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Meyba, el regreso de un clásico

Durante las décadas de los cincuenta y los sesenta, decir “un Meyba” equivalía a decir “un bañador”

Meyba fue la encargada de vestir al FC Barcelona durante la década de los ochenta | iStock
Meyba fue la encargada de vestir al FC Barcelona durante la década de los ochenta | iStock
Barcelona
13 de Septiembre de 2024

El verano de 1981 ocurrió un hecho que cambiaría para siempre el negocio del fútbol, ya que la Federación Española autorizó a los clubes de fútbol a llevar en la camiseta el logotipo de su proveedor de material deportivo. Hasta entonces, esta visibilización había sido prohibida porque se consideraba publicidad. Unos meses más tarde, en otoño, la misma entidad reguladora dictó otra norma que fue un paso más allá y también contribuyó de manera clave a la evolución del negocio. En este segundo caso, nos referimos a permitir la publicidad en las camisetas, no ya del proveedor de ropa deportiva, sino de patrocinadores en general. Así es como el Real Madrid vendió enseguida su camiseta a la firma italiana de electrodomésticos Zanussi, mientras que el Barça optó por mantenerla impoluta durante muchos años más, hasta que en 2010 el presidente Rosell decidió firmar un contrato de patrocinio con Qatar Foundation (para ser precisos, hay que decir que la primera vez que una camiseta del Barça lució publicidad fue en el verano de 1990 cuando, en el marco de una gira por Japón, el club insertó en el frontal el logotipo de las líneas aéreas JAL, eso sí, sobre una camiseta azul celeste y no azulgrana).

El paso del algodón a las fibras sintéticas brillantes y la modernización del diseño de la camiseta permitieron crear un producto muy visual, que hoy en día es un elemento representativo crucial del Barça de los años ochenta

Pero volvamos al principio y, en concreto, a la aparición de la letra M de Meyba en las camisetas del Barça en aquel verano de 1981. El paso del algodón a las fibras sintéticas brillantes y la modernización del diseño de la camiseta —especialmente la cenefa en la parte exterior de las mangas— permitieron crear un producto muy visual, que hoy en día es un elemento representativo crucial del Barça de los ochenta, una década con pocos éxitos deportivos, pero con muchas estrellas sobre el césped. Y la nostalgia ha hecho el resto, ya que hoy en día Meyba vuelve a estar de actualidad, gracias sobre todo a sus acuerdos con dos entidades deportivas históricas de la ciudad de Barcelona, la UE Sant Andreu y el CE Júpiter, en virtud de los cuales ambos visten camisetas de la marca Meyba. Ambas muestran un aspecto que recuerda mucho a la equipación de los años ochenta. Para llegar a este resurgimiento actual han tenido que pasar muchas cosas, como veremos a continuación.

Retomemos el hilo de la relación entre la marca catalana y el Barça, para decir que el primer contrato se firmó en la temporada 1979/80, a cambio de 34,5 millones de pesetas, más el 4% en royalties sobre las ventas de camisetas y 10 millones adicionales en forma de material deportivo. En la temporada 1981/82 apareció por primera vez el logotipo de la letra M en la camiseta blaugrana, en virtud de aquel cambio legal que hemos explicado al principio. Aquel pequeño cuadrado blanco con una “M” en su interior provocó, de manera inesperada, un conflicto con los jugadores, que exigían cobrar por llevar lo que ellos consideraban publicidad. Se dio la curiosa situación de que en algunos partidos los futbolistas blaugranas taparon con esparadrapo el logotipo de Meyba. Ante esta situación, en la primavera de 1982, el Barça y Meyba renovaron el acuerdo por cuatro años más, pero con una retribución de 50 millones anuales que incluía un porcentaje para los jugadores.

