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Mercè Conesa, presidenta de uno de los grandes motores económicos de Catalunya

Perfil de la abogada que ha roto techos de cristal para dedicarse a la gestión pública

Mercè Conesa quiere convertir el Puerto de Barcelona en un referente de sostenibilidad | Àngel Bravo
Mercè Conesa quiere convertir el Puerto de Barcelona en un referente de sostenibilidad | Àngel Bravo
Toni Rodríguez | VIA Empresa
Presidente de Intermedia
Barcelona
02 de Octubre de 2020

Junto con el Consorcio de la Zona Franca, Fira de Barcelona y el Aeropuerto del Prat, el Puerto de Barcelona es uno de los cuatro principales motores económicos de Catalunya y el único que desde julio de 2018 está presidido por una mujer. Hay que decir que el Aeropuerto está dirigido por Sònia Corrochano, a pesar de que su presidente, Mauricio Lucena, vive y trabaja en Madrid. En cualquier caso, el Puerto, presidido por Mercè Conesa, es el primer puerto del Estado por tráficos internacionales, el principal hub logístico de la Mediterránea y, probablemente, el mayor activo económico del país.

 

Su clúster está integrado por más de 500 empresas, con un impacto laboral de 14.000 trabajadores directos y cerca de 32.000 indirectas y da servicio a unas 3.000 empresas que generan más de un millón de puestos de trabajo. De hecho, canaliza el 22% del comercio exterior marítimo de todo España y el 71% del comercio exterior catalán. El año 2019, primero antes de la Covid, grabó una cifra de negocio de 172 millones de euros y rebajó su endeudamiento en un 9%. El resultado final de 2020 no se sabe todavía cuál será, pero parece que el gigante está convencido de sus posibilidades de resistencia.

Su presidenta fue alcaldesa de Sant Cugat del Vallès entre 2010 y 2018, presidió la Diputación de Barcelona entre 2015 y 2018 y en 2016 ganó unas elecciones primarias a su compañero Santi Vila para presidir el Consejo Nacional del Partido Demócrata. Se diría, pues, que Conesa ha ido rompiendo techos de cristal, después de haber pasado muchos años trabajando intensamente en la Administración de la Generalitat, en el Ayuntamiento de Sant Cugat en diferentes áreas y concejalías y en la cátedra de Derecho Administrativo de la Universitat Autònoma de Barcelona, como profesora asociada.

 

Una señora de Terrassa

Abogada, nacida en Terrassa en el sí de una familia de fabricantes del textil (Fainé y Figueras), hija mayor de tres hermanos y madre de tres hijos de los que habría querido disfrutar más horas cuando eran pequeños, se inició en política de la mano de JosepRull, compañero de escuela desde la infancia y con quién volvió a coincidir en la facultad de Derecho de la Autónoma. Los dos coincidieron como militantes de la Juventud Nacionalista de Catalunya, en la extinguida Convergencia Democrática de Catalunya y finalmente al PdCat, junto con otros compañeros de Sant Cugat como por ejemplo los consellers Puigneró o Calvet. Pero Rull, la libertad del que Conesa reclama firmemente, Calvet y Puigneró se acaban de dar de baja para pasar a militar en Juntos per Catalunya, mientras ella se ha quedado, "porque creo que me tengo que quedar, por las responsabilidades que todavía tengo".

Conesa, a pesar de que también le gusta la política, parece más interesada en la gestión pública que no en las pugnas internas de partido. Ha cursado el Máster en Derecho y Gestión por la Universitat Pompeu Fabra, el Programa en Liderazgo e Innovación en Políticas Públicas por ESADE y el Programa en Alta Dirección de empresa por IESE, y confiesa su pasión por el derecho administrativo como herramienta "para hacer funcionar de manera eficiente la administración pública, introduciendo herramientas propias de la gestión privada".

Conesa busca hacer funcionar la administración pública "de manera eficiente, introduciendo herramientas propias de la gestión privada"

No ha sido fácil. Cuando le preguntas, todavía recuerda sus años de alcaldesa de Sant Cugat cuando los hijos le acompañaban a las visitas institucionales de fin de semana, y la pequeña le preguntaba si todavía tenía que durar mucho "aquello de alcaldesa". "Suerte del padre y de los abuelos", recuerda. "La vida es un aprendizaje continuo", y "se trata de priorizar, dosificarse y aceptar sacrificios y limitaciones temporales, sin angustiarte con sentimientos de culpabilidad". Pero lo que es cierto es que "la conciliación no es un tema resuelto, ni mucho menos, y todavía menos lo era años atrás, cuando todavía no había permisos de paternidad". Esto la obligó, por ejemplo, a pedir reducción de jornada laboral en un momento determinado.

Alcaldesa de una ciudad con dimensión humana

El caso, pero, es que esta etapa ya está superada y ahora, con hijos de 23, 20 y 17 años, puede mirar atrás y sentirse satisfecha de la familia y de haber implementado desde el gobierno municipal de Sant Cugat una estrategia dirigida al logro de tres objetivos básicos: "Construir un tejido económico fuerte, implantar un modelo medioambiental de calidad y no dejar nadie al margen". O dicho en otras palabras, consolidar un modelo de pequeña ciudad a escala humana, de alta calidad de vida, donde todo el mundo pueda tener oportunidades de progreso.

