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De la mejor startup del año a despedir a la mitad de la plantilla: este es el presente de Colvin

El comercio electrónico de flores fue una de las grandes promesas del ecosistema emprendedor catalán y actualmente solo cuenta con 20 trabajadores

Sergi Bastardas, Andrés Cester y Marc Olmedillo, fundadores de Colvin | Colvin
Sergi Bastardas, Andrés Cester y Marc Olmedillo, fundadores de Colvin | Colvin
Gemma Fontseca, jefa de redacción de VIA Empresa | VIA Empresa
Jefa de redacción
Barcelona
23 de Abril de 2025

De ser reconocida como la startup del año a despedir a la mitad de la plantilla y esquivar un posible cierre. El comercio electrónico de flores Colvin entró a principios de este 2025 en concurso de acreedores y lo ha acabado comprando el fondo británico Claret Capital, uno de los inversores que le daba apoyo hasta ahora. Después de adelantarlo en exclusiva El Periódico de Catalunya, han sido numerosos los comentarios de debate en las redes sociales sobre una compañía que lo tenía todo a favor: contaban con una propuesta innovadora dentro del sector tradicional de la floristería y el día de Sant Jordi era su plato por excelencia, junto con San Valentín y el Día de la Madre. Pero, como puede suceder en algún tramo de la vida, todo se torció.

 

La historia de Colvin ha sido todo un cuento de rosas protagonizado por Andrés Cester, Marc Olmedillo y Sergi Bastardas. Tres jóvenes emprendedores que se hicieron amigos mientras estudiaban el grado de Administración y Dirección de Empresas (ADE) y vendían rosas por Sant Jordi. Esta fue la primera gran semilla de la startup catalana antes de que llegaran las negociaciones con los inversores. "¿Cómo se levantan 700.000 euros sin experiencia y con 24 años? Siendo perseverante. ¿Siendo muy pesado? Sí, aunque me gusta llamarlo más bien perseverancia", aseguraba el CEO de Colvin, Andrés Cester, en el primer First Tuesday de 2019. Y precisamente de la amistad compartida nació Colvin durante noviembre de 2016.

Colvin llegó a ser una firma emergente candidata a unicornio (negocios valorados en más de 1.000 millones de dólares)

La experiencia de Sant Jordi con un proyecto que involucró hasta 25 personas, el conocimiento del mercado de las flores, la problemática del sector o la actitud emprendedora fueron los primeros ingredientes que había que cultivar. Y la pelota ya rodó: "poner en marcha el proyecto y la plataforma tecnológica, desarrollar los primeros productos, empezar a vender y contratar a un pequeño equipo para poner en marcha el test inicial", detallaba Cester en VIA Empresa durante enero de 2019.

 

La startup catalana que consiguió más de 240 trabajadores en su época dorada y 15 millones de facturación, lleva el nombre de Claudette Colvin que se negó a ceder el asiento de un autobús en Estados Unidos durante la época de segregación racial y luchó así por los derechos civiles incluso antes de que Rosa Parks. Cogiendo el paralelismo, Colvin quería cambiar el statu quo del mercado de las flores.

Un networking inicial de nueve millones de euros

Un packaging de rosas para Sant Jordi por parte de Colvin | Colvin
Un packaging de rosas para Sant Jordi por parte de Colvin | Colvin

La mayoría de clientes que tenía entonces Colvin eran mujeres y más de la mitad de pedidos eran regalos planificados, detallaba Cester, a la vez que reivindicaba que la solución sería incluso mejor que la idea. Una solución que levantó hasta nueve millones de euros en las rondas de financiación.

Inicialmente, pusieron algo más de 3.000 euros por socio y levantaron 90.000 euros más con friends, family and fools. Parece, sin embargo, por lo que explica el cofundador de la compañía que fueron "más friends and fools que family". Con la perseverancia recurrente consiguieron también desde buen principio 300.000 euros de business angels y algún fondo de capital riesgo.

Años más tarde, la empresa emergente cerró varias rondas de financiación, incluyendo una de 14 millones de euros en 2020 liderada por MIP, y otra de 45 millones de euros en 2021, con el objetivo de reforzar su presencia en Europa. A principios de 2022, el comercio electrónico adquirió Monsieur Marguerite, una startup francesa especializada en la venta en línea de flores y plantas. Gracias a esta operación, la empresa catalana entró en el mercado más allá de los Pirineos. Pocos meses después apostaron por el mercado italiano adquiriendo Bloovery.

Cambios en la dirección

En 2023, los fundadores Sergi Bastardas y Andrés Cester anunciaron que darían un paso al lado para permitir que un nuevo consejero delegado guiara la empresa hacia la rentabilidad, manteniéndose en calidad de accionistas y consejeros. El negocio emergente de venta de flores y plantas en línea explicó que emprendía "un cambio estratégico" para centrarse en la venta directa al consumidor (B2C - Business to Consumer) y conseguir "un crecimiento sostenible y estable".

Cabe destacar, sin embargo, que Colvin llegó a ser una firma emergente candidata a unicornio (negocios valorados en más de 1.000 millones de dólares), pero con el paso de los años los inversores redujeron la valoración de la empresa entre un 40% y un 50%.

Un presente lleno de incertidumbres

Varios embalajes de Colvin | Colvin
Varios embalajes de Colvin | Colvin

Tal como ha detallado la periodista Paula Clemente de El Periódico de Catalunya, "el comercio electrónico de flores entró a principios de 2025 en concurso de acreedores y lo ha acabado comprando el fondo británico Claret Capital, uno de los inversores que le daba apoyo hasta ahora. Su primera decisión ha sido despedir a la mitad de los empleados, una plantilla ya bastante reducida después de dos oleadas de despidos en los últimos años". Esta última ha echado a 18 de los 35 trabajadores que quedaban.

El emprendedor inglés Freddie Blackett pilotará la nueva etapa de Colvin con el objetivo de conseguir la rentabilidad

Claret Capital se ha comprometido a mantener el negocio un mínimo de tres años. Claret pagará en torno a un millón de euros para conseguir el negocio y ha fichado al emprendedor inglés Freddie Blackett para que pilote la nueva etapa. El objetivo es reducir las pérdidas multimillonarias de los pasados ejercicios hasta los 500.000 euros en 2025. Y después, al cabo de dos años, conseguir la tan anhelada rentabilidad.