Combinar máxima calidad con tradición, modernidad e innovación. Esta es la premisa del Pastorcillo de la Segarra, una empresa familiar de Sant Guim de Freixenet que ha conseguido situarse como la referencia de los productos lácteos premium. Al frente de la compañía hay Teresa Vallès y Xavier Pont, un matrimonio que ha convertido una pequeña producción artesanal de requesón en una empresa que cerró el 2015 con 13,5 millones de euros de facturación y 54 trabajadores. La sexagésima de referencias con las que cuenta ahora su portfoli los obliga a mantener una producción diaria equivalente a 400.000 unidades del típico envase de yogur de 125g. Alimentan una vía lácteas que empezó en la provincia de Lleida y que ya ha llegado, de momento, hasta Hong Kong.
Pastorcillo es una de las empresas catalanas presentes a la nueva edición de la Feria Alimentaria, que empieza este lunes en Barcelona. Un certamen que no es nuevo para la compañía. " hemos sido siempre desde que somos al mercado. Incluso cuando éramos más pequeños íbamos de la mano de los distribuidores", explica Teresa Vallès a VÍA Emprendida. Esto significa que han vivido muchas ediciones de la Alimentaria. No va, Pastorcillo nació el 1992 casi de la casualidad. Una familia de actividad agrícola y ganadera que empieza a hacer requesón con la leche de cabra, más complicada de vender. Un requesón artesanal, hecho en casa, con tanta buena acogida entre amigos y restaurantes de la zona que animó la familia a crear una pequeña quesería.
Las oportunidades de la crisis
Requesón, queso fresco y yogur natural fueron los principales productos de Pastorcillo hasta el 2010, momento en el que inauguraron unas nuevas instalaciones que los han permitido dar un paso adelante y ampliar el portfoli con todo tipo de productos innovadores como los caprichos de yogur. Disponer de una gama más amplia de productos los permitió "empezar la gran distribución a escala nacional, y al 2013 empezar a exportar", recuerda Vallès.
"Por nosotros los años de crisis fueron años de oportunidades porque disponíamos de una oferta diferenciada", añade. En unos momentos donde la gran distribución necesitaba un estímulo de compra ante el freno del consumo, "dieron la oportunidad a productos como los nuestros de tener un espacio en este gran escaparate. Así empezamos a tener presencia a los lineales, la gente lo fue probando y fue convenciendo para ir ganando más espacio". Por Teresa Vallès, la línea que mejor expresa el que representa Pastorcillo son "los caprichos de yogur, que es lo más innovador. Pero todas las gamas son una oferta muy diferenciada de la categoría de lácteos que había".
Y un golpe más, la Feria Alimentaria se cruza en este punto con la trayectoria de la familia Pont. "La edición del 2012 marcó un antes y uno después, porque es donde presentábamos todas las novedades y la imagen corporativa, fue la presentación en sociedad del nuevo Pastorcillo". Esta exposición de una oferta diferenciada "nos hizo atractivos y visibles por los mercados extranjeros. La exportación la empezamos a través de los contactos hechos a la feria".
Por Vallès, era el momento idóneo para hacer un cambio de imagen corporativa "que transmitiera nuestros valores de fusión de artesanía e innovación". Hasta entonces, recuerda, "hacíamos productos muy buenos, pero muy básicos. Queríamos dar un paso más con productos de más valor añadido, como los caprichos de yogur".
El aterrizaje en Hong Kong
La expansión de los últimos cinco años a Pastorcillo los ha permitido crecer a un ritmo de dos dígitos. Para el 2016 prevén un aumento del 18% en la facturación. Todo y la espectacularidad de la cifra, según Teresa Vallès son números "bastante prudentes"; mientras señala el largo recorrido que todavía tienen tanto a escala nacional como internacional. Suiza, Austria, Dinamarca, la República Checa, Suecia, Finlandia, Bélgica o Alemania son algunos de los mercados donde han introducido su combinación de innovación y artesanía.
Ahora, pero, también llegan a la China. Vallès recuerda con simpatía como la última edición de la Alimentaria, al 2014, se los acercó una chica china para conocer sus productos. "En Hong Kong hay una gran tendencia por la gastronomía mediterránea, pero nosotros no pensábamos en este mercado", reconoce haciendo referencia a la condición de fresco de su producto, más fácilmente exportable a mercados cercanos como el europeo.
