacer advertencias y trasladaron su sede social a Madrid, a pesar de anunciar que no habría traslado de empleados y otros cambios. Desde las torres negras de la Diagonal, el ahora CaixaBank, junto con su homólogo Banco Sabadell, tomaron una decisión difícil -no todos los miembros estuvieron de acuerdo- para trasladarse respectivamente a Valencia y Alicante. El decreto ley aprobado por el gobierno español el 6 de octubre de 2017 lo inclinó. ¿El objetivo? El temor a un corralito estaba presente.
Los dos principales bancos catalanes trasladaron su sede social a la Comunidad Valenciana
Durante los días posteriores al referéndum del 1 de octubre se multiplicaron las salidas de depósitos, así como la creación de cuentas de estas mismas entidades en otras comunidades, los llamados "cuentas espejo", y estos movimientos llevaron a los dos principales bancos catalanes a trasladar su sede social a la Comunidad Valenciana para garantizar que, pasara lo que pasara, seguirían bajo el paraguas del Banco Central Europeo (BCE).
Ambas entidades justificaron entonces el traslado de la sede social y de la fiscal "para proteger los intereses de clientes, empleados y accionistas". A pesar de mover la sede social y la fiscal fuera de Catalunya, lo que les ha llevado a celebrar en la Comunidad Valenciana las respectivas Juntas Generales de Accionistas, ambas entidades continúan teniendo en Cataluña sus servicios centrales.
"El error entre trasladar la empresa -empleados, servicios centrales, instalaciones productivas- y trasladar la sede social jugó a favor de magnificar la trascendencia del cambio de sede y transmitir a la población la sensación de riesgo económico por una fuga de empresas", declaraba el economista Enric Llarch a VIA Empresa hace unos meses en el análisis Ellas no volverán (hasta la independencia). De hecho, durante el otoño de 2017, 4.500 empresas trasladaron su sede fuera de Catalunya con el objetivo de garantizar un "marco más estable".
Llarch (economista): "La mayoría de reuniones de los consejos de administración que se datan en Madrid -o en Valencia, o en Alicante- allí tienen poco más que el secretario que las escribe"
Incluso consultoras y despachos de abogados y otros profesionales han tenido que dar marcha atrás en sus planes de desplazar muchos recursos humanos hacia Madrid. Según destaca Llarch, las decisiones se siguen tomando en Catalunya, aunque "la españolización del ámbito de negocio se haya profundizado y los primeros directivos -como los de la misma CaixaBank- vivan en Madrid". "Incluso, la mayoría de reuniones de los consejos de administración que se datan en Madrid -o en Valencia, o en Alicante- allí tienen poco más que el secretario que las escribe", precisa el economista. "Con la covid-19, sobre todo, esto de ir trasladándose físicamente cada vez más a la capital del reino se hizo más pesado y la participación en línea es cada vez más generalizada", concluye.
Aparte de CaixaBank y Banco Sabadell, Banco Mediolanum y la cooperativa Arquia Banca llevaron su sede social fuera de Cataluña -la primera a Valencia y la segunda a Madrid- y, como consecuencia, Catalunya pasó de tener la sede social de una quincena de cajas a quedarse con Caixa d'Enginyers y Caixa de Guissona.
El caso de Caixa d'Enginyers: "Muchos de los que se fueron por el 1-O, volvieron pasado el tiempo"
Joan Cavallé acumuló 18 años al frente de la Caixa d’Enginyers hasta su reciente jubilación, momento en que Juanjo Llopis asumió el cargo de nuevo director general. Cavallé fue director general de la cooperativa de ahorro y crédito que logró un gran eco mediático cuando decidió no sacar su sede social de Catalunya en la denominada fuga de empresas, a raíz del 1 de octubre de 2017. La cooperativa, con 57 años de historia, cuenta con 213.000 socios y cerró 2023 con unos beneficios de 19,6 millones de euros.
Caixa d'Enginyers logró un gran eco mediático cuando decidió no sacar su sede social de Catalunya
"Cuando entré en esta casa, en el año 2002, había 15 o 16 entidades bancarias con sede en Catalunya. Actualmente hay dos: la Caixa Guissona y la Caixa d’Enginyers. De marcas bancarias, había 125 activas, mientras que ahora hay 20. El mapa bancario ha ido cambiando y nuestro rol dentro de este mapa también ha ido modificándose. A partir del año 2017 todo el mundo se preguntó quién era la Caixa d’Enginyers", declaraba Cavallé en una entrevista con la directora de VIA Empresa, Elena Busquets, durante 2022. Aunque tienen clientes en toda España, el mandatario declaraba al medio que en un primer momento su posicionamiento les perjudicó, pero que "muchos de los que se fueron, volvieron pasado el tiempo. Se superó aquel momento de tensión".
"En el resto de España, hemos ido expandiéndonos con una tasa de crecimiento similar a la de Catalunya, eso sí, con un modelo diferente. Fuera de Catalunya somos una banca especializada en empresas e ingeniería, y aquí ya somos una banca al uso", precisaba.
Y la pregunta eterna: ¿volverá CaixaBank?
Después de conocerse que el Banco Sabadell trasladará su sede a Catalunya después de más de siete años en Alicante, CaixaBank ha asegurado rápidamente a la prensa que no está estudiando el retorno a Barcelona. "Nuestra sede está en Valencia con carácter indefinido" y este escenario "no está bajo revisión", han asegurado. Desde el banco han expresado su "respeto absoluto por las decisiones que toman otras entidades", pero descartan que también se esté analizando un retorno.
CaixaBank asegura que la sede está en Valencia y con carácter indefinido
Hace un año, durante la presentación de los resultados de 2023, también descartaron volver a Catalunya y afirmaron que mantendrían la sede social en Valencia: "Es un lugar equilibrado y estamos felices". El presidente de la entidad, José Ignacio Goirigolzarri, aseguró en febrero de 2024 que mantenerla como está es "lo mejor para los depositantes y los accionistas". El mandatario negó, además, haber participado en conversaciones sobre un posible regreso a Cataluña y que "no se sentían presionados".
Los otros bancos restantes que se marcharon en 2017, como Banco Mediolanum y la cooperativa Arquia Banca, no se han pronunciado al respecto, al igual que las gestoras de fondos, EDM, Trea Asset Management y Gesiuris.