Fue en 1945 cuando dos jóvenes emprendedores, Jaume Victori y Lluís Oliva, fundaron un pequeño taller de reparación y mantenimiento de maquinaria en un local céntrico de Manresa. Fueron los inicios de Oliva Torras, convertido hoy en un grupo industrial líder especializado en el sector del metal, con la innovación como bandera y altamente internacionalizado.
Lo que empezó cómo una actividad muy vinculada a la industria textil, ha ido evolucionado hasta la actualidad, donde son los responsables de construir el interior de los nuevos metros de Milán o de producir e instalar las máquinas de los aparcamientos de los centros comerciales más grandes de Ciudad de México.
Detrás de este éxito, hay una empresa con dos familias al frente, representadas por los dos consejeros delegados, que siempre han mantenido la buena sintonía a pesar de las crisis lógicas que ha ido viviendo Oliva Torras.
Un pequeño taller en el corazón de Manresa
Ramon Mandaña, consejero delegado de Oliva Torras, explica que en los inicios del taller se daba servicio sobre todo a la industria textil, que dominaba aquella época. El negocio daba trabajo entonces a unas ocho personas. Así fueron pasando los años, pero el sector textil iba perdiéndose.
"Cuando fue desapareciendo, se hizo el primer cambio importante de modelo de Oliva Torras. Se decidió cambiar el rumbo porque los clientes se acababan", explica Sebastià Catllà, el otro consejero delegado. Entonces se abrieron dos posibilidades: convertirse en una fábrica de grandes series para la automoción o una de pequeñas y medianas series para dedicarse especialmente al mundo de las subcontrataciones. Y se apostó por la segunda.
Ramon Mandaña: "Fuimos muy pioneros y nos modernizamos mucho"
"En los años 70 nos fuimos especializando en chapa fina y construcción de muebles metálicos", destaca Mandaña. Para conseguirlo, siempre apostaron por la innovación, adquiriendo máquinas prácticamente únicas en aquel momento: "Fuimos muy pioneros y nos modernizamos mucho". Fue en 1973 cuando adquirieron unos terrenos industriales en Manresa, desde donde todavía fabrican para todo el mundo en una planta que ya suma 30.000 metros cuadrados.
Hasta los años 90 se mantuvo esta actividad, trabajando por sectores como el mobiliario urbano, el transporte, los juegos recreativos o equipos de climatización. Siempre para terceras empresas que los contrataban.
La amenaza china
Pero a partir del 2000 la cosa empezó a cambiar. Cómo pasó con la desaparición de la industria textil, ahora la globalización afectaba el sector del metal. "Empezamos a prever que el modelo de negocio podía verse en peligro. Se pasó de moda la deslocalización a países del este y a China y sufrimos un poco", recuerda Mandaña.
Muchos de los clientes históricos iban a buscar el material a otros lugares más baratos. Entonces, Oliva Torras tenía un centenar de trabajadores y su fábrica tenía 15.000 metros cuadrados. Espóiler: hoy son más de 500 empleados y la facturación supera los 50 millones de euros.
Mientras muchas empresas sufrían gravemente las consecuencias de la deslocalización, Oliva Torras exploró otras oportunidades y vías. Y lo encontró en la fabricación de productos propios. Ya no se centraban tanto en la subcontratación, sino en diseñar, fabricar y distribuir sus productos. "Hubo una oportunidad y se salió adelante. Si no, hoy seríamos una empresa mucho más pequeña", reconoce Catllà.
Vehículos refrigerados, juegos recreativos o parkings
Y la evolución fue impresionante. En 2005 empezaron en el negocio de diseño y soluciones para el montaje de compresores de vehículos refrigerados. En 2007 crearon una nueva compañía dedicada a la maquinaria electrónica de máquinas de juegos recreativos (ruleta, blackjack...). En 2011 incorporaron una empresa al grupo vinculada a las máquinas de parking y parquímetros (de hecho, años atrás ya se habían encargado de todos los parquímetros de Barcelona, pero a través de una subcontratación). En 2012, se especializaron en la ingeniería de interiorismo de trenes, metros y tranvías.
Cuatro áreas de negocio que los han hecho crecer exponencialmente y que tienen una facturación similar. Y el 50 % de las ventas se hacen al exterior. En el sector de los vehículos refrigerados son líderes en Europa y ahora han comprado una empresa en Estados Unidos para extenderse por el continente.
