A finales del mes pasado supimos que un personaje olvidado del mundo de las finanzas volvía a la vida tras años alejado de la primera línea empresarial. El antiguo alto ejecutivo de CaixaBank Joan Maria Nin Génova acaba de ser nombrado presidente de la entidad andorrana Morabanc. Su desaparición de los puestos relevantes del sistema financiero se produjo en 2014, cuando las diferencias insalvables con el todopoderoso Isidre Fainé provocaron su salida fulminante de la entidad catalana.
Antes, el ejecutivo había llegado a lo alto de todo al Banco Sabadell, y previamente había trabajado al Banco Hispano Americano y a sus sucesores Central Hispano y Santander. En su viaje desde la capital vallesana a las torres negras de la Diagonal se llevó como fiel escudero a Juan Antonio AlcarazGarcía, que hoy en día todavía se mantiene cómo uno de los principales ejecutivos de CaixaBank. Durante los siete años que van desde su salida de la entidad de la estrella azul hasta su incorporación como presidente de Morabanc, Nin ha ocupado cargos alejados de la primera línea mediática, normalmente como miembro del consejo de administración de varias firmas (Indukern, Naturhouse, Día o Société Général). Eso sí, hay que hacer notar que el cargo de presidente que ocupará Nin no es ejecutivo, puesto que este poder recae sobre la figura del consejero-director general, que ocupará Luciera Alsina, también recién nombrado.
Pero pocos días después de la noticia del nombramiento, la entidad andorrana volvía a aparecer en las primeras llanuras de la información financiera con motivo de su interés por adquirir la filial del Banco Sabadell en aquel país. Pese a la marca, la entidad del Vallès solo tiene el 51 % del capital, de forma que se tendría que ver si los minoritarios se adhieren a la operación. Si esto pasara, el panorama bancario de Andorra quedaría reducido a cuatro operadores: Morabanc (que tendría un crecimiento relevante con la adquisición), Andbank, Crèdit Andorrà y VallBanc (que es la denominación que tomaron los activos "sanos" de la antigua Banca Privada de Andorra).
El panorama bancario de Andorra podría quedar reducido a Morabanc, AndBank, Crèdit Andorrà y VallBanc
El Andbank es la entidad resultante de la fusión en 2001 entre la Banca Reig (propiedad de la familia homónima y liderada por Maria Reig Moles) y el Banco Agrícol y Comercial (en manos de la familia Cerqueda). Los Reig habían hecho fortuna con el tabaco (los "puritos" del Carusel Deportivo) y después, el 1956, ampliaron las actividades con la banca. Por su parte, los Cerqueda iniciaron la operativa bancaria mucho antes, el 1930.
El Crèdit Andorrà fue fundado el 1949 y tiene también como accionista relevante a Maria Reig, además de las familias Pintats i Cornella. En este caso, además de la banca comercial y privada, el grupo se ha extendido mucho en el ámbito de los seguros, incluyendo las áreas de la consultoría (Vincles) y la correduría (ERM).
Finalmente, VallBanc es la denominación actual de parte de la cartera de BPA, después de que esta fuera intervenida por las autoridades y la familia Cierco perdiera el control. La caída en desgracia de la Banca Privada de Andorra empezó con la publicación de una simple nota por parte del FinCen norteamericano (la agencia contra el crimen financiero, "Financial Crimes Enforcement Network"), donde se los acusaba de blanqueo de capitales. Aquella breve nota de marzo del 2015 donde decía "El FinCen, miembro del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos ha señalado hoy la entidad Banca Privada de Andorra (BPA) como entidad extranjera de lavado primario de dinero" supuso un altibajo para el banco andorrano, que vio cómo todo el mundo cortaba las conexiones y lo dejaba sin oxígeno. Los restos fueron recogidas por la administración pública que las saneó y creó el mencionado VallBanc. Posteriormente, en 2016, las acciones de la nueva entidad fueron adquiridas por el fondo norteamericano J. C. Flowers & Co.
Si nos centramos en la entidad protagonista del escrito de hoy, Morabanc, veremos que a lo largo de su historia también hay ciertos avatares que hay que reseñar. Su creación fue por parte de la familia Mora en 1952 y solo ocho años después ya absorbieron otra entidad competidora, la Banca Coma. El hecho que más les ha marcado a lo largo de su historia fue la entrada del Banco de Bilbao en su accionariado, circunstancia que se produjo en la década de los setenta y que ha durado hasta hace muy poco, porque no fue hasta 2006 que la familia Mora recompró las acciones en el banco vasco, que en aquellos momentos ya era el BBVA. También en aquel momento la Banca Mora ya había cambiado de denominación, dado que se decían BIBM (Banco Internacional Banca Mora) y lucían un logotipo parecido al de los vascos. La salida del BBVA del mercado andorrano no fue una casualidad, sino que toda la banca española (Caixa Catalunya y "la Caixa") liquidó posiciones dada la poca simpatía con que el regulador español se lo miraba. Precisamente, solo quedó el Banco Sabadell, que cómo vemos, parece a punto de venderse la participación.
La salida del BBVA del mercado andorrano no fue una casualidad, sino que toda la banca española (Caixa Catalunya y "la Caixa") liquidó posiciones dada la poca simpatía con que el regulador español se lo miraba
Pero sin duda, el momento más chocante de Banca Mora se produjo en 2007, cuando después de anunciar en todas partes la fusión con Andbanc (antes se llamaba así, no con "k" como ejemplo), tuvieron que dejarlo y echarse atrás. Lo que tenía que ser el banco más grande de la historia de Andorra se quedó en un proyecto frustrado y muchas preguntas en el aire. ¿Qué vio alguien al balance del otro porque una operación tan publicitada se deshiciera en horas?
El caso es que una década más tarde la fusión de la que se habló públicamente fue entre Morabanc y Crèdit Andorrà, y más recientemente, poco antes de la pandemia se especuló con una macrofusión a tres bandas: Morabanc, Crèdit y AndBank. Sea como sea, la primera operación en el calendario es la salida del Sabadell del país, que parece muy encarada, a pesar del gran peso de los accionistas minoritarios (que controlan hasta el 49 % del banco). La gran balsa del banco de la familia Mora es su solvencia, según parece la mejor del sector y a menudo elogiada en los medios. El talón de Aquiles de su volumen -es la entidad más pequeña- quedará sin duda muy aligerado con la compra.
No obstante la repercusión que tiene la banca andorrana en nuestro país, hace falta no olvidar que hablamos de entidades significativamente pequeñas, hasta el punto de que los beneficios agregados de todo el sector son poco más de 100 millones de euros (datos anteriores a la pandemia), cuando en la misma época una entidad cómo CaixaBank puede superar los 1.200 millones.