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Papelmatic, el primer dispensador automático de papel del Estado se hacía en Catalunya

La empresa tiene sus orígenes en el siglo XIX, cuando un niño de 14 años se introdujo en el mundo de los traperos

Imma Fornt, actual directora general de Papelmatic |Cedida
Imma Fornt, actual directora general de Papelmatic |Cedida
Sant Cugat del Vallès
07 de Junio de 2021

En un viaje a Brasil a los inicios de los años 60, Pablo Fornt Balsach descubrió los dispensadores automáticos de papel para secar las manos. Con esta idea, fundó en 1965 Papelmatic en el barrio de Santos y se convirtió en la primera empresa en llevar al mercado español este dispositivo de higiene.

Casi 60 años después, la compañía familiar se ha especializado en todo aquello relacionado con la higiene y la desinfección y trabaja para clientes como Seat, Bon Àrea, Banco Sabadell o todos los hospitales del Instituto Catalán de la Salud. Productos que durante el último año se han popularizado, cómo los geles desinfectantes de manos o de superficies, tienen su sello.

Actualmente tienen más de 1.000 referencias de modelos de papel, productos de higiene personal cómo jabones, desinfectantes de todo tipo o equipamientos de protección personal. Además, el grupo cuenta con otras empresas dedicadas al asesoramiento y consultoría sobre higiene y de venta en linea.

De traperos al papel

Pero la historia de Papelmatic no empieza el 1965. Hay que remontarse a 1882: con 14 años, Pablo Fornt Valles llegó a Barcelona y empezó a trabajar en una trapería. Con 16, tuvo su primer carro y alquiló un local en el mismo barrio de Santos. Así, empezó una empresa de comercio de trapos con Francia, Inglaterra o Estados Unidos. Un negocio que continuó su hijo, Pablo Fornt Brunet.

"Mi bisabuelo y mi abuelo hacían compraventa de trapos a escala internacional", recuerda Imma Fornt, actual directora de Papelmatic. Fue su padre, Pablo Fornt Balsach, quién decidió cerrar el negocio de trapero y abrir Papelmatic, inspirado en su viaje a Brasil. Así nació la compañía a mediados de década de los 60.

Imma Fornt recuerda que en aquellos momentos era complicado importar productos a España. Por eso, se optó por fabricar los dispensadors automáticos aquí. "En España no existían", explica la directora de Papelmatics.

Del baño de un bar a la Seat

El padre de Imma empezó a recorrer localidades de Barcelona, con una maleta debajo el brazo, para enseñar el nuevo producto. Sobre todo en bares y restaurantes. "Cuando los veían, reían y les decían que eso no cabía en una mesa. Se pensaba que era para poner encima la tabla, para servilletas", recuerda. Pero aquel artefacto, anticipado en el tiempo, era para sustituir las toallas de algodón de los baños y se colgaban en la pared. Y empezaron a crecer en la hostelería.

El salto importante se produjo poco tiempo después, con la llegada de un cliente de gran magnitud que todavía mantienen. Un directivo de Seat iba habitualmente a un bar que tenía uno de estos dispensadores de Papelmatic. Se interesó por la máquina y decidió que la instalaría en su fábrica, para mejorar la higiene de los trabajadores. Así fue cómo se dio el paso a la industria.

Actualmente, los clientes de Papelmatic son principalmente la industria, el sector agroalimentario, espacios deportivos y ámbito hospitalario.

Crecimiento con los clientes

Papelmatic empezó a ampliar su catálogo de servicios a medida que detectaba las necesidades de los clientes. Primero fue el jabón líquido y más tarde el papel higiénico. Al cabo de un tiempo entraron al mundo sanitario y empezaron a fabricar papel para las camillas de hospitales, entre otros. Fue a los años 80 y la empresa se convirtió en pionera en la comercialización de estos productos para hospitales.

