El lunes 1 de julio entra en vigor la nueva norma de calidad del pan, con la que se pretende dar más seguridad al consumidor sobre un producto cuyo consumo ha bajado un 50% en los últimos 20 años. La normativa actualiza la vigente, de 1984, y su primer efecto es que habrá más diversidad de panes por los cuales se paga el IVA superreducido (4%), puesto que amplía la definición de "pan común" e incluye productos elaborados con harinas diferentes a la de trigo. A parte, se ha limitado la cantidad de sal que tiene que tener el pan común –1,31 gramos por cada 100–, lo cual avanza lo que será una obligación a partir de 2022.
El consumidor tendrá, además, más seguridad sobre lo que adquiere y, por ejemplo, para que un pan se pueda denominar integral, tendrá que estar elaborado con el 100% de variedades integrales; si es sólo un porcentaje, habrá que indicarlo. En la misma línea, para poder denominarse "multicereal" o "de demasiada madre" tendrá que cumplir estrictamente con los requisitos de una norma que fue publicada en el Boletín Oficial del Estado del pasado 11 de mayo.
Esta norma de calidad ha sufrido cambios sustanciales respecto a su primer borrador y no ha suscitado unanimidad en el sector del pan industrial, muchas de las empresas del cual se han visto obligadas a reformular recetas o dejar de usar determinadas denominaciones comerciales.