Ramon Mandaña: "La diversidad de negocios es una de las claves del éxito"
Cuatro áreas de negocio muy diferentes, a las que se le tiene que sumar la histórica de subcontrataciones, y con pocas cosas en común. Además, con competidores diferentes por todo el mundo en cada una. Pero fue su apuesta y salió bien. "En épocas de crisis, siempre hay algún sector donde no se nota tanto. Esto te permite que en momentos complejos, alguna línea de negocio se pueda mantener", destaca Catllà. El inconveniente, añade, es que no es sencillo ser líderes en ámbitos tan diferentes.
"La diversidad de negocios es una de las claves del éxito. No depender nunca de un sector", sentencia Mandaña.
De Manresa al mundo
Oliva Torras cuenta con una fábrica de 30.000 metros cuadrados en Manresa, una referencia dentro del sector en Europa por su tecnología y capacidad de producción. Desde la capital del Bages exportan por todo Europa, Oriente Medio, África y Latinoamérica. Casi toda la producción del grupo se hace desde esta planta, a pesar de que ahora también fabrican desde Estados Unidos, con la compra de una nueva planta en el sector de la refrigeración de vehículos. Además, la división dedicada a los aparcamientos tiene filiales en México, Estados Unidos y Perú.
Así, son muchos los proyectos con sello manresano que llegan a todo el mundo. Por ejemplo, han equipado con maquinaria propia los aparcamientos de los tres centros comerciales más grandes de Ciudad de México, que llegan a gestionar 2,5 millones de visitantes al mes. También se han encargado de construir el interior de los nuevos metros de la ciudad de Milán, desde el diseño hasta la fabricación. También han trabajado por ciudades cómo Copenhague, Lima o Florencia y para empresas cómo Hitachi, Siemens o Talgo.
De hecho, a través de Hitachi se encargarán de sustituir el compuesto de los interiores de los tranvías de Turín por aluminio, un material 100% reciclado. De momento equiparán treinta unidades, con la posibilidad de llegar a las setenta.
La fuerza del Bages
Manresa y el Bages ha sido históricamente una de las comarcas industriales por excelencia en Cataluña. El 2009, el cierre de Pirelli supuso un golpe duro para la comarca.
"El Bages continúa siendo una zona industrial importante, que ha ido invirtiendo y evolucionando", asegura Catllà, que enfatiza: "Entre todos tenemos que intentar que el Bages continúe siendo un referente metalúrgico e industrial. Hay otras empresas familiares que también están obteniendo un buen reconocimiento internacional. Somos capaces de fabricar productos para cualquier lugar del mundo".
Empresarios, pero ingenieros
"La innovación ha sido clave". Así de contundente se muestra Ramon Mandaña, que destaca que, a pesar de que algunos negocios que han impulsado no han salido bien, siempre han mantenido el espíritu emprendedor e innovador.
Uno de los secretos de esta vocación tecnológica es la formación de ingenieros de los dos consejeros delegados. "Somos perfiles de empresarios industriales, no especialmente financieros. También buscamos la rentabilidad, pero sobre todo una fábrica muy muy equipada", destacan. "Siempre que sale una nueva tecnología que nos puede ayudar a ser más competitivos, hemos creído y hemos invertido. Es una inversión continua para estar a la última", recalcan.
Ahora que se habla tanto de la industria 4.0, desde Oliva Torras es una apuesta con la que hace años trabajan e incorporan. La digitalización, la inteligencia artificial o la obtención de todo tipo de datos son un pilar en la fábrica de Manresa.
La historia de un linaje familiar
Oliva Torras es una empresa familiar, pero una de las características que la hace especial es que está en manos de dos familias. "No es habitual, mucha gente nos pregunta cómo lo hacemos", ironiza Mandaña, que reconoce: "Lo habitual es que haya disputas, etc. Pero nosotros tenemos dos perfiles similares, trabajamos mucho, no hay envidias y somos buena gente".
"Somos dos familias muy avenidas con ganas de trabajar, con unos valores y una manera de hacer que nos han caracterizado. Somos gente seria y con humildad", destaca Catllà por su parte. Dos familias y un mismo destino.