Imma Fornt: "Nos gusta tener la independencia como fabricante"

Todo siempre fabricado por ellos y también con algunas innovaciones, cómo un papel de celulosa de poliéster con fibras sintéticas que era más resistente para los ámbitos industriales. "Nos gusta tener la independencia como fabricante y que nos permite desarrollar productos a medida del cliente", explica Imma Fornt.

Ofrecen un abanico integral de todo aquello relacionado con la protección, la limpieza y la desinfección de superficie y procesos, desde el asesoramiento hasta los productos finales. El 1989 dejaron Santos y se trasladaron a una nave industrial de Cornellà , puesto que necesitaban más espacio por el crecimiento que estaban experimentando. Todo ello enfocado especialmente al mercado español, donde lideraban en varios ámbitos.

El papel de los Juegos Olímpicos

Un momento que recuerdan con orgullo en Papelmatic son los Juegos Olímpicos de Barcelona 92'. Fue una de las empresas seleccionadas como proveedor oficial del acontecimiento. "Se nos ofreció la oportunidad de dar todo el servicio a la Barcelona Olímpica, en los centros deportivos y la zona de la Villa Olímpica. Fue un punto de inflexión", explica la directora de la compañía.

Esto les otorgó un aumento del conocimiento de la marca, también en mercados exteriores cómo Rumanía, Bulgaria, Marruecos, Argentina o Emiratos Árabes. Un reconocimiento que les permitió hacer el salto internacional los años posteriores, cuando se sufría la crisis postolímpica en Barcelona y Catalunya. Incluso abrieron una empresa propia a Argentina, a pesar de que poco a poco volvieron a centrarse en el mercado español. Hoy en día tienen distribuidores oficiales por el norte de África, principalmente.

Papelmatic, innovación tecnológica

"Nuestra misión es ayudar la industria y sector hospitalario y de servicios a mejorar la higiene y desinfección de las personas que trabajan y de los procesos". Así resume Imma Fornt la filosofía de Papelmatic. Y es lo que les ha llevado a lanzar al mercado HygieneIN, una solución tecnológica por la gestión de la higiene en ámbitos profesionales.

A través de una aplicación, se pueden controlar consumos y el estado de edificios o máquinas, lo que ofrece información para planificar las limpiezas o desinfecciones de instalaciones. "Es un nuevo recurso para optimizar la higiene y limpieza corporativa, una oportunidad para cambiar la visión de escaso valor añadido que a menudo tenemos del sector y avanzar hacia la indispensable digitalización y mayor profesionalización", resume Fornt.

No es la única solución tecnológica de la compañía. También disponen de lo que se podría conocer como dispensadores de papel inteligentes, con el uso del Internet de las cosas. A través de sensores, se alerta de manera automática cuando se acabará un dispensador, sea de manera predictiva o por detecciones con tiempo real.

La casa del trapero y coronavirus

Uno de los valores que destacan desde Papelmatic es la responsabilidad social corporativa. De hecho, el bisabuelo del Imma, construyó en los años 20 un gran edificio de 300 viviendas para acabar con el barraquismo y que se denominó la casa del trapero. Una voluntad de solidaridad que también han ofrecido los actuales responsables de la empresa, con donaciones de material para hacer frente al coronavirus.

Y es que la pandemia ha significado un crecimiento de la actividad por Papelmatic. Han pasado de una facturación de 7,6 a 8,3 millones de euros del 2019 al 2020 y, este año, esperan llegar a los 9. "Ha sido un año de mucho trabajo, difícil", reconoce Fornt. Desde el inicio empezaron a hablar con proveedores para disponer de aquellos materiales imprescindibles, cómo guantes, mascarillas o desinfectantes. "No había", recuerda.

Papelmatic es el proveedor principal del Instituto Catalán de la Salud y de sus hospitales, por lo cual su función era imprescindible. "Desde el primer momento dimos prioridad al sector hospitalario, que ningún cliente nuestro de hospital se quedara sin material. Y también la industria alimentaria", explica.

En junio pasado decidieron invertir en una máquina para fabricar mascaretes y en un laboratorio blanco a su nave. El objetivo era que ningún hospital se quedara sin estos productos esenciales.