Xavier Pont y Teresa Vallès comparten matrimonio y dirección de la empresa.
A pesar de que en aquella zona no son consumidores habituales de lácteos, "nos dijo que no sólo quería vender los productos en Hong Kong, sino que quería montar el Yogur-Bar Pastorcillo". Al principios, confiesa Vallès, la idea los va sobtar, pero "estaba tan entusiasmada que nos animamos". Ahora ya hay dos tiendas donde el producto llega en avión refrigerado y se ofrece a un precio de venta por unidad de yogur alrededor de los ocho euros. "Es un precio que está soportando el coste adicional del transporte. Hong Kong es un mercado que asume que los productos de aquí son más caros", explica Vallès.
Distribuir la innovación
Vallès detalla que actualmente el canal tradicional representa un 20% de sus ventas. Una distribución que mantienen ellos mismos en la zona de Lleida y que al resto del país encargan a distribuidores. El gran volumen de negocio, pero, se concentra en el gran consumo, que ya representa casi el 60% de la facturación de Pastorcillo. El resto, indica, se dirige al canal profesional, donde hacen "productos a medida que son materia primera para helados o salsas".
Su producto innovador los ha situado como referencia en la alimentación gurmet, y de hecho forman parte del clúster Cataluña Gourmet, dentro del programa de Acción Cataluña Clústeres. Ahora bien, Vallès señala que este calificativo proviene más de la percepción que ofrecen. "Nosotros no utilizamos mucho este concepto; la presentación del producto y su contenido ya permiten que la gente lo posicione muy bien", asegura. Vallès no se muestra preocupada porque muchas marcas quieran apropiarse de este calificativo. Al fin y al cabo, destaca, "el importante es que el producto responda a las expectativas".
Sea como fuere, conseguir un producto de alta calidad requiere también en el caso de Pastorcillo prestar mucha importancia a la innovación. "Nuestro concepto de innovación es diferente del que tiene una empresa tecnológica. Nosotros lo aplicamos y la integramos a todos los ámbitos de la empresa, es el que nos ayuda a pensar mejor los cambios", define Vallès.
La dirigente de Pastorcillo asegura que viven la innovación "como una manera de hacer diferente, que nos permite avanzar y adaptarnos a los cambios". Y es que los pequeños cambios son sabrosos. O eran poderosos?
Pastorcillo es una de las empresas catalanas presentes a la nueva edición de la Feria Alimentaria, que empieza este lunes en Barcelona. Un certamen que no es nuevo para la compañía. " hemos sido siempre desde que somos al mercado. Incluso cuando éramos más pequeños íbamos de la mano de los distribuidores", explica Teresa Vallès a VÍA Emprendida. Esto significa que han vivido muchas ediciones de la Alimentaria. No va, Pastorcillo nació el 1992 casi de la casualidad. Una familia de actividad agrícola y ganadera que empieza a hacer requesón con la leche de cabra, más complicada de vender. Un requesón artesanal, hecho en casa, con tanta buena acogida entre amigos y restaurantes de la zona que animó la familia a crear una pequeña quesería.
Las oportunidades de la crisis
Requesón, queso fresco y yogur natural fueron los principales productos de Pastorcillo hasta el 2010, momento en el que inauguraron unas nuevas instalaciones que los han permitido dar un paso adelante y ampliar el portfoli con todo tipo de productos innovadores como los caprichos de yogur. Disponer de una gama más amplia de productos los permitió "empezar la gran distribución a escala nacional, y al 2013 empezar a exportar", recuerda Vallès.
"Por nosotros los años de crisis fueron años de oportunidades porque disponíamos de una oferta diferenciada", añade. En unos momentos donde la gran distribución necesitaba un estímulo de compra ante el freno del consumo, "dieron la oportunidad a productos como los nuestros de tener un espacio en este gran escaparate. Así empezamos a tener presencia a los lineales, la gente lo fue probando y fue convenciendo para ir ganando más espacio". Por Teresa Vallès, la línea que mejor expresa el que representa Pastorcillo son "los caprichos de yogur, que es lo más innovador. Pero todas las gamas son una oferta muy diferenciada de la categoría de lácteos que había".
