De empresarios "atípicos" hay muchos pero pocos de la talla de Josep Lluís Rovira. La Asociación Independiente de Jóvenes Empresarios de Cataluña (Aijec) ha invitado el expresidente de Pimec para celebrar los 10 años de su primera comida de emprendedores por dónde han pasado ponentes de la talla de Isaak Andic o José Manuel Lara. A la altura de las expectativas, Rovira reivindica "no he sido nunca empresario, he sido emprendedor". De formación economista y abogado, Rovira conduce un Seat 600, tiene un móvil antiguo y se encontró el Rey Felip VI "en calzoncillos" a casa suya.
El encargado de presentarlo es Cristian Rovira, su propio hijo y vicepresidente del grupo Sifu: "Nunca había visto el currículum de 5 llanuras de mi padre". Más allá de la patronal catalana, Josep Lluís Rovira ha sido de todo y más: candidato en el Congreso de Diputados durante las elecciones de 1977, miembro de los consejos de la Cámara de comercio de Barcelona y de Fomento del Trabajo, cónsul de Estonia, presidente del club catalán de Roma, miembro del comité organizador de los Juegos Olímpicos o Cruz de Sant Jordi, entre otros. "Si quieres sacar tiempo, lo sacas. Es culpa del empresario no tener tiempo y estar aislado", asegura.
"No vas bien si dedicas 12 horas a tu empresa"
Rovira (pare) entra en acción: "Tengo 76 años y estoy jubilado. He tenido muchas empresas y no me he dedicado nunca a cabeza". Rompiendo mitos, defiende que el empresario es aquel que tiene la idea, pone el dinero y se dedica totalmente. "El empresario lo recoge todo, yo me definiría como emprendedor que es el que tiene la idea", matiza. A pesar de que ha tenido más del 50% de alguna compañía, reconoce que no ha dirigido nunca cabe porque quería ser "el amo de su tiempo". "Es tu conciencia personal la que tiene que medir cuál es tu dedicación a la empresa. Ahora, no vas bien si dedicas 12 horas a tu empresa."
La Mili, la fórmula y el Rey
Con el pasado muy presente, Rovira recuerda que fue expulsado de la Mili por "antimilitarisme", afrontó un consejo de guerra y pasó dos días en una prisión ceutí. Poco después, trabajó en una compañía de seguros (6 años), trajo un hòlding de empresas (8 años) y trabajó para la multinacional alemana Freudenberg (8 años).
Después de 22 años como ejecutivo, decidió "crear, invertir y ayudar". Teniendo en cuenta que "el esfuerzo, la ética y la perseverancia ya se dan por supuesto", Rovira tiene muy claro cuál es la fórmula de éxito: tener clara la idea del proyecto, convertirlo en un business plan, calidad del producto y del servicio, buscar capital, contratar talento y después queda dirigir. En tres palabras: "calidad, motivación e ilusión". Fiel a su filosofía, todavía es consejero de una multinacional puntera en tecnología como la francesa Capgemini.
Como anécdota de vida, no se olvida de cuando compró un apartamento a la Villa Olímpico coincidiendo con los Juegos de Barcelona. Antes de que le dieran las escrituras, lo fue a ver y se encontró con el entonces Príncipe Felip "en calzoncillos" haciendo una cabezada. "No me enrecordo ni de que le dije pero cuando bajé del piso, tenía seis policías rodeándome que me pidieron todas las acreditaciones", recuerda.
Cerebro, corazón y estómago
El público empresarial y emprendedor le ha preguntado y repreguntat. Rovira no ha dudado al contestarlo todo, incluso la pregunta del presidente de Grupo Hotusa, Amancio López, que no se ha querido perder la sesión: "Qué es la intuición y que tenemos que cambiar en un momento como el actual?" Pregunta, primera respuesta: "La intuición es clave en la toma de decisiones pero si tomas una decisión sólo con intuición, corres el riesgo de fallar". Pregunta, segunda respuesta: "La empresa que no cambia, muere. Ni todo el que has hecho hasta ahora está mal ni todo el que te ofrecen por el futuro está bien".
"La empresa que no cambia, muere. Ni todo el que has hecho hasta ahora está mal ni todo el que te ofrecen por el futuro está bien"
De cara al futuro, Rovira tiene las lecciones aprendidas: "Demasiada comunicación es incomunicación" y "Todos los trabajos mecánicos acabarán sustituidas por robots". De hecho, se calcula que el 50% de los lugares de trabajo desaparecerán en los próximos 25 años a pesar de que aparecerán de nuevos. A todo ello, defiende que la red y los móviles no conectan sino que aíslan a las personas.
En esta misma dirección, el expresidente de Pimec ha recordado su apuesta por una dirección general de presente y una de futuro encargada de la innovación, el marketing o la transformación digital. Para liderar una empresa, recomienda "equilibrar tres sensibilidades (cerebro, corazón y estómago) y no olvidar la intuición".
El sentido (menos) común
Dispuesto a hablar de todo, Rovira ha explicado, en clave política, que "es muy difícil que se resuelva el problema que hay en Cataluña con las elecciones del 21 de Diciembre". Augura que la situación será muy parecida al actual y que "sería razonable hacer un referéndum pactado" cogiendo el Reino Unido y Escocia como modelo.
Ahora bien, también critica que "todo el proceso ha sido doliendo para las empresas" debido a la inseguridad jurídica, las vagas o "el ruido". En el caso concreto de la EME, prefiere sacar el argumento político de la ecuación: "No está claro que fuéramos seguro los ganadores. Esto que se llama si no hubiera habido la DUI o el 155 habríamos ganado es falso y se empezará a poner de manifiesto".
Para concluir tanto en política como en empresa, ha dejado caer un nuevo aforismo: "La fórmula es aplicar el sentido común que es lo menos común de los sentidos".