En la década de los noventa, bajo los gobiernos sucesivos de FelipeGonzález y JoséMaríaAznar, el Estado asumió una doctrina que recomendaba que las empresas estratégicas tuvieran un núcleo duro de accionistas que dieran consistencia al accionariado y que fueran de confianza. De esta manera, las principales entidades financieras de España reforzaron sus posiciones en el capital de empresas como Repsol, Gas Natural (hoy Naturgy) o Telefónica. Realmente, quienes tuvieron más protagonismo fueron “la Caixa” y el BBVA, dado que al Santander no le gustaban mucho estas aventuras industriales, que en décadas anteriores habían traído algunos disgustos.
La política de inversiones industriales estratégicas de la banca duró bien una década, hasta que las tendencias comenzaron a cambiar y los bancos pensaron que debían dedicarse solo a hacer banca. Una de las razones fue la evolución de las normativas de solvencia, conocidas como Basilea-II y Basilea-III, que penalizaban mucho en el balance de los bancos todas estas inversiones industriales. Desde entonces, los principales protagonistas de aquellos núcleos duros, “la Caixa” y BBVA, han ido replegándose de manera gradual y cada vez tienen menos peso en el mundo industrial.
La política de inversiones industriales estratégicas de la banca duró bien una década
Pero ahora parece que la ley del péndulo se está manifestando y algunas entidades vuelven a hacer crecer sus inversiones en empresas cotizadas. La diferencia de esta etapa con la anterior es que una de las entidades mencionadas, “la Caixa”, ahora tiene un brazo inversor desvinculado del banco y se lo puede permitir; hablamos de la dualidad entre CaixaBank, un banco convencional, y su máximo accionista (32%), la Fundación Bancaria “la Caixa”, que no está sometida a las restricciones del sector bancario. Esto está permitiendo que el vehículo mediante el cual la nueva Caixa canaliza sus inversiones, Criteria, se esté rearmando construyendo una cartera de participadas realmente interesante. Por cierto, esta agresiva política de compras ha coincidido con la entrada de un nuevo máximo responsable en Criteria, ya que desde el pasado mes de enero el consejero delegado del vehículo inversor es Ángel Simón Grimaldos (1957), presidente de Agbar.
Lo cierto es que, más que reverdecer el laurel de los núcleos duros del siglo pasado, el principal objetivo de IsidreFainé es conseguir papel que le aporte buenos dividendos para llenar los presupuestos de la fundación, que hace un puñado de años dedica unos 500 millones de euros anuales a la obra social. Si repasamos las últimas inversiones realizadas, comprobamos que la cartera no para de crecer. En primer lugar, Fainé acudió con prestancia al auxilio de Telefónica cuando el Estado lo pidió. Si las administraciones públicas adquirieron un 10% del capital de la compañía de telecomunicaciones, Criteria entró con un 5%, con vistas a situarse pronto en el 10% para hacer de contrafuerte del país.
La oportunidad que Fainé no dejó pasar fue la salida a bolsa de la compañía de cosmética Puig, que ejecutó una OPV y una OPA simultáneas para debutar en el mercado. En esta ocasión, Criteria adquirió un 3%. En medio de todo esto, la histórica Naturgy ha sido objeto de una opa por parte de Taqa, la compañía energética de bandera de Abu Dhabi. Esta opa por el 100% del capital tiene apoyo de Criteria -que ya era accionista- con lo que es posible que una vez finalice, ambas entidades, Taqa y Criteria, se repartan la participación.
Un clásico dentro de la cartera de “la Caixa” siempre había sido la inmobiliaria Colonial, con orígenes en el Banco Hispano Colonial. Después de muchas entradas y salidas a lo largo de los años, ahora Criteria ha invertido 622 millones de euros en la ampliación de capital de Colonial y llegará a un 17% de participación. Quizás la operación que más ha sorprendido en los últimos tiempos ha sido la inversión de 983 millones de euros para comprar el 9,4% del capital de ACS por parte del vehículo inversor de la FB “la Caixa”, lo que sitúa a la entidad catalana como uno de los principales accionistas de la constructora, solo por detrás de su presidente y fundador, FlorentinoPérez, que atesora un 14%. En el podio de principales accionistas también figuran unos viejos conocidos como los Albertos, que acumulan entre todos entre el 5,5% y el 9% del capital, según la fuente consultada. Muy probablemente, el sentido de la operación viene marcado por la creación de un núcleo duro de confianza ante la difícil sucesión de Pérez cuando ya no esté.
La operación que más ha sorprendido en los últimos tiempos ha sido la inversión de 983 millones de euros para comprar el 9,4% del capital de ACS
En los últimos días también se han reportado contactos para que Criteria haga otra inversión patriótica, en este caso para minimizar o eliminar el poder húngaro (y de rebote, ruso) en la empresa Talgo, que se podría considerar estratégica y ahora mismo está siendo opada por Magyar Vago, un fabricante de trenes de ese país del este de Europa.
Pero si Fainé guarda munición para alguna operación, esta sería la eventual compra de Agbar, que parece que después de la fusión entre las compañías francesas Veolia y Suez es candidata a ser vendida. La compra por parte de la Fundación Bancaria “la Caixa” o del holding Criteria se haría con el importe que ha cobrado o está pendiente de cobrar por la venta de las acciones de Suez, unos 730 millones de euros.