"La nuestra es una apuesta clara por la innovación con una visión muy emprendedora del mundo industrial. Somos el ejemplo de como una compañía de casi 300 años puede continuar siendo emprendedora". Las palabras de Jordi Mercader Barata, director general de la papelera Miquel y Costas, resumen bastante bien la filosofía empresarial de este grupo papelero dedicado tradicionalmente a la producción de papeles delgados para la industria de tabaco.
Un grupo empresarial, que a pesar de ser un referente mundial a su sector y cotizar a bolsa, es muestra prudente con los medios y reticente a conceder entrevistas. VÍA Emprendida ha podido hablar y hacer repaso de la trayectoria de una compañía que ha sabido adaptarse con éxito a las demandas de los mercados.
Ante la caída continúa de las ventas en el sector del tabaco —que a pesar de todo todavía supone el 72% de la facturación de Miquel y Costas—, la compañía mantiene en la actualidad la estrategia de los últimos años y centra sus esfuerzos en el negocio de los papeles especiales para usos industriales. La oferta en estas líneas de negocio se reparte en sectores tan varios como la alimentación y bebidas, por ejemplo, o al sector de la industria gráfica para el cual producen prospectos de medicamentos, Biblias o Coranes.
Calidad y valor añadido, claves para mantener el ritmo de crecimiento
La diversificación va de la mano de una estrategia de crecimiento que reivindica el valor añadido por encima del volumen de producción. "Supone invertir en tecnología, la R D Y y sobre todo en calidad. Esto nos permite ser proveedores de las principales multinacionales de los sectores donde estamos operante y aportar soluciones innovadoras para nuestros clientes", apunta este ingeniero industrial experto en estrategia corporativa.
Los papeles que envuelven las bolsas de Prada y Chanel y también los productos comprados a Zara Online,son una prueba. "Somos capaces de, con el papel seda que se usa para la naranja y la mandarina, aportar un valor diferenciado y darle un uso diferente del tradicionalmente previsto", explica el director general de este grupo papelero.
La planta de Terranova Papeles en la Pobla de Claramunt, inaugurada el pasado mes de junio, es la muestra de la apuesta por la diversificación de esta compañía los orígenes de la cual se remontan al 1725 en Capellades. En esta nueva planta, que ha supuesto una inversión de 45 millones de euros, se encuentra la máquina de tela inclinada más avance del mundo. Una nueva tecnología que permite a la compañía, según Mercader, "alcanzar nuevos mercados y llegar a clientes con un nivel de exigencia muy alto con papeles especiales de alto valor añadido".
Visita de Artur Mas a la planta de Terranova Papeles. Cedida |
De Terranova Papeles, salen los papeles de bolsas de té, mono dosis de café, baterías de coche, bolsas de aspiradora o laminados decorativos para parqués. Inaugurada este pasado mes de junio, esta planta da trabajo a 350 trabajadores, directos e indirectas, y entrará este mes de septiembre al 80% de su funcionamiento.
Flexibilizar la producción, un objetivo de presente y futuro
La flexibilidad de la cual hace gala Terranova Papeles es uno de los aspectos que el grupo quiere potenciar en el futuro e implantar en el resto de sus fábricas. "Dentro de las limitaciones técnicas, nuestra intención es hacer pequeñas inversiones para flexibilizar la capacidad de producción de las plantas con el objetivo de conseguir una plena ocupación, hacerlas más versátiles y poder ajustarnos a la evolución de la demanda mundial", añade el director general de Miquel y Costas.
Esta flexibilización también exige un alto nivel de tecnificación de la plantilla, acostumbrada a unos horarios por turnos. En este sentido, la ubicación en la Anoia es una ventaja. "Nuestras plantas funcionan 350 días el año las 24 horas, por lo cual necesitas a gente acostumbrada a trabajar turnos por la noche y los fines de semana. El Anoia tiene un ADN y una tradición industrial muy potente y estos turnos no suponen un problema", apunta.
Precisamente el empresariat de esta comarca reconocía el pasado mes de julio la trayectoria de Miquel y Costas con uno de los pulses Unión Empresarial de la Anoia 2015. Con Terranova Papeles ya son tres las plantas que el grupo tiene en la comarca, dos a La Puebla y una Capellades, que se añaden en territorio nacional en las fábricas de Santo Adrià del Besòs, Tortosa y Valencia. Fuera de nuestras fronteras también tiene una pequeña planta en Buenos Aires.
Asia y Latinoamérica, dos mercados emergentes en crecimiento
Este dato no es una casualidad. La internacionalización es uno de los signos de identidad de esta compañía con más de 300 años de historia presidida por Jordi Mercader Miró, padre del actual director general. "Traemos la exportación dentro del ADN del grupo", afirma Mercader Barata. De hecho, el grupo es presente a los mercados internacionales desde sus inicios. A principios del siglo XX ya tenían oficina y agencia en La Habana, Chile y Nueva York.
En la actualidad operan en 100 países y sólo un 16% de su facturación tiene el origen en España. El Sudeste asiático, Japón y China, los Estados Unidos y Latinoamérica son algunos de los mercados con más crecimiento los últimos años y con más buenas perspectivas en el futuro. El grupo se mantiene atento a las oportunidades que puedan surgir a escala internacional. Este año se ha abierto una oficina de representación en Filipinas para dar una mejor respuesta a sus clientes de Asia y el Pacífico y Brasil continúa perfilándose como un mercado muy atractivo por la compañía. "La primera inversión, de momento, será establecer una oficina comercial. Después, un golpe ver los volúmenes de negocio, decidiremos si tiene sentido producir allá", aclara Mercader.
Abiertos a nuevas adquisiciones para abrir nuevos mercados
De cara a los próximos años, Miquel y Costas afronta el futuro con un cambio de prioridades en cuanto a las operaciones corporativas y a nuevas adquisiciones que refuercen su estrategia empresarial. "Queremos ir allá donde podamos aportar valor añadido, que nos permita abrir mercados adyacentes a los cuales ya tenemos y donde la tecnología de la cual disponemos pueda aportar un valor diferencial", apunta el director general del grupo Miquel y Costas.
Esta posición, más activa en la adquisición de nuevas compañías, es una de las asignaturas pendientes por los dos años próximos, periodo durante el cual la compañía prevé una inversión total de entre 45 y 60 millones de euros. Una cantidad que tiene que servir para mejorar la tecnología de sus plantas y minimizar costes, reducir su impacto al medio ambiente y mantener sus inversiones en R D I.
La autonomía financiera, un aval para el futuro
Los planes de futuro están avalados porlaautonomía financiera que disfruta el grupo y que le ha permitido inversiones tan importantes como el hecho en La Pobla de Claramunt. "El balance que tenemos ahora es un trabajo de 25 años, no es una cosa que se improvisa. Es el resultado de una estrategia a largo plazo y de una apuesta no por un proyecto financiero, sino por un proyecto industrial", concluye Mercader.
Miquel y Costas cerró el 2014 con una facturación de 202,9 millones de euros y un crecimiento del 6,6%. El beneficio neto fue de 24,69 millones, un 8,9% menos que el anterior.