Dirigir por amor

En tiempo de teletrabajo y distancia, hay que recordar que mucha gente que lleva equipos de personas se olvida de dar el reconocimiento y el afecto necesario

Dirigir por amor es que las personas se diviertan en el trabajo | iStock
Dirigir por amor es que las personas se diviertan en el trabajo | iStock
Redacción VIA Empresa & Marlex Human Capital
Barcelona
17 de Noviembre de 2020
Act. 18 de Noviembre de 2020

Nos gustan los candidatos que salen del mapa, personas que destacan por su autenticidad y potencial, no por su experiencia. La experiencia está sobrevalorada, y es una enfermedad que se cura con el tiempo.

Sobre todo con autonomía y confianza. El niño pequeño que aprende a ir en bicicleta, y que algún día puede convertirse en ciclista profesional, necesita que tarde o temprano le saquen sus rodetes de seguridad y le dejen correr libre. Y si es más pronto que tarde, mejor. Cuánta más confianza y autonomía se de a los profesionales en la empresa, más grande es el retorno.

Retención de talento es estimar: para dirigir personas, primero las tienes que conocer y después las tienes que querer. Querer es aceptar los puntos de mejora que todo el mundo tiene y centrarse en los puntos fuertes. Fijar la atención en los puntos débiles y obsesionarse con estos no es positivo ni para la empresa ni para el trabajador, porque no permite avanzar.

El día de mañana se hablará de dirección por amor, porque el reconocimiento es la gasolina del siglo XXI; pero también el eterno olvidado: mucha gente que lleva equipos de personas se olvida de dar el reconocimiento y el afecto necesario. Y una persona trabaja por el salario porque lo necesita para vivir, pero este es sólo un factor higiénico, no es un factor motivador. Motivación es que el trabajo muy bien hecho sea reconocido.

"El día de mañana se hablará de dirección por amor: el reconocimiento es la gasolina del siglo XXI, pero también el eterno olvidado"

Y estimar y dirigir por amor también consiste en celebrar, al celebrar las pequeñas victorias del día a día. Dirigir por amor es que las personas se diviertan en el trabajo. Si no lo hacemos, no seremos nunca una empresa singular. Y si no somos una empresa singular nunca seremos una empresa atractiva.

También tenemos que entender que las empresas atractivas trabajan en grupo, en equipo, porque los seres humanos tenemos una necesidad vital de trabajar en colectivo. Las empresas no se organizan por personas o departamentos, sino por equipos. Y las candidaturas que aplican para entrar en una empresa quieren saber si hay una cohesión real entre el equipo de trabajo, es decir, si esta necesidad social será satisfecha.

Porque, al fin y al cabo, la vida se basa en tres pilares fundamentales: El primero, la relación con la familia. El segundo, la relación con el grupo humano de tus amigos. Y el tercero es la relación con el grupo humano del lugar donde trabajas, que es donde pasas un tercio de tu vida. Como empresas de éxito, no nos podemos permitir que el talento no disfrute del trabajo y de las personas con quienes trabaja para llegar a sus objetivos.