"Queremos ser los especialistas en vinos de España", repite siempre que puede Miguel Ángel Torres (Barcelona, 1941). El presidente de Bodegas Torres lidera una empresa familiar con más de 140 años de historia que "todavía tiene mucho camino para recorrer".
El relevo generacional
Un camino que cada vez marcan más sus hijos, la quinta generación. Uno de sus tres descendentes, Miguel, ya ocupa la dirección general del grupo desde el 2012; mientras queMireia es la directora general de algunas de las compañías que controla la empresa.
Una transición modélica es uno de los objetivos prioritarios de Torres. "Yo sufrí mucho en la transición, puesto que mi padre era reticente a dejarme poder, quería seguir controlándolo todo". Estas dificultades en el traspaso entre la tercera y la cuarta generación familiar a la empresa son "algunos de los momentos más complicados que he vivido", recordaba Miguel A. Torres en una conferencia a Esade .
Medio siglo a la empresa
Estudiando de Ciencias Químicas a la UB, y especializado en enología y viticultura a Dijon, a la Borgonya; Miguel A. Torres se incorporó al negocio familiar el 1962. Desde entonces no ha dejado de trabajar para hacer crecer las bodegas familiares.
El único paréntesis fue a inicios de los 80, cuando las dificultades en el traspaso de poderes lo empujaron a "un año sabático en Montpellier para perfeccionar los estudios en viticultura". Al volver, no recuperó el cargo de gerente , pero "entendí que tenía que ser paciente y esperar que mi padre acabara cambiante, como hizo", recuerda.
Más allá de los momentos complicados, Torres cree que "la ventaja de la empresa familiar es que se aprende a cada generación"; y celebra tener "unos hijos excepcionales con los cuales intento no cometer los mismos errores que sufrí".
Políglota y sostenible
Miguel A. Torres habla cinco idiomas: catalán, castellano, inglés, francés y alemán. Además, ha estudiado durante varios años japonés, chino y ruso. Una facilidad con los idiomas que ha vivido desde siempre. El 1967 se casó con Waltraud Maczassek; una alemana que inició y dirigir las primeras exportaciones de Torres a su país.
El experimentado empresario es un enamorado de los vinos, y en habla con conocimiento y devoción. Asegura que en este sector "puedes ganar dinero pero no los verás nunca, siempre se tienen que reinvertir", y que los proyectos tienen que ser a largo plazo.
La ecología y el cambio climático son algunas de sus obsesiones, que se trasladan en una manera de hacer a la empresa sensible con el medio ambiente. Orgulloso de la tarea social que desarrolla la fundación Torres, también quiere dejar claro que "los impuestos los pagamos en Cataluña, y no a paraísos fiscales"; mostrándose crítico con algunas compañías rivales "que tienen la sede social en las Bermudas".
Ha viajado, y continúa haciéndolo, por todo el mundo . La empresa cuenta con más de 50 marcas en 140 países, y preguntado sobre la clave del éxito a la exportación, no tiene dudas: "ya lo decía mi padre; para vender afuera necesitas un producto de calidad , hablar inglés y coger el avión".
Miguel A. Torres, la alcurnia continúa
El presidente de Bodegas Torres termina la transición hacia la quinta generación de la empresa familiar
05
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