Cursó la educación primaria en una escuela progresista, laica y catalana, de donde pasó a estudiar secundaria en un centro religioso, estudios que compaginaba con las clases de balet clásico y con la afición al dibujo que siempre la ha acompañado. Una vez acabada la secundaria, dudó entre leyes y el periodismo, pero acabó matriculándose en la Facultad de Derecho de la UAB. De todas aquellas etapas conserva buenas amistades. De su largo paso por el Ayuntamiento de Sant Cugat, guarda un buen recuerdo de sus colaboradores directos y de los equipos de trabajo que lideró en aquella fase crucial de su trayectoria.

Hasta que en 2015, cuando todavía no hacía un año que había iniciado su segundo mandato como alcaldesa de Sant Cugat, fue nombrada presidenta de la Diputación de Barcelona. "Doble trabajo!" recuerda. "Suerte de tener equipos muy muy aseados" y de su firme convicción de no querer alargar más de dos mandatos los cargos públicos. El reto de la Diputación, pero, no era menor. Se trataba de actualizar la agenda política del legendario Prat de la Riba, que a comienzos del siglo XX y a través de la Mancomunidad de las cuatro diputaciones catalanas, había conseguido modernizar el país mediante, entre otros, la conexión de sus servicios telefónicos, meteorológicos y viarios.

La conectividad del territorio como objetivo

El proyecto, basado en un programa de gobierno pactado entre CDC y ERC fue lanzado bajo el lema Conectamos, y se propuso conectar efectivamente diferentes valores e intereses territoriales, aprovechando por ejemplo la red de carreteras para extender las líneas de fibra óptica, poniendo contacto polígonos industriales y clústeres económicos o creando sinergias entre la red de Parques Naturales de la Diputación y las oficinas de Turismo.

Aquella tarea duró tres años. El año 2018, después de veinte de dedicación intensa a la Administración Pública, Mercè Conesa quiso hacer un cambio de rumbo profesional, "para seguir creciendo" y concederse un periodo de reflexión. El campo elegido seguía siendo lo de la administración pública, pero le hacía falta pasar por la experiencia comercial de liderar una gran empresa pública. El presidente del Puerto de Barcelona, Sixte Cámara, se quería jubilar y ella se había especializado en Urbanismo, Ordenación del Territorio y Derecho Portuario. Además, Josep Rull había sido conseller de Territori i Sostenibilitat hasta finales de 2017.

Los astros parecían muy alineados y Conesa tenía las condiciones necesarias. El nombramiento llegó el julio de 2018 y lo primero que hizo fue "recordar que las mejores ideas siempre salen de los equipos de trabajo y que había que escuchar activamente lo que me pudieran explicar los trabajadores y trabajadoras del Puerto". Y otra cosa importante, según la presidenta, era establecer un sistema de transparencia y confianza mutua entre el equipo directivo y los miembros del consejo de administración, para enfocar políticas compartidas de gobernanza y crecimiento.

La gran puerta de Barcelona

"El Puerto es una infraestructura viva que contiene más de 500 empresas, cada una con su propio proyecto y estrategias de crecimiento. Compartir estas estrategias en todo aquello que pueda ser de interés común es una de las principales tareas que nos hemos propuesto, dentro de los parámetros de un plan estratégico 2021-2026 que había sido planificado antes de la pandemia y que ahora no nos queda otro remedio que revisar".

La presidenta del Puerto tiene diferentes retos, como por ejemplo, que "tenemos que conseguir que los trenes hasta el nodo logístico de Zaragoza sean de 750 metros, para ser más eficientes en la cadena logística"

Entre sus objetivos generales, destaca la exigencia de la sostenibilidad medioambiental, la electrificación de los muelles, la necesidad de ganar más espacio logístico, la conectividad con Valencia y Zaragoza, la convivencia respetuosa con las tramas urbanas de Barcelona y el Prat de Llobregat, y el crecimiento armónico de la infraestructura. Por ejemplo? Dos: "Tenemos que conseguir que los trenes hasta el nodo logístico de Zaragoza sean de 750 metros, para ser más eficientes en la cadena logística, el coste económico y el impacto medioambiental", y "tenemos que preservar los espacios industriales del Puerto que no son compatibles con la vida urbana, al mismo tiempo que tenemos que acabar de integrar el Puerto Viejo al tejido ciudadano que nos rodea".

La gran desconexión

Cuestión de conectividad, pues. Pero qué haremos del espacio convergente, que cada día que pasa parece más desconectado? "Creo que lo que nos separa es más bien una cuestión de estrategia más que no de ideología ". "Lo que quiero es que nos seguimos respetando como hasta ahora, como yo respeto todas las decisiones de mis compañeros. Tenía que quedarme en el PdCat puesto que me hicieron confianza para presidir el Consejo Nacional, etapa que quiero cerrar bien. Pero seguro que pronto nos reencontraremos porque tenemos una historia y unos objetivos comunes".