Y un golpe más, la Feria Alimentaria se cruza en este punto con la trayectoria de la familia Pont. "La edición del 2012 marcó un antes y uno después, porque es donde presentábamos todas las novedades y la imagen corporativa, fue la presentación en sociedad del nuevo Pastorcillo". Esta exposición de una oferta diferenciada "nos hizo atractivos y visibles por los mercados extranjeros. La exportación la empezamos a través de los contactos hechos a la feria".
Por Vallès, era el momento idóneo para hacer un cambio de imagen corporativa "que transmitiera nuestros valores de fusión de artesanía e innovación". Hasta entonces, recuerda, "hacíamos productos muy buenos, pero muy básicos. Queríamos dar un paso más con productos de más valor añadido, como los caprichos de yogur".
El aterrizaje en Hong Kong
La expansión de los últimos cinco años a Pastorcillo los ha permitido crecer a un ritmo de dos dígitos. Para el 2016 prevén un aumento del 18% en la facturación. Todo y la espectacularidad de la cifra, según Teresa Vallès son números "bastante prudentes"; mientras señala el largo recorrido que todavía tienen tanto a escala nacional como internacional. Suiza, Austria, Dinamarca, la República Checa, Suecia, Finlandia, Bélgica o Alemania son algunos de los mercados donde han introducido su combinación de innovación y artesanía.
Ahora, pero, también llegan a la China. Vallès recuerda con simpatía como la última edición de la Alimentaria, al 2014, se los acercó una chica china para conocer sus productos. "En Hong Kong hay una gran tendencia por la gastronomía mediterránea, pero nosotros no pensábamos en este mercado", reconoce haciendo referencia a la condición de fresco de su producto, más fácilmente exportable a mercados cercanos como el europeo.
Xavier Pont y Teresa Vallès comparten matrimonio y dirección de la empresa.
A pesar de que en aquella zona no son consumidores habituales de lácteos, "nos dijo que no sólo quería vender los productos en Hong Kong, sino que quería montar el Yogur-Bar Pastorcillo". Al principios, confiesa Vallès, la idea los va sobtar, pero "estaba tan entusiasmada que nos animamos". Ahora ya hay dos tiendas donde el producto llega en avión refrigerado y se ofrece a un precio de venta por unidad de yogur alrededor de los ocho euros. "Es un precio que está soportando el coste adicional del transporte. Hong Kong es un mercado que asume que los productos de aquí son más caros", explica Vallès.
Distribuir la innovación
Vallès detalla que actualmente el canal tradicional representa un 20% de sus ventas. Una distribución que mantienen ellos mismos en la zona de Lleida y que al resto del país encargan a distribuidores. El gran volumen de negocio, pero, se concentra en el gran consumo, que ya representa casi el 60% de la facturación de Pastorcillo. El resto, indica, se dirige al canal profesional, donde hacen "productos a medida que son materia primera para helados o salsas".
Su producto innovador los ha situado como referencia en la alimentación gurmet, y de hecho forman parte del clúster Cataluña Gourmet, dentro del programa de Acción Cataluña Clústeres. Ahora bien, Vallès señala que este calificativo proviene más de la percepción que ofrecen. "Nosotros no utilizamos mucho este concepto; la presentación del producto y su contenido ya permiten que la gente lo posicione muy bien", asegura. Vallès no se muestra preocupada porque muchas marcas quieran apropiarse de este calificativo. Al fin y al cabo, destaca, "el importante es que el producto responda a las expectativas".
Sea como fuere, conseguir un producto de alta calidad requiere también en el caso de Pastorcillo prestar mucha importancia a la innovación. "Nuestro concepto de innovación es diferente del que tiene una empresa tecnológica. Nosotros lo aplicamos y la integramos a todos los ámbitos de la empresa, es el que nos ayuda a pensar mejor los cambios", define Vallès.
La dirigente de Pastorcillo asegura que viven la innovación "como una manera de hacer diferente, que nos permite avanzar y adaptarnos a los cambios". Y es que los pequeños cambios son sabrosos. O eran poderosos?
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