El cultivo de arroz en el Delta se remonta en siglos atrás. De hecho, los romanos ya cultivaban esta planta en un emplazamiento único. Convertido en parque natural, es todavía una de las principales zonas de cultivo del Estado y entre sus canales han nacido proyectos empresarials de éxito a lo largo de los años. Uno de ellos es Nomen, que tiene los orígenes al siglo XIX y que hoy distribuye 35 millones de toneladas de arroz el año y factura más de 30 millones de euros. Entremedias, una historia de cambios de propiedades y supervivencia.
De los agricultores a Nomen
La semilla de lo que se conoce hoy como Nomen se remonta al 1860, cuando en el margen sur del Delta ya había 1.500 hectáreas dedicadas al arroz. Estos fueron los orígenes de las cooperativas que más adelante tendrían el control de la marca Nomen. "Los productores estaban muy disgregados y no estaban organizados, los industriales iban directamente a comprar al campo", explica el CEO de Nomen Foods, Enric Batlle.
Ya fue entrando en el siglo XX cuando se proyectaron la mayoría de canales de regadío, que permitían inundar los campos y se empezó a cultivar arroz en el margen norte, donde se estableció Nomen.
Batlle: "El arroz era uno bien muy escaso y preciado, la guerra había sido devastadora y la comida era crítica"
Aún así, Nomen no nace hasta el 1935, cuando el empresario Enric Nomen crea la marca. Justo antes del inicio de la guerra, hecho que marcó el futuro de la compañía. "La venta de arroz entonces se hacía con papelinas de papel, la gente iba a comprar en tiendas de víveres y llenaban las papelinas", destaca Batññe. Es por eso que Nomen siempre ha envasado su arroz en paquetes de papel hasta el día de hoy, un rasgo distintivo y que, además, ha ido alineado con la sostenibilidad. "El arroz era uno bien muy escaso y preciado, la guerra había sido devastadora y la comida era crítica", añade.
En aquellos primeros años de Nomen aparecieron en el Delta las primeras cooperativas de agricultores de la banda norte. El 1944 fueron Jesús y Maria y, en los 50, las cooperativas de Camarles y la Cava. El objetivo era trabajar unidos y poder tener más poder de influencia en los precios y las negociaciones con empresarios que compraban el arroz. Más adelante se verá la estrecha relación con Nomen.
Innovación y emprendeduría
"Enric Nomen era una persona muy inquieta y con una vocación empresarial muy importante. Hasta el 2000, desarrolló muchos productos", explica el CEO de Nomen Foods. Un ejemplo son los paquetes de fideuá, que creó en los 60. Hoy en día, venden más de 35.000 paquetes anuales: "En aquel momento no debía de vender nada y ahora nos hinchamos", enfatiza Batlle.
Harinas, sémolas o una amplia variedad de arroz van haciendo grande el catálogo de Nomen, que se convierte en la primera marca española en ofrecer la variedad de arroz redondo extra.
La pérdida de la empresa
A pesar del éxito de Nomen, llega un momento muy complicado. A finales de los años 90, la marca empieza a sufrir financieramente y su viabilidad está en riesgo. Hasta que Enric Nomen pierde el empresa y pasa a manos del Grupo Ebro, la principal multinacional española del arroz. Y el 2008, el mismo grupo adquiere SOS, la gran competencia de Nomen, y que también tenía dificultados.
Esta concentración lleva a intervenir al Tribunal de Competencia, que obliga a Ebro a desprenderse de una marca y decide soltar Nomen. Y aquí es donde aparecen las cuatro cooperativas anteriores, ya fusionadas como Arrossaires del Delta. En aquellos momentos, Arrossaires del Delta fabricaba sobre todo por otras marcas y como marca blanca. Pero los márgenes eran cada vez más pequeños y deciden hacer una apuesta para fabricar bajo su propia marca. Y entra a la negociación para adquirir Nomen, que se materializa el 2012. Así, Arrossaires del Delta absorbe Nomen y las otras marcas que había creado años anteriores: Segadores del Delta, más gurmet; y Bayo, para la restauración.
De cooperativa a empresa
"De repente, una cooperativa se encuentra con una marca potente que tiene el 25% de cuota de mercado Catalunya a y el 10 % a España. El primero que teníamos que hacer es profesionalizarnos", recuerda Enric Batlle . Y así lo hicieron en ámbitos cómo las negociaciones con las grandes superficies o el marketing.
En aquel momento, Arrossaires del Delta daba cobertura a un millar de productores de arroz y, además, tenía que gestionar la distribución de la marca. Por esto, el 2017 se decide separar la cooperativa de la gestión de Nomen. La cooperativa se queda con la producción y almacenamiento del arroz, mientras que Nomen se fija en la distribución. Aún así, Arrossaires controla el 90% de la empresa .
El salto a Francia
Con este paso la marca se profesionaliza y abren nuevos horizontes. Hasta entonces, Bayo se distribuía a través de Gallina Blanca, pero esto los hacía llegar a restaurantes de gamma media o baja. Con la Covid, deciden independizarse y trabajarlo por su cuenta, yendo a espacios de más nivel. Ahora, tienen una cuota del 20% del sector. También han apostado por la variedad de arroz carnaroli, muy bien valorada, y que por primera vez se cultiva en el Ebro.
Y ahora están inmersos en el desembarco a Francia, donde ya están presentes en supermercados de cadenas cómo Intermarché o SuperU. "En Francia hay muy poca producción de arroz y llegan muchos jugadores internacionales", resume Batlle. A lo largo de los años, algunas variedades de Nomen no salen solo del Delta, sino que las importan de la India o el Paquistan, cómo puede ser el Basmati.
Enric Batlle: "Nuestro compromiso con el territorio es muy alto"
Aún así, Batlle defiende la sostenibilidad de la marca, simbolizada con su envase de papel. "Nuestro compromiso con el territorio es muy alto, pero no sabes cómo medir este valor", asegura. Por eso, quisieron certificarse. Y se convirtieron en el primer fabricante de arroz a recibir la distinción B Corp (con una puntuación de 92,2 sobre 100), certificado creado a los Estados Unidos por poner en valor las empresas con un impacto positivo en el territorio.
Y ahora lo rematan con la nueva fábrica al Delta para producir el arroz precuit que se hace con un minuto. Pero, a diferencia del resto, lo hacen con envases de vidrio. "Nuestro compromiso con la natura y el territorio tiene que ser muy alto, tenemos que ser espejo por empresas que se sumen a este movimiento", finaliza Batlle.