En algunos partidos los futbolistas blaugranas taparon con esparadrapo el logotipo de Meyba

Llegar a la camiseta del Barça fue el punto culminante de la marca Meyba, que había sido fundada en los años cuarenta y que durante las décadas siguientes se hizo un nombre fabricando bañadores, hasta el punto de que se convirtió en un genérico: durante los cincuenta y sesenta, decir “un Meyba” equivalía a decir “un bañador”. Alcanzaron una visibilidad tan grande gracias a invertir mucho dinero en publicidad, por lo que era habitual encontrar anuncios de página completa en los diarios de la época. El nombre de la compañía estaba formado por los apellidos de los fundadores (Josep Mestre y Joaquim Ballbé) y, al principio, el logotipo destacaba la letra “y” del centro, pero con el paso de los años, el protagonismo en la imagen se lo quedó la ya clásica letra “M” con curvas en los vértices.

La nova samarreta del Sant Andreu amb Meyba ha causat furor a la xarxa | Cedida
La nueva camiseta del UE Sant Andreu con Meyba ha causado furor en la red | Cedida

La época dorada de la firma coincidió con aquellos años de vinculación con el Barça, donde la relación fue tan estrecha que la estrella mundial Diego Maradona vivió un par de años en la casa que Joaquim Ballbé había construido en Pedralbes, en la calle Mare de Déu de Lorda. En el periodo comprendido entre finales de los ochenta y los primeros años noventa, Meyba no solo vistió al Barça, sino que también consiguió otros contratos con equipos de Primera División, como el Atlético de Madrid, el Betis, el Valladolid, el Español o el Cádiz. Fuera del mundo del fútbol, patrocinaron dos embarcaciones de regatas, la Meyba-Fibanc I, con los hermanos Doreste, y la Meyba-Fibanc II, con la Infanta Cristina.

La mala situación de la compañía empeoró del todo con la llegada de la crisis económica de 1993, que desembocó en que Meyba tuviera que suspender pagos el verano siguiente

La colaboración con el club blaugrana finalizó en 1992, ya que desde la temporada 1992/93 y hasta la llegada de Nike, el Barça trabajó con la firma italiana Kappa. Aquello fue el principio del fin, ya que en ese mismo año olímpico Meyba vio cómo sus ventas caían de manera significativa y las cuentas de resultados entraban en pérdidas. La mala situación de la compañía empeoró del todo con la llegada de la crisis económica de 1993, que desembocó en que Meyba tuviera que suspender pagos el verano siguiente. Después de tres años de travesía por el desierto, llegó un nuevo inversor, la empresa textil Pulligan, que en esos momentos estaba en manos de Joan Canals, quien la había rescatado de la crisis unos años antes. La marca Meyba estuvo dentro de la órbita de Pulligan durante poco más de una década, ya que una nueva crisis —la tan conocida del 2008— provocó que Pulligan acabara entrando en concurso de acreedores por la incapacidad de afrontar la deuda voluminosa acumulada durante una época de crecimiento a través de compras. El nuevo cambio de manos fue aún más efímero, ya que en 2010 Igualadina de Marcas, de Josep Homs, que se quedó con Pulligan y Meyba, acabó quebrando, en lo que ya comenzaba a parecer una maldición.

En 2013 aparecieron en escena los neerlandeses de Premium, quienes se quedaron con la marca Meyba y la guardaron en un cajón para explotar la marca Cruyff, más lucrativa y de la que también eran propietarios. Y llegamos al momento actual de fama, cuando dos emprendedores catalanes, Xavier Miret y Antoni Reguant, que no hace mucho consiguieron la licencia de la marca, se han propuesto explotarla gracias a la nostalgia. De momento, tanto la UE Sant Andreu (donde ha sido un éxito de ventas sin precedentes) como el CE Júpiter tienen como equipación oficial camisetas Meyba, pero también se pueden encontrar réplicas de camisetas antiguas del Barça, aunque por cuestiones legales no pueden lucir el escudo del club. Ahora queda por ver si se pueden cumplir los propósitos del tándem Miret-Reguant con respecto al proyecto de ir ampliando la base de equipos de fútbol que vistan sus camisetas. Su propósito de recuperar el estilo vintage de los ochenta ha sido todo un acierto y ha hecho feliz a mucha gente.